La próxima temporada tendrá nuevo reglamento técnico y el débil A525 quedará en el olvido. El equipo de Enstone partirá de las fuertes decisiones que tomó Flavio Briatore. ¿Llegarán los éxitos?
Franco Colapinto será el primer argentino en disputar la primera fecha de una temporada de F1 desde que Gastón Mazzacane lo hiciera en 2001. El lugar será el mismo: Australia, en Melbourne Park. También se transformará en el primer piloto de su país en tener presencia en, al menos, tres temporadas consecutivas del Mundial desde Carlos Alberto Reutemann. Hasta ahí, datos estadísticos. La gran duda que flota en el ambiente es: ¿qué le espera en la nueva temporada?
Se sabe, el Mundial estrenará normativa técnica en 2026 y se cambiarán los autos y los motores. Desde Alpine se tomaron dos determinaciones cruciales: se cerró el programa de unidades de potencia de Viry para ser clientes de Mercedes y se destinó todo el esfuerzo de 2025 en el desarrollo del chasis del próximo torneo, aún tirando a la basura el ejercicio actual.
Las dos decisiones de peso fueron tomadas por Flavio Briatore, el hombre que resistió la salida de Luca de Meo de la presidencia de Renault (fue el que lo llevó de vuelta a la F1) y se mantuvo como el mandamás de Alpine. La apuesta del piamontés no es menor: se jugó all-in al éxito en 2026. Nadie sabe, a ciencia cierta, que será del próximo Mundial. Las especulaciones apuntan a que Mercedes tendrá el mejor motor, sospecha que se apoya más en que los alemanes dominaron la era actual de los V6 turbo híbridos, que en información constante y sonante sobre el futuro. En cuanto a los chasis, las miradas están posadas en Aston Martin, porque detrás de diseño está Adrian Newey, el gurú de la Fórmula 1.
En ese contexto y con las dos decisiones que tomó Briatore, Alpine no tendrá margen de error. Fundamentalmente, el mismo Flavo puede llegar a tambalear si después de la primera parte del torneo el team de Enstone no logró sumar con consistencia y hasta pelear por podios. El Rombo sigue en el barco F1, a pesar de los rumores que hubo este año sobre una posible venta de la escudería. “La Fórmula 1 forma parte de nuestra estrategia central para Alpine y no tengo intención de cambiarlo. La prioridad absoluta del equipo de Fórmula 1 es el rendimiento, mejorarlo este año y, por supuesto, triunfar en 2026 con el nuevo coche”, avisó Francosi Provost, el CEO, en agosto.
Por supuesto que todos van por el mismo objetivo: ser competitivos. Pero en el caso de Alpine no habrá excusas. La decisión de Briatore dejó a Colapinto y Pierre Gasly luchando con un auto con problemas crónicos y una debilidad supina en 2025, que los tuvo a años luz de cualquier pelea.
Si el ingeniero francés David Sanchez, con pasado en Ferrari y actual director técnico de Alpine, da en la tecla con el chasis y Mercedes presenta un motor competitivo, la realidad de Colapinto será diametralmente diferente a la de este año. Eso sí, ahí el argentino deberá demostrar. Más allá del aporte económico que acerque a las arcas de la escudería, si el auto está para terminar en la zona de puntos, ahí deberá finalizar. Si el coche permite batallar por podios, pues deberá llevarse algunos trofeos. Su batalla interna con Gasly será clave también y hay un dato que no debe soslayarse: Franco participará de los ensayos de pretemporada. Es decir, tendrá las mismas horas de recorrido que el francés en el coche nuevo y la presión por resultados (si el proyecto es exitoso) se acrecentará.
El futuro deportivo de Colapinto estará supeditado a la máquina que tenga. Es automovilismo, no se descubre nada. Si no anda, las explicaciones deberán darlas otros. Si va bien, deberá exprimirlo. Así de simple, así de difícil. Es Fórmula 1.
