El inglés no pudo completar el programa de pretemporada por un inconveniente en su SF-25 en la jornada final. Sin embargo, se mostró entusiasmado con el futuro.
Cuesta acostumbrarse a ver a Lewis Hamilton vestido de rojo. La llegada del inglés a Ferrari sacudió el mundo de la Fórmula 1. Claro, una vez que el asombro quede atrás, todo le dará paso al rendimiento de su SF-25. Y el primer punto de comparación, bastante parcial, por cierto, fue en las tres jornadas de entrenamientos de pretemporada en Baréin. El heptacampeón completó 162 vueltas, que equivalen a 876,744 kilómetros, casi tres Grandes Premios.
“En general, fueron tres días geniales y progresamos mucho como equipo. Ha habido que terminar hoy un poco antes de lo esperado y el tiempo fue difícil de predecir toda la semana, pero así funcionan los test a veces. Recopilamos mucha y buena información para empezar a construir antes de que empiece la temporada”, dijo el expiloto de Mercedes. El final antes de los previsto se debió, según informó al Scuderia, a un problema en la telemetría que obligó a guardar el SF-25 en el box antes del final de la tercera jornada y Hamilton se quedó con las ganas de salir a buscar un tiempo competitivo en simulación de clasificación.
Charles Leclerc, compañero de Lewis, se fue con varias dudas, especialmente porque las condiciones de Baréin fueron atípicas: frío durante las tres jornadas y hasta lluvia en la segunda. “Es un poco difícil confirmar las sensaciones porque creo que nunca antes había vivido un Baréin así. Es difícil hacer una referencia en comparación con años anteriores, con condiciones más cálidas. Vemos los números que esperábamos, aunque en los dos últimos días tuvimos problemas con el equilibrio. Daremos muchas vueltas en el simulador, intentando encontrar los últimos detalles que puedan marcar la diferencia”, analizó el monegasco.