La épica batalla de cuadrangulares de 1998 entre el inicialista norteamericano Mark McGwire y el jardinero dominicano Sammy Sosa entró a la cuarta semana de septiembre, la última en el calendario de la serie regular de Grandes Ligas esa temporada, sin un ganador definido y con el mundo hechizado por la histórica faena de los contendores.
Desde el Papa Juan Pablo II a reyes, presidentes y primeros ministros a ciudadanos comunes y corrientes de todo el planeta, incluyendo personas que nunca habían visto un juego de béisbol, estaban al tanto de lo que estaba pasando en en clímax de la disputa, recreada en el documental "Long Gone Summer", que estrena ESPN el domingo 14 de junio.
Lo que hasta agosto fue una carrera entre tres (McGwire, de los St. Louis Cardinals y Sosa, de los Chicago Cubs, en la Liga Naciobal, y Ken Griffey Jr., de los Seattle Mariners, en la Liga Americana) por el liderato de la temporada y el récord de jonrones en un año, que tenía Roger Maris (61) desde 1961, se convirtió en un duelo personal entre "Big Mac" y "Slammin' Sammy" en los últimos dos meses.
Entrando a la semana final de la temporada, ambos habían quebrado el récord de Maris. McGwire pegó su jonrón número 62 en un partido contra los Cachorros el 8 de septiembre, mientras que Sosa lo empató el domingo 13 con dos vuelacercas contra los Milwaukee Brewers. Hasta entonces, solo Maris y Babe Ruth (60 en 1927) habían pegado 60 jonrones en una temporada de las ligas mayores.
Cuando comenzó la última semana de la temporada, el lunes 21 de septiembre (un día de descanso para Chicago y San Luis), McGwire lideraba el marcador 65 por 63. Los Cubs tenían programados cinco encuentros, mientras que los Cardenales jugarían seis más antes de que se apagaran las luces de la vuelta regular.
En República Dominicana, la gente estaba al bordo del paroxismo. El conteo de los cuadrangulares de McGwire y Sosa se anunciaba en los medios tradicionales; radio, televisión y periódicos, pero también en las puertas de viviendas, pizarras de las tiendas de comida rápida y hasta en los cristales de los automóviles.
Pero el martes 22 en la mañana, en medio de los preparativos para la semana decisiva del "verano de los palos largos", el huracán Georges, un poderoso fenómeno con vientos superiores a los 200 kilómetros por hora, estremeció la pequeña nación, dejando a su paso muerte, destrucción y calamidad.
De repente, las prioridades de los dominicanos pasaron de celebrar las hazañas de Sosa a tratar de sobrevivir.
De acuerdo a los informes oficiales, Georges, que hizo un recorrido mortal de este a oeste por, lo que permitió que efectivamente tocara cada rincón del país, dejó 283 muertos, cerca de 264 mil damnificados, más de mil heridos, 146 desaparecidos y miles de milliones de dólares en pérdidas materiales.
El ciclón dañó 112 puentes, cientos de edificios públicos, miles de viviendas; los sistemas de agua y alcantarillado, energía, electricidad, salud y educación, y los renglones de la agropecuaria, pesca, comercio, industria, turismo y medio ambiente.
Los estadios de béisbol de San Pedro de Macorís, el hogar de Sosa, y La Romana, sufrieron tantos daños que los equipos Estrellas Orientales y Toros del Este debieron abstenerse de participar en la temporada de béisbo invernal.
El mundo reaccionó al desastre y entre los que formaron el frente principal de la ayuda internacional estuvo la Fundación Sammy Sosa, que recaudó miles de toneladas de comidad y artículos de primera necesidad para aliviar el dolor de sus compatriotas.
"Eso fue devastador", dijo Sosa a ESPN Digital esta semana sobre los daños que causó Georges a su país.
"En medio de la tormenta me comuniqué con mis amigos para saber lo que estaba pasando. Cuando llegué a mi país lo encontré triste, desbaratado, pero entonces llegué a poner la alegría", agregó.
Para un país caribeño, el peligro de que un ciclón pueda llegar en cualquier momento es el pan nuestro de cada día durante todo el año, especialmente durante la temporada ciclónica en el oceáno Atlántico, entre el primero de junio y el 30 de noviembre.
Pero República Dominicana no había sido vapuleada por algo parecido desde que el Huracán David, categoría cinco, mató más de dos mil personas, destruyó casi todas las siembras y dejó desamparados a más de 200 mil el 31 de agosto de 1979. El único otro fenómeno que causó daños parecidos a los de David y Georges fue el ciclón San Zenón del 3 de septiembre de 1930, que mató más de ocho mil personas.
"Pienso que si ese año yo no hacía esa hazaña, el país habría sufrido más que lo que sufrió. Gracias a Dios, me puso en el camino en ese momento para llevar algo de alegría a mi país, que acababa de tener uno de los peores momentos de su historia", dijo Sosa.
Mientras los dominicanos todavía lidiaban con los remanentes de la tormenta, Sosa siguió haciendo lo suyo en el plato. El miércoles 22 bateó dos jonrones contra Milwaukee para empatar a McGwire, esta vez 65-65, con cuatro jornadas pendientes en el último fin de semana de una de las temporadas regulares más espectaculares de la historia.
Sosa y los Cubs cerraron la temporada en Houston, mientras que y McGwire y los Cardinals en casa, contra los Expos de Montreal, que eran dirigidos por el dominicano Felipe Alou. Ambos gladiadores jonronearon el viernes 25 de septiembre para seguir empatados (66-66) y en medio de un apagón general y las calles llenas de escombros, los dominicanos celebraron sonando las bocinas de sus autos y gritando jubilosos.
Ese jonrón contra su compatriota José Lima, a quien le había conectado dos tetrabases un mes atrás en el Wrigley Field, fue el último de Sosa en la temporada. McGwire bateó dos jonrones cada día el sábado y el domingo para fijar el récord de una temporada en 70 y ganar la contienda.
McGwire superó a Sosa en la batalla de los palos largos, pero Chicago (90-73) terminó mejor que San Luis (83-79), su gran rival, y en un partido extra derrotó a los San Francisco Giants para quedarse con el puesto de comodín de la Liga Nacional y avanzar a los playoffs por primera vez desde 1989.
Sosa, quien bateó .308 con 18 robos, 158 impulsadas y 134 anotadas, ganó con relativa facilidad (30-2 los votos de primer lugar) el Jugador Más Valioso (MVP) de la Liga Nacional sobre McGwire, quien bateó .299 con 147 impulsadas y 130 anotadas. Hasta entonces, George Bell (Liga Americana, 1987) era el único dominicano con un MVP.
Cuando Sosa regresó a República Dominicana, en una tarde lluviosa de octubre, fue recibido por miles de sus compatriotas, incluyendo el presidente Leonel Fernández y el ex lanzador y miembro del Salón de la Fama, Juan Marichal, quien era el ministro de deportes del país en ese entonces.
"Estás llegando bajo la lluvia, lo que nos recuerda que recientemente sufrimos los efectos del huracán Georges", dijo Fernández. "Pero para los lanzadores de las Grandes Ligas, usted es el huracán Sosa", agregó el mandatario.
"Lo que hice, no solamente para República Dominicana, sino para el mundo entero, fue tremendo, tremendo. Pienso que el destino me eligió para hacer esa hazaña, en un momento que tanto se necesitaba", dijo Sosa.