1. DUDO DE MIS DOTES de cartomántico, si tuviera algo de talento no estuviera escribiendo estas líneas, estaría disfrutando las ganancias de haber golpeado la lotería en varias ocasiones. No obstante, me aventuraré a hacer una premonición atrevida: a MLB se le irá de las manos la revisión de los lanzadores para evitar el uso de sustancias pegajosas para mejorar el agarre de la pelota. Soy partidario de la disposición, y lo deje en blanco y negro en La Novena de la pasada semana, lo que no comparto es el modus operandi establecido para hacer cumplir las reglas. Es vergonzoso, y demora aún más un juego que sufre por ello, observar como los lanzadores son tratados como parias cuando alguien del equipo contrario desconfía. Más bien parece una detención policial junto a las siguientes rutinas de cacheo. Y eso no es agradable; no lo es para los lanzadores que se sienten ultrajados tampoco para los aficionados.
2. SI MLB NO REESTRUCTURA su manera de perseguir a los infractores, que a nadie le extrañe que algún lanzador se quede en calzones -a modo de venganza- para mostrar su inocencia. No se debería dejar a la sospecha del rival la opción de activar la búsqueda. Así como sucedió en el partido del martes 22 de junio entre Washington Nationals y Philadelphia Phillies. Entonces Joe Girardi, mánager de los Phillies, pidió tres veces a los árbitros que revisaran al pitcher Max Scherzer porque sospechaba que estaba utilizando alguna sustancia ilegal. Su reclamo no dio a lugar y desató el enfado de Scherzer y todo el equipo de Washington. La escaramuza terminó con un Girardi descompuesto y camino a las duchas tras ser expulsado. El béisbol es un deporte de personas inteligentes y pícaras. Pedir que requisen a un pitcher podría convertirse en un arma para sacarlo de concentración. Imaginen que suceda algo similar en la Serie Mundial. Un lanzador tiene amarrada la ofensiva rival y el mánager contrario pide la revisión. Resulta irrebatible que el pitcher se molestará, y es muy probable que perderá concentración y ahí podría abrirse la brecha necesaria para sus oponentes. No duden que esto suceda, mientras esté en la regla, todo vale.