Los Bulldogs superaron en todas las fases del juego a los Horned Frogs para proclamarse campeones universitarios por segundo año consecutivo
INGLEWOOD -- No hubo una remontada épica ni final milagroso, porque nunca hubo oportunidad. No cuando los N° 1 Georgia Bulldogs reafirmaron su dominio desde el principio y le robaron el final de cuento de hadas a N° 3 TCU con una vapuleada de 65-7 en el Juego por el Campeonato Nacional del College Football Playoff en SoFi Stadium el lunes por la noche.
En un partido que contó con dos quarterbacks finalistas para el Heisman Trophy, Stetson Bennett de Georgia sumó a su legado, liderando a los Bulldogs a títulos nacionales consecutivos por primera vez desde que Alabama lograra la hazaña en el 2011-12.
Y, lo hicieron ver tan fácil.
Con 13:25 por jugar y Georgia cuidando una cómoda ventaja de 52-7, Bennett se desabrochó el barbiquejo, se sacó el casco con una sonrisa, y se dirigió a la banca, donde fue recibido con abrazos y saludos de coaches y compañeros por culminar su carrera con el mayor premio disponible. Bennett se responsabilizó de seis touchdowns totales en la victoria, cuatro por tierra y dos por aire.
Georgia superó a un rudimentario pero talentoso equipo de TCU de todo modo posible, usando sus poderosos alas cerradas para conseguir jugadas grandes en el ataque por aire, encontrando huecos para largas escapadas por tierra, y pulverizando a la línea ofensiva de los Horned Frogs para presionar al quarterback Max Duggan de TCU, forzándolo a cometer errores costosos. Lanzó dos intercepciones en la primera mitad, incluyendo una con 36 segundos en el segundo periodo que condujo a otro touchdown de Bennett dos jugadas más tarde, y una aplastante ventaja de 38-7 al medio tiempo para Georgia. Fue la mayor ventaja de medio tiempo en un Juego por el Campeonato Nacional desde la era del BCS, cuando en el 2002, Miami aventajaba a Nebraska por 34-0.
Georgia, contando con la experiencia de haberlo ganado todo apenas hace un año, lució cómodo y calmado, mientras que los Frogs, que finalizaron con marca de 5-7 hace un año y fueron elegidos para finalizar séptimos en la Big 12, lucieron abrumados bajo el head coach de primer año, Sonny Dykes.
Georgia cerró como favorito por 13.5, la mayor diferencia en un Juego por el Campeonato Nacional desde 1998, pero TCU, que desafió las probabilidades semanalmente, había ganado cinco partidos estando en desventaja al medio tiempo durante la campaña, atrapando la atención de la nación con su status de desfavorecido en el camino.
No esta vez.
No se trataba de un final de cuento de hadas. No, esta vez se trató de lo que apenas comienza en Georgia bajo Kirby Smart.
Desde 1990, las únicas otras escuelas en conquistar títulos nacionales consecutivos son Nebraska (1994-95) y USC (2003-04). Las comparaciones entre Georgia y hacia dónde se dirige, y lo que ha logrado recientemente Alabama, comenzaron desde la campaña pasada, cuando los Bulldogs derrotaron al Tide para reclamar su primer campeonato nacional en 41 años. Ahora que Georgia ha ganado títulos consecutivos, hay una innegable variación en el balance de poder entre ambos programas. El debate se enaltecerá con la pregunta sobre si Georgia ya ha usurpado al Crimson Tide, que conquistaron seis títulos nacionales en 12 campañas bajo Nick Saban, como el programa de élite en la SEC.
Smart, quien pasó nueve campañas como coordinador defensivo de Saban en Alabama antes de ser contratado por Georgia, se llevó el mapa hacia el campeonato de Saban con él a Athens. Ha ganado ahora cinco títulos de la SEC East, dos campeonatos de la SEC, y dos coronas a nivel nacional. Ha conseguido siete camadas del Top-3 en reclutamiento, y eso quedó de manifiesto el lunes por la noche.
Por buena parte de la primera mitad, Bennett estaba lanzando a receptores abiertos descubiertos sin defensivos cerca. Tiró apenas cuatro pases incompletos y se responsabilizó por dos pases de anotación y dos touchdowns terrestres en el primer medio.
Georgia superó a TCU por 233 yardas en la primera mitad, el mayor margen para cualquier Juego por el Campeonato Nacional desde, al menos, la campaña del 2004. Los Bulldogs estaban quebrando récords para partidos por el campeonato nacional a diestra y siniestra. Fue un colapso absoluto para los Frogs, que intentaban conseguir el primer título nacional para el programa desde 1938.
Cuando TCU sorprendió a N° 2 Michigan en la semifinal del CFP disputada en el Vrbo Fiesta Bowl, continuó convirtiendo a críticos en creyentes. Solo le tomó a Georgia medio partido, sin embargo, para confirmar que la distancia entre el mejor programa de la SEC y TCU era tan grande como indicaba el marcador.
A mediados del tercer periodo, Georgia había ejecutado tantas jugadas (45) como puntos tenía, lo que explicó por qué los aficionados del equipo presentes en el SoFi Stadium parecieron tan cómodos como la ventaja que veían en el marcador. Prácticamente todo se vino abajo para TCU, incluyendo su defensiva en la primera mitad, que permitió su mayor cantidad de puntos en un primer medio desde ceder 38 a Oklahoma en el 2017.
Entrando al segundo periodo, los jugadores de Georgia ondeaban los brazos sobre el campo, y sus toallas blancas en la banca, gesticulando a los aficionados para meterse en el juego. Lo hicieron nuevamente al arranque del segundo medio. Los 17 puntos de Georgia fueron la mayor cantidad anotada en el primer periodo para un equipo en la era del BCS y CFP combinada. Incluso con el arranque dominante, sin embargo, todavía existía la noción de que TCU daría algo de pelea, como suele hacer, y el primer periodo fue demasiado prematuro para descontar a los Frogs. Eso sucedió en el segundo.
TCU se creó una identidad a lo largo de la campaña gracias a su habilidad para encontrar modos de ganar, pero era una tarea imposible ante un programa que ha forjado su identidad como el mejor programa del país.
Otra vez.