Todo por servir, se acaba.
Nada es para siempre.
Todo lo bueno debe terminar.
Cualquiera de estas frases y otras similares podrían usarse para definir la actualidad y futuro a mediano plazo de la última dinastía que la NFL ha visto y probablemente verá en mucho tiempo.
Las palabras clave son “mediano plazo”. Es probable que en el año que está a unas horas de expirar y en el primer mes de 2020, seamos testigos del principio del fin de la dinastía de los New England Patriots.
No es la primera vez que se habla del fin del dominio de los Patriots con la dupla formada por Bill Belichick y Tom Brady.
En 2005, luego de ganar su tercer anillo de Super Bowl en cuatro años, no fueron pocos los que afirmaron que la dinastía llegaría a su fin con el tope salarial y una agencia libre más abierta como herramientas para darle paridad a una liga que buscaba dar oportunidad a cualquiera de alzar el Trofeo Vince Lombardi.
Considerar que el dominio de los Patriots acabaría luego de cuatro años parecía lógico, sin embargo, Belichick y Brady no dejaron de ser clientes frecuentes en Playoffs.
En 2009, tras caer en la Ronda de Comodines, varios los dieron por muertos, pero los Patriots regresaron y perdieron dos Super Bowls ante los New York Giants en duelos que pudieron haber sido suyos de no ser porque la fortuna les dio la espalda en ambos.
Esas derrotas, principalmente la del Super Bowl XLII, cuando New England buscaba coronar su campaña invicta con un título, hubieran acabado con la moral de cualquiera, pero los Patriots no eran un equipo cualquiera.
Desde que perdieron la edición XLVI, Belichick, Brady y los Patriots no han dejado de llegar, al menos, a la final de conferencia y han ganado tres títulos más para reforzarse como la dinastía más longeva y exitosa en la historia de la NFL.
En 2019, los Patriots ganaron 12 juegos, pero su aura no parece ser la misma de los últimos 18 años.
Hagamos a un lado los números. Hay intangibles que indican que New England ha comenzado el descenso natural en su desempeño y resultados: Brady no es el quarterback y líder relajado que inspiraba confianza tras una derrota o una victoria complicada, ha alzado la voz públicamente como nunca lo hizo antes y su eficiencia ha ido a la baja las últimas semanas; si bien mantiene esa personalidad introvertida en el campo y en sus conferencias de prensa, Belichick no se ha mostrado desafiante ante los medios y su semblante en el campo ha sido notablemente más relajado que lo acostumbrado.
No me malinterpreten. No es que a los Patriots ya les dé lo mismo ganar o perder, pero, parece que sus líderes parecen haber agotado los recursos para mantenerlos como el equipo más dominante de la NFL.
Si lo vemos con los resultados, jugar en la Ronda de Comodines por primera vez en 10 años parece ser el principio del fin de unos Patriots que ganaron 12 juegos bajo una lluvia de críticas por su desempeño y por lo fácil de su calendario.
Todo por servir se acaba y ese genio que le permitió a Belichick formar equipos competitivos con pocas estrellas parece haberse agotado como lo demuestra un equipo que no tiene elenco capaz de apoyar a Brady y a Julian Edelman al ataque y una defensiva que bajó notablemente su nivel al enfrentar a rivales más potentes.
Pese a la ineficiencia ofensiva y una defensiva que ha dejado de responder en momentos clave, a los Patriots les alcanzó para ganar 12 partidos y llegar a Playoffs.
Recordemos que la dinastía de New England tiene 18 años vigente y no desaparecerá de la noche a la mañana. Luego de llegar a ocho finales de conferencia consecutivas, ir cinco veces al Super Bowl, incluidos los últimos tres años, y ganar tres títulos, los Patriots se han ganado el beneficio de la duda.
Mientras más larga una racha, más aumentan las probabilidades de que termine. Quizá en 2020, New England no llegue a la Final de la AFC por primera vez desde 2012, pero, recuerden, este es sólo el principio del fin de su dinastía.
Los Patriots serán contendientes a Playoffs la próxima temporada y mientras tengan a la dupla Belichick-Brady, pero su empuje quizá ya no les alcance para llegar lejos.
Tras afirmar varias veces que su dominio acabaría para sólo ver cómo lo extendían, no resulta tan aventurado afirmar que, ahora sí, somos testigos del principio del fin de la Dinastía Patriots.