MIAMI -- Un ambiente enrarecido, tenso, se respiraba hoy en el clubhouse de los Marlins de Miami, en el inicio de una serie de tres juegos ante los Mets de Nueva York.
La ausencia del cubano Adeiny Hechavarría, canjeado el día antes a los Rays de Tampa Bay, tenía a muchos ex compañeros cabizbajos y preocupados con su propio futuro dentro de la franquicia, que podría estar a las puertas de un nuevo desmantelamiento.
''No voy a hablar de eso'', dijo el segunda base Dee Gordon, quien junto a Hechavarría conformó una de las mejores combinaciones de dobles matanzas en las Mayores.
¿Por qué?, preguntaron los reporteros.
''Porque no quiero'', espetó Gordon, mientras la mayoría de sus compañeros prefería evadir el tema con más sutileza.
Con el canje a los Rays, los Marlins se ahorraron unos $2.7 millones que aún le debían de este año al cubano y entre seis y siete millones que conseguiría para el 2018 en el arbitraje salarial.
Pero más allá de la parte financiera, el cambio por dos prospectos de poca monta deja entrever que Hechavarría podría ser el primero de muchos otros que estarían haciendo sus maletas antes del fin de la temporada.
El manager Don Mattingly prefirió enfocarse en las supuestas virtudes del novato JT Riddle como nuevo titular de la posición y en la utilidad del versátil venezolano Miguel Rojas, en lugar de comentar la salida de uno de los mejores defensores del campocorto en todas las Grandes Ligas y de la posible partida deotras figuras del núcleo del equipo.
''Hemos estado jugando buen béisbol en las últimas semanas y no creo que volvamos a pasar por un período tan nefasto como elque tuvimos en el mes de mayo'', dijo el estratega.
El único que expresó más abiertamente su sentir por la partida del cubano fue el primera base Justin Bour.
''Yo tenía una posición privilegiada para ver sus grandes jugadas, muchas espectaculares. Es un pelotero de mucho talento y se le desea lo mejor en su nuevo destino'', manifestó Bour, apodado el Tiburón Blanco.