Por primera vez en la era F1, Mónaco le pertenece a un monegasco
Un día que Mónaco no va a olvidar nunca. También un día que Sergio ‘Checo’ Pérez querrá borrar de su memoria. La rueda de la fortuna en el Gran Premio más emblemático de la Fórmula 1 hoy premió a su hijo predilecto, su otro príncipe, Charles Leclerc y castigó de nuevo al favorito de México, quien ahora fue el gran damnificado, el mendigo en las calles de Montecarlo.
La victoria que se había negado a Charles Leclerc y al principado de Mónaco llegó por fin. El piloto de Ferrari fue apenas el segundo local en ganar en el circuito callejero más célebre del mundo y el primero en hacerlo en la F1.
Luego de cinco intentos con Ferrari, donde Leclerc tuvo que tragarse sendo par de abandonos, un GP que no arrancó, un sexto y un cuarto lugar, a pesar de haber tenido la pole en dos ocasiones, ahora Charles dominó todo el fin de semana y cada vuelta para triunfar con holgura sobre el McLaren de Oscar Piastri.
Mientras, Checo Pérez, quien ganó aquí en 2022, fue la víctima de un desenfrenado y poco juicioso Kevin Magnussen, quien quiso inventar una nueva línea de carrera, apenas en la curva dos después de la arrancada y se llevó puesto al mexicano en un violento accidente que no tuvo lesiones que lamentar, pero que provocó el retiro del Red Bull de Checo, el suyo, y de pasada, también el de su coequipero en Haas, Nico Hulkenberg.
De por sí, la carrera de Checo Pérez estaba casi perdida al largar en la posición 16, el abandono forzado sentenció sus oportunidades de lograr una milagrosa remontada a la zona de los puntos.
Así, Checo Pérez pasó del tercer lugar del Campeonato de Pilotos, al quinto, superado en un solo Gran Premio, por Carlos Sainz y Lando Norris, quienes sumaron por terminar tercero y cuarto, respectivamente.
Todo lo que podía salir mal a Checo salió peor. Granizada sobre mojado, santo de cabeza, carroza vuelta calabaza (literalmente). Lo bueno para el tapatío es que Mónaco ya terminó y quedan 16 carreras por delante en el calendario y la oportunidad de revertir y ahuyentar la nube negra que se posó sobre él desde el GP de Imola.
LECLERC, EL MONEGASCO CONSENTIDO
Desde que Louis Chiron lo consiguió en 1931, cuando el Gran Premio de Mónaco era un evento unitario y que no existía la Fórmula 1, ningún monegasco había salido ganador.
El 26 de mayo de 2024, Charles Leclerc lo consiguió y las emociones se desbordaron, incluso entre la realeza, encabezada por el príncipe Albert II.
No es que hayan sido muchos los monegascos que precedieron a Leclerc en la F1, más allá del mítico Chiron, quien en un Bugatti puso su nombre en la historia y que luego eso haría que Bugatti pusiera su nombre en un icónico super auto, sólo otros dos pilotos habían participado en el Gran Circo con la bandera de Mónaco.
André Testut (nacido en Lyon, pero ciudadano del pequeño país de la Costa Azul) no pudo calificar en dos oportunidades y Oliver Beretta, este sí nativo de Mónaco, sólo compitió en nueve GP’s en 1994, uno de ellos en casa, con Larousse.
Chiron mereció una curva con su nombre en el circuito, la 13, pues habrá que pensar si la 15 o 16, que no están bautizadas todavía llevarán el apellido Leclerc próximamente.
CARRERA SOPORÍFERA POR CULPA DE MAGNUSSEN
La bandera roja provocada por Magnussen y que demolió, literalmente, la ya triste carrera de Checo Pérez, también desmanteló toda oportunidad de emoción en la pista.
El danés de Haas no fue el único piloto atrabancado, ya que su colega de emociones sin contención, el francés Esteban Ocon, también provocó un fuerte contacto, como siempre, con su coequipero en Alpine, Pierre Gasly y le costó el abandono y 5 posiciones de castigo en el Gran Premio de Canadá.
Con los autos de vuelta en los pits, con carta abierta para arreglarlos y cambiar neumáticos, en la reanudación, sólo Logan Sargeant (quién sabe por qué) ya habían cumplido con la regla de utilizar dos compuestos diferentes y no tenían que volver a parar en carrera.
Entonces, la carrera, que por antonomasia es la búsqueda de ir lo más rápido posible, se convirtió en una aburrida y soporífera secuencia de vueltas donde a los pilotos como Leclerc o George Russell se les pedía ir más lento para que sus neumáticos llegaran al final.
Está bien que Juan Manuel Fangio dijo, y luego Alain Prost parafraseó, en aquello de que las carreras deben ganarse a la menor velocidad posible, pero lo del GP de Mónaco 2024 fue ridículo.
Todo el dramatismo, si es que se le puede llamar así, recayó en que George Russell, quien iba en P5 no se retrasara más de 20 segundos de Lando Norris, y que ello le diera oportunidad al inglés de McLaren de hacer una parada sin consecuencias y atacar al Ferrari de Sainz o incluso al de Leclerc.
Esa expectativa se rompía muy fácil, Leclerc bajaba el ritmo un par de segundos por vuelta, y aunque tenía a Oscar Piastri pegadito, un Fórmula 1 de la era actual con capacidad de respuesta mínima es absolutamente imposible de rebasar en el intrincado trazado de Mónaco.
No en balde, el tres veces campeón del mundo Nelson Piquet dijo alguna vez que correr en Mónaco era como andar en bicicleta en la sala de tu casa.
También Lewis Hamilton expresó su interés en que se haga algo radical para que esta clásica carrera tenga alguna emoción los domingos y no sea un desfile de autos en el orden en que calificaron: tal vez usar unos neumáticos especiales, solamente para Montecarlo que obliguen a dos paradas o modificar el curso del circuito para encontrar alguna zona de rebase.
¡Cómo habrá sido de nula a actividad en pista que el piloto que rebasó más fue Lance Stroll! El canadiense, quien se acabó sus llantas, entró por nuevas y así pudo cazar a Zhou Guanyu y Logan Sargeant, quienes además de ser los dos pilotos más limitados de la parrilla iban sobre patines con gomas acabadas.
Toda la emoción del GP de Mónaco llegó hasta los festejos del podio. Ver estremecerse a Leclerc al recordar a su fallecido padre, quien lo llevó a ser piloto de F1, puso la piel de gallina a toda esa diminuta nación de poco más de 36 mil habitantes.
Si bien Leclerc es el único monegasco en la parrilla, los otros residentes de Mónaco y vecinos del ganador lo abrazaron gustosos, porque además de Charles, Max Verstappen, George Russell, Lando Norris, Nico Hulkenberg, Alex Albon, Daniel Ricciardo y Valtteri Bottas tienen como residencia el principado, básicamente porque ahí si ganas más de medio millón de euros obtienes la residencia y luego no pagas impuestos ni sobre el ingreso ni sobre tus bienes.
Charles Leclerc es el cuarto ganador diferente en la temporada 2024 de la F1 y la confirmación para Red Bull que ganar el título no será un camino pavimentado con rosas, más bien con espinas sembradas por los Ferrari y los McLaren que ya les pisan los talones.