El argentino batalló mucho contra un auto indócil y le costó encontrar consistencia en un año en el que saltó a la titularidad en la séptima fecha. La confirmación de la continuidad en 2026 es el bálsamo ideal para las últimas cuatro carreras del año.
Cuando el 9 de enero pasado Alpine anunció el desembarco de Franco Colapinto como piloto reserva para la temporada 2025, el destino de Jack Doohan estaba echado. La fulgurante aparición del argentino en la parrilla de Fórmula 1 de 2024 con Williams, para reemplazar a Logan Sargeant, había hecho ruido en el paddock. Sus grandes actuaciones en sus primeras cinco carreras, con puntos anotados en Azerbaiyán y Estados Unidos, generaron interés en las escuderías, pero luego llegaron los fuertes golpes de Brasil (2) y Las Vegas y el alboroto a su alrededor se aplacó.
Pero apareció Flavio Briatore, entusiasmado por el nivel del argentino en esas cinco competencias y por el gran aporte económico que acarrea, y fue en su búsqueda. No bien fue confirmado como suplente, las especulaciones sobre cuándo sería ungido como titular en reemplazo del australiano comenzaron. Finalmente, Doohan cayó en desgracia después del GP de Miami y para Emilia-Romagna, séptima fecha, Colapinto ya era titular.
“No chocar, sumar puntos y ser rápido” fueron los mandamientos impuestos por Briatore al bonaerense. El arranque fue justamente todo lo contrario. Se accidentó en la clasificación de Imola y le costaba tener velocidad. Los puntos, una cuestión de otro mundo para Alpine. El argentino se subió al A525 con algunas vueltas sobre un auto de 2023 en las pruebas TPC y mucho simulador. Pero la realidad era diferente y a Franco le costó mucho encontrar el ritmo. Tuvo algunos chispazos, pero le faltaba constancia, algo clave.
Tampoco fue un lecho de rosas el camino de Alpine en el año. Por lejos, la peor escudería en cuanto a resultados y ritmo. Tan solo anotó 20 puntos en 20 carreras, todos de la mano de Pierre Gasly y, al llegar a México, acumulaba siete Grandes Premios sin anotar. Briatore hizo una apuesta arriesgada: desechó la temporada 2025 y apostó cada segundo de trabajo en Enstone al desarrollo del auto de 2026, que llegará bajo la nueva normativa. El piamontés reconoció que se había equivocado al pensar que todos harían lo mismo… Alpine fue el único. Sin ninguna actualización de por medio, con el pasar de las carreras los males crónicos del A525 se acentuaron y en el Hermanos Rodríguez culminaron ambos en los dos últimos lugares entre los que finalizaron la carrera y a 37 segundos del más cercano. El año fue una debacle total.
Los inconvenientes no fueron solo de falta de potencia del motor Renault (el año que viene utilizarán Mercedes), también sufrieron con un auto muy rígido que generó disyuntivas aerodinámicas (si se ablanda pierde carga) y problemas de tracción. Un combo letal. Para colmo, en la parte media de la temporada padecieron con la preparación de los coches, situación evidenciada en los discos de freno que debieron cambiar en el coche de Colapinto en plena grilla de Canadá, la caja que no le permitió al argentino largar en Gran Bretaña y la fuga de agua en el A525 de Gasly que dejó al francés sin participar del sprint de Bélgica.
En ese contexto, la competitividad apenas fue puertas adentro. Después de siete fines de semana y seis carreras (no disputó la de Silverstone) complejas, Colapinto hizo un click en Hungría. Sus actuaciones ya generaban runrún a su alrededor y las especulaciones sobre posibles reemplazantes para su puesto se acumulaban: Checo Pérez, Mick Schumacher, Paul Aron, Valtteri Bottas, Yuki Tsunoda y hasta la vuelta de Doohan. Pero en Hungaroring, justo la cita previa al parón de vacaciones, Franco pegó el salto. Allí venció a Gasly en clasificación y carrera, pero, lo más importante, encontró consistencia y ritmo. Siempre, por supuesto, en el débil Alpine.
Colapinto es el único piloto de la parrilla actual que no sumó puntos en 2025 y le será muy complicado salir del cero en las cuatro fechas que faltan. De todos modos, su ritmo se afianzó y venció en varias situaciones a Gasly. Con su mejora marcada, Briatore pasó de decir "no estoy contento si miras los resultados, que son lo importante. Él lo intenta muy duro. Nosotros lo intentamos muy duro con el equipo de ingeniería para complacerlo en todo, pero realmente no es lo que espero de Colapinto", que dijo antes de Países Bajos, a tomar la decisión de bajar el martillo para ser el elegido para acompañar al francés. Fue clave, por supuesto, la continuidad del aporte económico que llega desde los sponsors del bonaerense. Y no está mal, muchas veces en la Argentina se lloró sobre chances perdidas por falta de dinero (José María López es un claro caso).
La última tormenta de Colapinto en Alpine se vivió en Estados Unidos, cuando desobedeció la orden directa de mantener posiciones y decidió superar a Gasly. Como resultado, el argentino tuvo que escuchar a los popes, disculparse con todos en el equipo y le marcaron la cancha: las órdenes se cumplen. Ya en México tuvo una situación similar y se mantuvo en su posición.
Colapinto llega a Brasil con la confirmación de su continuidad para 2026. Es la primera vez en muchos años que Franco llegará al cierre de una temporada con todo arreglado para la próxima. Los desafíos para el año entrante serán diferentes. Por lo pronto, le quedarán cuatro carreras con el A525, con la tranquilidad de tener su butaca atada, y con la intención de tratar de sacar algo de un auto al que en Alpine ya no quieren ver más.