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Marlins presentan uniformes para honrar a los Sugar Kings, exequipo cubano de Triple-A

Los Miami Marlins usarán sus uniformes del estilo "City Connect" ("Conexión con la ciudad") para honrar a los Havana Sugar Kings, una organización de ligas menores que tuvo un paso breve, pero de gran impacto, y la cual siempre tendrá un vínculo especial con la población cubanoamericana del sur de la Florida.

El equipó reveló el diseño de los nuevos uniformes este lunes, los cuales los Marlins vestirán por primera vez el viernes, 21 de mayo, un día después de la celebración del Día de la Independencia de Cuba. El equipo usará los uniformes durante su serie de tres partidos en contra de los New York Mets, un fin de semana donde se celebrará la Noche de Herencia Cubana, y en otras cinco series de fin de semana esta temporada.

Los Sugar Kings ("Reyes del Azúcar") fueron un equipo de Triple A de la Liga Internacional que jugó en La Habana, Cuba, de 1954 a 1960, y cuyo empresario dueño fue Roberto "Bobby" Maduro. Maduro fue un visionario empresario cubano que dedicó su vida a la promoción del béisbol a nivel internacional durante décadas. Fue dueño, mánager, y apoderado de equipos basados en Cuba y en las ligas menores, y gran responsable de presentarles el estilo de la pelota caribeña a los fanáticos norteamericanos. Maduro es tan venerado en Miami que un estadio fue nombrado en su honor, y su mayor sueño era que los Sugar Kings se convirtieran en un equipo de Grandes Ligas con sede en La Habana.

Teniendo como casa el Gran Estadio del Cerro, ese anhelo de convertirse en una franquicia de las Mayores fue expresado a través del popular lema del equipo de "Un paso más y llegamos". Lo más cerca que pudieron llegar los Kings fue a ganar la Pequeña Serie Mundial de 1959, ya que el ascenso al poder de Fidel Castro y las deterioradas relaciones entre Cuba y los Estados Unidos obligaron al equipo a trasladarse repentinamente a New Jersey y finalmente disolverse.

Los cubanos de la generación de los cincuenta residentes en Miami, muchos de los cuales viven en La Pequeña Habana, sede del estadio de los Marlins, todavía veneran a los Kings. Cookie Rojas, un pelotero cubanoamericano que jugó para los Kings y luego tuvo una carrera de 16 años en Grandes Ligas, dijo que los uniformes de los Marlins son un gran gesto para realzar el importante legado de los "Reyes".

"Creo que es una de las mejores cosas que los fanáticos deben recordar en este momento", dijo Rojas, quien cree que Maduro debería ser honrado por el Salón de la Fama del Béisbol de Grandes Ligas en Cooperstown. "Te hace soñar mucho con lo que quizás pudo haber sido".

Los Marlins son uno de los siete equipos, junto a los Diamondbacks, Red Sox, Cubs, White Sox, Dodgers y Giants, que se asociaron con la compañía deportiva Nike y Major League Baseball para crear la serie de "conexión con la ciudad" como una forma de reconocer la cultura de sus respectivas comunidades.

El diseño de los uniformes requirió un elaborado proceso de dos años. Los Marlins rápidamente decidieron que iban a honrar a los Sugar Kings, pero querían usar un diseño más vibrante y de mayor impacto que los uniformes originales del equipo. Querían que los uniformes fuera aptos para el terreno de juego, al igual que para eventos especiales, dijo el vicepresidente de experiencia e innovación de los Marlins, Michael Shaw, y finalmente decidieron usar un estilo inverso, con el color rojo (Legacy Red) como el color principal.

Las letras del nombre de la ciudad de "Miami" en la parte delantera del uniforme fueron diseñadas con la inspiración del estilo tipográfico de los Sugar Kings, pero las rayas blancas de la camiseta son notablemente más anchas. El escudo de la gorra y la manga derecha de la camiseta tienen el logo original de los Sugar Kings con dos letras "M" para representar a los Miami Marlins.

Los Sugar Kings fueron la sucursal de Triple A de la Liga Internacional afiliada con los Cincinnati Reds, y uno de los primeros equipos realmente multinacionales en el béisbol, lo cual es una perfecta representación de la diversidad multicultural de la ciudad de Miami.

"Si consideras la diversidad y la pura voluntad y determinación de un equipo que buscaba romper barreras y tenía ese gran sueño de jugar en Grandes Ligas, es un reflejo de nuestro propio equipo y nuestros peloteros jóvenes, que también buscan tener grandes logros y tienen grandes sueños de lograr más y de hacer mucho más, a veces en contra de todo pronóstico", dijo Shaw.

La cúspide de los Sugar Kings fue en 1959, cuando conquistaron el banderín de la Liga Internacional, una liga donde jugaron muchos estelares peloteros cubanos de la década de los cincuenta. En la Pequeña Serie Mundial, una serie de siete partidos, jugaron en contra de los Minneapolis Millers, los campeones de la Asociación Americana (American Association), la sucursal de los Boston Red Sox, que tenían como segunda base al Salón de la Fama Carl Yastrzemski.

Los Kings vestían uniformes de color azul y rojo, exaltando a los mejores equipos del béisbol profesional cubano en aquel entonces, La Habana y Almendares, y sus partidos célebremente se destacaban por su extravagante entretenimiento, que siempre incluía música en vivo. El equipo contó con peloteros no sólo cubanos y estadounidenses, pero de otros lugares en Latinoamérica.

El conjunto de los "Reyes" incluyó a venerados nombres como Mike Cuéllar, quien tuvo una destacada carrera de 15 años en Grandes Ligas, ganando 185 partidos y un galardón de Cy Young, y Leo Cárdenas que jugó 16 temporadas en el gran circuito, nueve de ellas con Cincinnati. Luis Tiant tenía apenas 17 años cuando pasó un mes entrenando con los "Kings", donde el eventual serpentinero ganador de 229 partidos en Grandes Ligas no hizo el equipo.

El mánager de los "Kings" era Preston Gómez, quien luego tuvo una carrera de varias décadas como coach, dirigente y ejecutivo de Grandes Ligas. Gómez se convirtió en el primer dirigente a tiempo completo de un equipo de Grandes Ligas nacido en un país latinoamericano cuando fue nombrado el primer mánager en la historia de los San Diego Padres en 1969.

"Yo practiqué con ellos en el entrenamiento, con peloteros de todos lados, de Estados Unidos, de Cuba de Puerto Rico, de todos lados. Preston era muy recto en sus cosas y en su trabajo y no podías andar de payaso con él", dijo en entrevista con ESPN.com Luis Tiant. "Después de muchos años, ya cuando Preston estaba con los Angels, yo jugué en California. Y ahí nos sentábamos a hablar de pelota. Preston siempre ayudó a todos los latinos, en todas las fases que un mánager podría ayudar con un equipo. Y el problema antes era que uno no sabía ni decir 'mamá' en inglés y todos los coaches hablaban inglés, y los dolores de cabeza que uno pasaba. Pero ese equipo de los Sugar Kings... quién sabe... sin la revolución, quizás hubiera un equipo en Cuba. Siempre querían hacer un equipo en Cuba, y en Miami. Ese era el camino y lo que se quería".

Cuando se discute en contexto histórico si la ciudad de La Habana estuvo verdaderamente cerca de convertirse en sede de un equipo de Grandes Ligas, cabe destacar que dos equipos basados en Canadá que jugaban en la Liga Internacional eventualmente dieron ese último paso, los desaparecidos Expos de Montreal, y los Toronto Blue Jays.

Castro asumió el poder precisamente al inicio del año 1959, y originalmente mostró su apoyo a los Sugar Kings, incluso lanzando el primer lanzamiento ceremonial el Día Inaugural.

Durante el tercer, cuarto y quinto partido de la Serie Mundial, Castro se sentó directamente detrás del plato. Durante el sexto partido, se sentó en el dugout del equipo. La serie llegó a un séptimo partido, y 35,000 personas abarrotaron lo que se conoce hoy en día como el Estadio Latinoamericano en La Habana. Los Sugar Kings ganaron con un sencillo que dejó en el terreno al equipo de Minneapolis, coronándose campeones absolutos del Pequeño Clásico de Otoño, y con una multitud de personas saltando al terreno en celebración.

Pero las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba se deterioraron rápidamente; el comunismo y los ideales nacionalistas acapararon la isla. A mediados del año 1960, los Sugar Kings se mudaron a Jersey City, el gobierno cubano había confiscado el estadio de Maduro y algunos peloteros tuvieron que tomar la difícil decisión de abandonar a sus familias para perseguir sus sueños de jugar en Grandes Ligas.

Rojas contó que mientras navegaban por esa fatídica temporada de 1959, los peloteros se aferraron a la débil esperanza de que su gran éxito pudiera ayudar a mantener vivo el sueño de Maduro de una franquicia de Grandes Ligas en Cuba. El gobierno de Castro, en cambio, cambió a Cuba de todas las formas imaginables, lo cual aún deja a Rojas con pensamientos constantes sobre lo que pudo haber sido.

Y en cuanto a su uniforme con los Reyes del Azúcar, Rojas ya no lo tiene en su posesión.

"Me gustaría todavía tenerlo, para ser honesto contigo", dijo Rojas. "Ojalá lo tuviera. Porque al verlo recordaría todas las cosas que pudieron haber pasado".