CLEVELAND, Ohio – El primer bat del equipo de Estrellas de la Liga Nacional fue el actual defensor del reconocimiento como Jugador Más Valioso, el jardinero de los Milwaukee Brewers, Christian Yelich, quien tiene 31 jonrones antes del receso del Juego de Estrellas. El noveno bateador fue Ronald Acuña Jr. de 21 años quien ya ha igualado su edad con 21 cuadrangulares en la primera mitad. El hombre con menos poder en la novena titular de la Nacional fue el cátcher Willson Contreras, quien apenas tiene 18 jonrones.
Eso significa que la totalidad de los nueve titulares del Viejo Circuito tienen ritmo para totalizar al menos 30 cuadrangulares. Considerando la avalancha récord de cuadrangulares que estamos viendo por todo el béisbol en 2019, no sorprende mucho que la alineación de la Liga Nacional pueda ser la más poderosa de la historia del Juego de Estrellas.
“Esto significa que hay mucho talento presente en este deporte hoy en día”, dijo Yelich el pasado lunes. “Vi que tenían a Acuña bateando de noveno. No sé cuantas veces ha bateado en el noveno puesto en su vida, pero cuando se cuenta con un jugador de ese calibre bateando de noveno, nos dice mucho de la profundidad de talento disponible”.
Asimismo, se trata de un grupo de sluggers juvenil. Ninguno de ellos ha cumplido 30 años. La edad promedio de los titulares de la Liga Nacional fue la más joven en la historia del Juego de Estrellas. “Creo que estamos haciendo algo bien”, expresó entre risas el campocorto de los Chicago Cubs, Javier Báez, segundo bate en la alineación del manager Dave Roberts y quien suma 22 cuadrangulares. “Es una locura poder ver todo este talento joven. Es grandioso ver que los chicos están aprendiendo tan rápido”.
También es una locura que Báez, quien apenas tiene 26 años, pero está jugando su sexta temporada en Grandes Ligas, se refiera a la próxima generación de estrellas, entre las cuales se encuentra Acuña, como chicos.
Sin embargo, esta es la pelota mayor en 2019: jonrones y ponches y bateadores de poder jóvenes. ¿Promedio de bateo? A nadie le importa el promedio de bateo, ciertamente no de la forma en la cual tu abuelo se interesaba por el promedio de bateo.
“Si quisiera batear para .300, batearía para .300”, dijo el tercera base de los Houston Astros Alex, Bregman. “No obstante, este es un juego que gira en torno al OPS. Se trata de poner la pelota en juego y embasarse, con boletos y extrabases. Si se convirtiera en un juego promedio, sacaría la pelota por los aires, batearía líneas y ligara para .330”.
“Todo lo que les importa a los bateadores hoy en día es el OPS. No nos importa el promedio de bateo. A algunos les importará, creo. El promedio de bateo es una estadística antigua que no importa. Ahora se trata del OPS, carreras creadas, WAR.
Mira los números de Mike Trout. Hay bateadores que ligan para .340. Mike Trout está bateando para cuánto… ¿.300 exactos? Preferiría tener todos los números logrados por Mike Trout con todos los boletos y el daño que causa, en vez de las cifras del pelotero que liga para .340 (con un montón de sencillos). Es un juego que gira en torno al OPS”.
De hecho, Bregman llegó al receso del Juego de Estrellas con promedio de bateo de .265 pero se ubica en el tercer lugar en la Liga Americana en la categoría de OPS y tercero en porcentaje de embase. No se acerca a los .300, pero ha sido uno de los mejores productores de carreras en la liga. Eso es lo que importa.
Mientras Yelich afirma que no intenta revisar su línea estadística durante la temporada, también citó al OPS como una medida simple de su producción. “Hoy en día, todos hablan al respecto”, indicó. “Eso es importante. Para producir carreras, hay que embasarse y hay que batear para poder y eso, en gran medida, es lo que mide el OPS, en resumen”.
Como es obvio, muchos aficionados se quejan de la carencia de sencillos y el aumento sustancial de ponches. Muchos siguen viendo al bateador de .300 de forma romántica, acordándose de Tony Gwynn o Wade Boggs soltando sencillos hacia la barda contraria y ligando para .350. Durante la “era de los esteroides”, el promedio de bateo en todas las Grandes Ligas llegó a su punto máximo con .271 en 1999, cuando 55 peloteros sumaron .300, siendo la mayor cantidad en una temporada desde la disminución del tamaño de la loma del pitcher en 1999. A pesar de todo ello, el bateador para .300 difícilmente ha muerto, con Jeff McNeil de los Mets siendo líder bate de las Grandes Ligas con promedio de .349. Eso es cónsono con la cantidad de bateadores para .300 en todas las Mayores en temporadas recientes, aunque evidentemente es una disminución con respecto a lo visto hace 20 años:
2015-2019: 22.2 2010-2014: 23.2 2005-2009: 37.4 2000-2004: 42.0 1995-1999: 46.0 1990-1994: 31.2
Además, ¡batear es difícil! Hombre, hace apenas cinco años, después que la ofensiva decayó a sus niveles más bajos en más de dos décadas en 2014, la gran noticia era que nadie podía batear. Los toleteros (cierto, con la ayuda de la pelota manipulada) han cobrado venganza. Han mejorado.
“Creo que uno aprende”, indicó el tercera base de los Colorado Rockies, Nolan Arenado. “Las rectas son muy difíciles y (los pitchers) ponen la bola a girar. Aprendes que no tienes que hacer demasiado para que ocurran cosas. Creo que eso me ha ayudado como pelotero, porque pienso que si alguien está lanzando fuerte hay que hacer swing aún más fuerte y aprendí a hacer un swing uniforme y fluido y al chocar la pelota, ésta volará. Aprendí eso, y creo que estos jóvenes lo han aprendido sumamente rápido y saben cómo hacerlo. Esa es la razón por la cual se están produciendo tantos jonrones”.
Además, batear para .300 no es cosa sencilla. “Es una combinación de bateo de poder y pitcheo de poder”, expresó el inicialista de los Atlanta Braves Freddie Freeman, el “viejito” de la alineación titular de la Liga Nacional, con 29 años. “Eso es lo que es hoy en día. Los peloteros están luchando contra rectas altas al hacer swing hacia arriba y bateando cuadrangulares. Creo que este deporte cambia cada cierto tiempo. Dentro de tres años, estaremos hablando sobre cómo el béisbol es un poco diferente, otra vez”.
Puede que los jonrones estén a la orden del día y los peloteros saben que es más fácil anotar una carrera con un swing grande que hacerlo con tres sencillos, pero eso no significa que no se sientan impresionados con un bateador sobre .300. Cuando se le pregunta si es más difícil hoy en día batear para .330 o 35 jonrones, Freeman empezó a reír. “Creo que batear para .300 es lo más difícil. Puedes batear jonrones. Allí es dónde nos encontramos. Tenemos a Josh Donaldson en mi equipo y preguntó si uno prefería batear para .260 con 50 jonrones o .300 con 20 jonrones. Siempre respondo que .300 con 20, pero eso es cosa mía. Me gusta ese número ‘3’ en la primera parte del promedio de bateo”.
Tampoco es fácil salir y batear un roletazo por el hueco para ligar un imparable, sin importar lo que piensen los aficionados.
“Si haces eso, no tendrás una buena mentalidad”, dice Freeman. “Sólo te inclinarás ante todo con el fin de poner la bola en juego. Hay algunos bateadores, como Tony Gwynn, que pueden hacerlo; pero en el béisbol de hoy, diría, que es un poco diferente, hay que fajarse en los turnos al bate. Conectar una pelota redonda con un bate redondo es la cosa más difícil de hacer, y pedirte que puedas ubicarla en alguna parte, simplemente es algo que no puedes hacer. Hasta tocar la bola es algo en realidad, verdaderamente difícil”.
Mookie Betts, quien bateó para .346 y se alzó con el título de bateo de la Liga Americana en la pasada temporada, dijo que batear para .300 es indudablemente más difícil que ligar 40 jonrones, aunque no se trata necesariamente de algo más impresionante. “Los pitchers son mucho mejores; no obstante, algunos bateadores han conseguido ligar muchos jonrones porque han conseguido algo que les funciona. Siempre se trata de un juego de gato y ratón, pero .340 es un promedio altamente sorprendente al igual que 30 jonrones para el receso del Juego de Estrellas”.
Quizás necesitamos el punto de vista de un pitcher en todo esto. Gerrit Cole (después de tomarse una larga pausa para pensar su respuesta) comenzó respondiendo que es más impresionante batear para .340; sin embargo, se interrumpió y dijo: “Sin embargo, 40 jonrones es demasiado. Cuarenta jonrones. Sin embargo, podría estar equivocado. Me gusta lo que hace José (Altuve). Me gusta esa idea de ‘regar’ la pelota por el terreno. Veo mucho béisbol para ganarme la vida, aproximadamente 130 partidos al año y si bien me encanta presenciar un jonrón, también me encanta ver un doble por el hueco y ver a un jugador correr tras la pelota, entonces tienes una gran jugada a la defensiva, un gran swing y un gran hit. Esa sería mi preferencia, pero 40 jonrones son muchos cuadrangulares”.
Cody Bellinger es un bateador que puede identificarse con esta pregunta de cierta manera, porque está bateando para .336 con 31 cuadrangulares. “Siempre he sentido que puedo ser un pelotero de promedios, no con esto quiero decir que voy a batear para .340. Es bueno ver los resultados. No sé qué será más difícil. Ambas cosas son sumamente especiales”.
Cuando se le preguntó con respecto a su preferencia si batear 40 jonrones o sumar promedio para .340, Arenado se rio. “He bateado 40 jonrones previamente. Me encantaría ligar para .340; eso sería maravilloso”, dijo con una sonrisa. “Pero 40 jonrones es una cifra que se ve muy bien en una barajita de béisbol. No lo sé, probablemente diría que prefiero batear para .340. Dormiría mucho mejor por las noches consciente de que estoy ligando hits todo el tiempo”.
Pero ¿qué diríamos de, por ejemplo, Aaron Judge bateando 50 jonrones o de Gwynn ligando para .370? ¿Cuál de estas hazañas es más impresionante? “Tony Gwynn bateando para .370, seguro”, dijo Bellinger. Bregman, sin sorprender, tuvo una respuesta diferente a la misma pregunta: “Revisen sus OPS”.