El argentino no tuvo ritmo con su Alpine en Barcelona y finalizó 15º en la novena fecha de F1. Así cerró el triplete consecutivo desde su vuelta a la categoría.
Durísimo fin de semana vivió Franco Colapinto en el GP de España, novena fecha de la 76ª temporada de Fórmula 1. Más allá de los accidentes de Brasil y Las Vegas, se trató, tal vez, de la competencia más complicada que le tocó vivir al argentino uniendo sus nueve carreras con Williams con las tres de Alpine. El combo incluyó problemas técnicos en su A525, inconvenientes para encontrar el balance, un momento de ilusión en la clasificación y el colofón fue la falta de ritmo durante la mayor parte de las 66 vueltas que duró la carrera.
La llegada a un trazado convencional como el de Montmeló, después de correr entre muros en Mónaco, invitaba al piloto argentino a pensar en buscar con más comodidad el límite de su Alpine y comenzar a entrar más en el ritmo que otorga el auto, que, claramente, está muy lejos de los coches punteros. Pero todo comenzó torcido el viernes en la primera sesión de entrenamientos, cuando una fuga hidráulica le impidió participar de los últimos 15 minutos de tanda. El cierre del primer día de actividad dejó frustrado a Colapinto por la falta de balance y velocidad. Sus tiempos estuvieron muy lejos de los de su compañero Pierre Gasly.
El sábado fue el único momento de todo el fin de semana en el que se sintió cómodo. Tanto que en la clasificación estaba todo dado para pasar a Q2 y hasta tenía un mejor tiempo que el francés antes del intento final. Pero una falla en la transmisión del auto lo dejó tirado y sin chances de poder buscar esa vuelta final que le podía dar el paso a la siguiente etapa de la qualy. Sin embargo, sus sensaciones, opacadas por la lógica frustración, eran buenas.
Todo eso desapareció en la carrera. Fueron 66 vueltas tortuosas para el argentino, quien no lograba tener consistencia en sus tiempos de vuelta. Llegó a tener diferencias de tres segundos en vueltas consecutivas. Después de largar con cubiertas blandas, pasó a medias y llegó el peor momento de la carrera de Franco. No encontraba ritmo y no podía acercarse al lote que tenía adelante. De hecho, cada piloto que paraba en boxes y quedaba detrás de él, como Carlos Sainz y Yuki Tsunoda, para dar un par de ejemplos, rápidamente lo superaba y se escapaba.
Cuando volvió a los neumáticos blandos en la 41ª vuelta, con poca carga de combustible ya, se vio su mejor ritmo. Logró su mejor vuelta en carrera en el giro 42, pero el daño ya estaba hecho. Solo la salida del auto de seguridad por el abandono de Kimi Antonelli cambió el panorama del último puñadito de vueltas. Alpine lo volvió a llamar a boxes, calzó otro set de blandos y terminó avanzando una posición en pista al superar a Esteban Ocon y, tras la bandera de cuadros, escaló otro peldaño por la penalización de 10 segundos que sufrió Oliver Bearman por sacar ventaja al ir por afuera de la pista.
Colapinto finalizó 15º en pista con un auto que no estaba bien equilibrado y que se convirtió en un quebradero de cabeza. De hecho, al finalizar la competencia, el ingeniero le dejó por radio un mensaje claro de que hay que trabajar para encontrar una respuesta al andar. El equipo está lejos, más allá del octavo lugar que se llevó Gasly, favorecido por la penalización que cayó sobre Max Verstappen. Mucho trabajo tendrán en Enstone durante las próximas dos semanas que quedan para la siguiente carrera, que se disputará en Canadá. Flavio Briatore dijo antes en Barcelona que no sabía si Colapinto estaría hasta fin de año, que dependía de su rendimiento y que la carrera de España era la primera para analizar profundamente. El argentino tuvo un domingo difícil, con un auto que no le otorgó tampoco la chance de, al menos, tener consistencia.
