A finales de junio de 2016, apenas días después de haber ganado una de las Finales de la NBA más emocionantes y significativas en lo histórico, David Griffin, quien entonces fungía como gerente general de los Cleveland Cavaliers, reunió a su equipo de trabajo y les dio una instrucción: Exploren maneras de conseguir a Kevin Durant.
Todos sabían en ese momento que, incluso conseguir una reunión con Durant era una posibilidad muy remota. Tendrían que despachar a la mayoría del roster armado alrededor de LeBron James a fin de adquirirlo. Aunque al menos, tenían que hacer las gestiones de diligencia debida. En aquél entonces, había el temor cada vez mayor de que Durant terminaría, en realidad, uniéndose a los Golden State Warriors, quienes acababan de concluir una temporada de 73 victorias y de quedar con el corazón roto a expensas de James y los Cavaliers. Todos entendían lo que semejante incorporación causaría dentro del panorama competitivo de la liga.
“No creo que puedas llegar a soñar suficientemente en grande en la NBA”, afirma ahora Griffin a la hora de recordar esa reunión. “Hay que hacer el ejercicio”.
El pase de Durant ha rondado mi mente (y las mentes de muchos personeros ligados a la NBA) más de lo usual (¡lo siento, KD!) a raíz de la eliminación de los playoffs sufrida por LeBron, siendo la primera ocasión que esto sucede desde 2005. ¿Ese fracaso impacta el legado de LeBron? Cuando hacemos esa pregunta, realmente estamos consultado si esta eliminación perjudica los argumentos para considerar a James el jugador más grande de la historia del baloncesto, superando a Michael Jordan. (Se podrían nominar otras figuras, como Kareem Abdul-Jabbar, Wilt Chamberlain, Bill Russell, por mencionar algunas; pero en la mayoría de los debates, la discusión se reduce a Jordan o James).
Jordan no quedó fuera de los playoffs hasta su fase con los Washington Wizards, cuando ya se acercaba a los 40 años de edad, la cual hemos concordado que, por alguna razón, no debería realmente ser tomada en cuenta. Magic Johnson, Larry Bird, Bill Russell y Tim Duncan nunca quedaron eliminados. Duncan jugó la totalidad de su carrera en una muy superior Conferencia del Oeste.
James consiguió ocho apariciones consecutivas en las Finales de la NBA contra equipos que podrían ser considerados de segunda categoría. Un año jugando en la verdadera conferencia y terminará en la lotería. Eso parece ser algo grave.
LeBron no está libre de culpas por el fracaso sufrido por la organización de los Lakers; sin embargo, no estoy seguro de que un periodo con marca 4-8 debería tener mucho peso (si es que debe tener alguno) a la hora de determinar su lugar dentro de la historia del baloncesto. Y ese es el verdadero tema que nos ocupa aquí: el récord de los Lakers con James dentro de la alineación después se su regreso tras sufrir una lesión y antes de que dejaran ir sus aspiraciones en la actual temporada tras la derrota sufrida el pasado lunes a manos de los LA Clippers. Una súper estrella que envejece y que viene de sufrir la primera lesión seria de su carrera, quien claramente sigue en proceso de recuperar la plenitud de su condición física, no puede ser capaz de llevar un roster mal concebido a los playoffs.
Antes de la lesión, los Lakers se encontraban enrumbados a hacerse con un puesto medio en la clasificación a los playoffs. Eso estaba bien para una súper estrella de 34 años con más de 56,000 minutos jugados de por vida en su haber, quien juega en la Conferencia del Oeste sin un compañero All-Star. Hubo una ocasión en la cual James podía hacer mucho más por cuenta propia. Todos recuerdan el equipo de Cleveland que James cargó hasta llevarlos a las Finales de 2007; sin embargo, hay que recordar aquellos Cavaliers de 2008-09, con récord 66-16.
Vaya. Podemos argumentar que ese roster se compaginaba mejor con LeBron en comparación a la plantilla actual de los Lakers, al menos en lo que respecta a las aspiraciones que teníamos sobre los equipos en la categoría de enceste en 2009 contra las de 2019; no obstante, tampoco fue un caso en el cual se adelantaron demasiado a su época.
Aquellos Cavaliers superaron a los rivales por 14.8 puntos por cada 100 posesiones con LeBron presente en la cancha y perdieron en los minutos sin LeBron en acción por margen de 7.9 puntos por cada 100 posesiones. La brecha entre ambas cifras (22.7 puntos por cada 100 posesiones) es la tercera mayor para un jugador en la base de datos de la NBA, que mantiene registros desde 2007. (Los dos jugadores que lo superan: Draymond Green y Stephen Curry, ambos en 2015-16. Cifras de temporada alcanzadas por Curry y Chris Paul ocupan seis de los ocho primeros lugares).
LeBron fue así de bueno en esa época, a ambos lados de la cancha; aunque también la Conferencia del Este fue así de patética, especialmente después que la lesión sufrida en una de sus piernas por Kevin Garnett en febrero de 2009 diezmó al mejor equipo de la era de los Tres Grandes en Boston. LeBron es mayor y ha empeorado un poco. Se ubica en la séptima posición de todos los tiempos en minutos sumados entre temporada regular y playoffs. Llegará al sexto lugar al final de la actual campaña y al tercero (sólo superado por Abdul-Jabbar y Karl Malone) tras la conclusión de la siguiente temporada.
LeBron es una estrella solitaria en el ocaso de su carrera. Eso es lo que suele ocurrir a esa clase de jugadores. De haber mantenido la buena salud, la evidencia sugiere que los Lakers habrían sido un sólido equipo metido dentro de los playoffs, lo cual habría sido un buen resultado para LeBron y su nueva organización.
Pero ha ocurrido precisamente lo contrario. Tratar de individualizar culpas puede ser algo engañoso. LeBron es tan poderoso que separarlo de cualquier otra parte de la organización resulta imposible. La táctica hecha a mitad de temporada para intentar adquirir a Anthony Davis ciertamente no hubiera ocurrido, o se hubiera hecho tan pública, sin el consentimiento tácito de LeBron. Dichas conversaciones dañaron profundamente la moral del vestuario, según indican fuentes. Se puede decir lo mismo del sermón dado por Magic Johnson después de la fecha límite de cambios con respecto al tratamiento “de bebés” dado a los jóvenes jugadores de los Lakers. Los regaños impartidos por LeBron en la cancha, característicos de él cuando percibe que la nave se hunde, no hicieron nada a fin de cambiar la senda. Algo inapropiado, pero nada nuevo. A los Lakers, tal como le ocurrió previamente a los Cavaliers, se les hizo difícil armar alguna clase de identidad estilística general alrededor de LeBron tanto a la ofensiva como a la defensiva. Algunos personeros vinculados a los Cavaliers establecieron la teoría de que dicho equipo tuvo dificultades para anotar con LeBron como suplente porque nunca desarrollaron un sistema diferente a “LeBron haciendo cosas”.
Los Lakers intentaron calzar una identidad ofensiva diferente alrededor de LeBron con una serie de contrataciones sin sentido y es hilarante ahora verlos y escucharlos, mientras cada peldaño de la organización atribuye culpas a otras partes de la misma organización.
Apuntar con el dedo es la señal más certera de una cultura dañada. A final de cuentas, esas contrataciones (y la extraña “no contratación” de Brook Lopez) son responsabilidad de la gerencia, sin importar quien haya “suplicado” o “sugerido” esto, aquello, o lo otro y a quiénes. (López ha expresado que se mostraría interesado en regresar si los Lakers se lo piden).
Es realmente difícil desarrollar alguna clase de identidad defensiva (hasta un sistema base) cuando tu mejor jugador no se compromete con ello. Los Cavaliers de 2017-18 arremetieron a la defensiva durante toda la temporada y, sorprendentemente, se les hizo imposible armar una estrategia factible con la cual volar en las Finales.
Luke Walton y sus jugadores se merecen todo el crédito por el ranking de los Lakers en el Top 10 en la categoría de puntos permitidos por posesión antes de las lesiones sufridas por LeBron y Lonzo Ball. (También superaron las expectativas en ese aspecto durante la temporada anterior).
Varios informes indican que los días de Walton como entrenador de los Lakers están contados. Se mostró mucho más contento durante su primera temporada, cuando se podían ver ciertos destellos de su deseo de adaptar algunos de los principios de Golden State a un núcleo joven que consideraba emocionante. “Queremos ver lo que este grupo es capaz de hacer”, me comentó en diciembre de 2016. “No queremos depender de la agencia libre o los canjes”.
Durante los últimos tres años, el elenco siempre cambiante de chicos jóvenes apenas logró compenetrarse bien durante ciertos destellos. Incluso antes de la llegada de LeBron, era difícil poder tomar conclusiones con respecto a la identidad que querían adoptar los Lakers. En parte, eso es responsabilidad de los propietarios del equipo y su gerencia, que le dan prioridad al cortejo de estrellas por encima del desarrollo interno.
Otro tanto recae en los entrenadores. Fue Walton quien desestimó a López hasta colocarlo en los últimos peldaños de la rotación a finales de la pasada campaña. Brandon Ingram viró bruscamente de jugador de reparto a aspirante a encestador alfa, cayendo en el punto medio apropiado de forma muy esporádica. Nunca se pudo tener la sensación de que Walton creía firmemente en Julius Randle. (La defensiva de Randle en Nueva Orleans ha sido tan terrible que no estoy seguro de que sus creyentes han ganado ese debate). Johnson no creía en D’Angelo Russell. Lo sabemos porque él nos lo dijo.
Sin embargo, el debate relativo a esta catástrofe de los Lakers siempre termina girando en torno a LeBron y “Lo Que Significa para Él”. James tiene récord de 3-6 en Finales y está muy cerca (una cesta de Ray Allen, algunas faltas flagrantes por parte de Draymond Green) de llegar a 1-8. Y luego recordamos: esa tercera victoria en las Finales, la cúspide de la carrera de LeBron, sirvió de base para la llegada de Durant a los Warriors y efectivamente, excluyó a LeBron de las dos Finales siguientes.
¿Qué habría ocurrido si Durant hubiera renovado con Oklahoma City o hubiera terminado en otro equipo y los Cavaliers de 2017 se hubieran enfrentado a los Warriors (o el Thunder, o cualquier otro equipo) en las Finales de la NBA?
“Hubiera sido una serie grandiosa”, expresó Kevin Love a ESPN.com la semana pasada. “Con (Harrison) Barnes y (Andrew) Bogut, eran un equipo realmente fuerte que jugaba muy bien en conjunto. Si (Durant) hubiera firmado con ellos, eso le hubiera dado un giro importante a la NBA. Hoy en día, sigue siendo eje del equilibrio”. Love agregó que los Cavaliers, de todos modos, tenían confianza antes de las Finales de 2017. “Sé que todos creemos (y apenas es nuestra opinión) que, si Golden State hubiese traído de vuelta al mismo equipo (en 2017), habríamos dominado”, comentó Richard Jefferson a ESPN.com.
Aquellos vinculados a los Cavaliers consideran casi de forma unánime que ese equipo de 2017 fue el mejor de la segunda era de LeBron en Cleveland. Los Cavaliers destruyeron al resto del Este, culminando con victorias como visitante por márgenes de 44 y 33 puntos en Boston durante las Finales de Conferencia. Comenzaron su trilogía contra Golden State con una de las seis ventajas más amplias en lo que a puntos se refiere en la historia de la NBA.
Ahora que podemos ver en retrospectiva a ese equipo de Cleveland que tuvo marca de 1-8 en las dos Finales anteriores, nos preguntamos: ¿Fueron los Cavaliers tan dominantes o acaso, la Conferencia del Este era tan mediocre?
No se puede pasar por alto el desequilibrio de la conferencia de la carrera de LeBron. Hubiera sido extremadamente improbable que sus equipos lograran ocho Finales consecutivas si hubiera jugado en el Oeste. (También podría haber ganado al menos la misma cantidad de anillos en itinerario alternativo de "LeBron juega en el Oeste"). Esa racha casi ha borrado de la conciencia la verdadera marca negra en su hoja de vida de GOAT: su derrumbe en las Finales de 2011 contra Dallas Mavericks. Esa fue la única derrota en las Finales de LeBron que estuvo cerca, la única en la que la gente podría argumentar que entró con el mejor equipo.
Una final teórica de 2017 contra los Warriors podría haber sido otra, o tal vez una moneda al aire. Un anillo allí, un cuarto título y una ventaja de 2-1 sobre Golden State, habría eliminado el desequilibrio de la conferencia como un garrote para que cualquiera lo use contra LeBron ahora, en este momento bajo.
(Los conocedores de Cleveland lamentan las finales de 2015 al menos tanto. Love se perdió toda la serie, una victoria de Golden State por 4-2, e Irving quedó fuera después de lastimarse la rodilla en el Juego 1. LeBron logró su mejor avance de playoffs la temporada pasada, y casi ganó el Juego 1 de las Finales de 2018 por sí mismo. Varios funcionarios de Golden State me dijeron que es el mejor juego que han visto jugar a alguien en persona. Como quiera, la temporada pasada aún se siente como una victoria de 4-1 de Golden State, incluso si los Cavs se roban el Juego 1.)
Una victoria en 2017 podría incluso haber colocado a Irving en contra de solicitar un canje, aunque como Dave McMenamin informó ese verano, Irving ya se había alejado de sus compañeros de equipo durante esa postemporada. Puede acumular varios 'qué hubiese pasado si...' cuando se trata del movimiento de Durant y todos sus efectos de ondulación. Lo que serían finales de 2017 siempre han destacado.
Coloca a James y Jordan uno contra el otro, y no estoy seguro de que el tema de la conferencia importe, de todos modos. Jordan jugó toda su carrera en el Este. Era mejor entonces, e incluso tenía un récord ganador contra el Oeste durante la segunda campaña de Chicago, según Pelton, pero la diferencia no era tan grande como podríamos recordar.
Durante los seis avances de título de Jordan, las cuatro siembras más altas en el Este, aparte de los Bulls, obtuvieron un total combinado de 1,259-709, un porcentaje de victorias de .640, con una calificación neta promedio de más-4.8 puntos por 100 posesiones, por estadísticas de ESPN Datos. El mismo subconjunto durante la serie de ocho finales consecutivas de LeBron: 1,593-966 (.623), con un puntaje neto de más-4.5. (La mayor parte de la superioridad del Este en los últimos años de Jordan en Chicago se manifestaron en el centro y en el sótano de las conferencias).
Los grupos de playoffs del Este en la era de Chicago incluyeron siete equipos con calificaciones netas de al menos seis puntos por cada 100 posesiones, según basketball-reference. (Cuatro de esos siete iban de más 6.0 a 6.4). LeBron presentó solo tres: los Bulls de 2011 y 2012, y los Toronto Raptors de la temporada pasada. Una ventaja para Jordan, pero pequeña.
Las lesiones en la rodilla de Derrick Rose eliminaron al mayor retador potencial a largo plazo de LeBron por la supremacía de la Conferencia Este. Otros equipos subieron y bajaron: los Pacers, luego los Atlanta Hawks durante un año, pero no una amenaza verdadera y duradera. El movimiento de Shaquille O'Neal del Magic a los Lakers podría haber tenido un efecto similar en el Este durante la segunda carrera de título de Jordan, aunque los Pacers de 1997-98 se encontraban entre sus rivales más difíciles.
¿Se benefician los grandes de todos los tiempos de los períodos de baja en sus conferencias, o su grandeza los produce casi accidentalmente? ¿Abandonó LeBron el Este en el momento adecuado, o se está preparando el Este porque LeBron está envejeciendo y desapareció?
LeBron pudo haberse quedado en el este; Los 76ers fueron uno de varios pretendientes que prometieron una contienda inmediata por el título. LeBron eligió a los Lakers de todos modos. Podemos analizar su razonamiento, pero no es discutible que haya perdido al menos una temporada de perseguir el conteo de anillos de Jordan.
Esa temporada, torpedeada por una lesión, trae algunas preguntas incómodas, pero no llega al nivel (a estos ojos de todos modos) de influir en el argumento en marcha de Jordan-LeBron. Pero la discusión sobre el legado tomará un giro extraño si LeBron pasa sus años en baja en L.A., acumulando números en equipos mediocres. El quiere ganar. Los Lakers necesitan ganar después de seis años de perder. La selección alta que obtendrán como resultado de este desastre ayudará. Que Durant se vaya de nuevo también, pero no será suficiente por sí solo en 2020. Tienen que aprovechar este verano.