Elegir al equipo más representativo de una década es un trabajo divertido, pero que no deja de tener sus complicaciones.
Por un lado, un montón de jugadores que quedaron fuera de la lista tuvieron méritos para ser incluidos. Por otro, hubo un número de personajes que repartieron su mejor momento en la liga entre dos décadas, y por esa cuestión azarosa, quedaron fuera en lugar de otros que tuvieron la suerte de que sus trayectorias se desarrollaran durante la mayor parte de la decena pasada de temporadas.
Para la ofensiva, no podíamos comenzar con un quarterback que no fuera Tom Brady. Es cierto, en los 2010s no le vimos una temporada estadísticamente tan brillante como la que tuvo en el 2007 o la de Peyton Manning, pero fue elegido al Pro Bowl en todos los años de la década, con excepción del presente, nombrado en dos ocasiones al primer equipo All-Pro, consiguió su primera temporada de 5,000 yardas por aire en el 2011 y, por si fuera poco, sumó tres anillos más de Super Bowl a su colección. Hasta en el súper domingo que perdió contra los Philadelphia Eagles, dio una clínica para la posición de quarterback en partidos grandes.
Los corredores fueron Adrian Peterson y LeSean McCoy. Aunque ambos están claramente en el cenit de sus respectivas trayectorias, nadie fue más productivo en la posición que ellos dos, aunque por ahi Frank Gore no se queda muy lejos. La diferencia, quizás, es que tanto Peterson y McCoy fueron considerados, en algún momento, como el mejor de la liga en su posición, y en cambio la carrera de Gore se destaca más por la continuidad y constancia que por picos muy altos.
Sin lugar a dudas, la posición de receptor abierto fue la más complicada para elegir solamente a dos. Además de Larry Fitzgerald y Julio Jones, hay que decir que Antonio Brown tenía mérito de sobra para estar entre los 11 elegidos. Lo único que separó a Brown --y fue mínimo-- fue su errático comportamiento del 2019 que le ha visto pasar de los Pittsburgh Steelers a los Oakland Raiders a los New England Patriots sin aportar más que dolores de cabeza. De no ser por este 2019, probablemente hubiéramos incluido a Brown en lugar de Fitzgerald. De cualquier manera, no nos equivocamos con dos futuros miembros del Salón de la Fama que serán enaltecidos en su primer año de elegibilidad, respectivamente.
Para ala cerrada, el recién retirado Rob Gronkowski se lleva los honores, por encima del constante Jason Witten. Si, 'Gronk' batalló con lesiones durante una buena porción de su carrera, pero la realidad es que nadie jugó como él cuando estuvo sano.
La línea ofensiva fue una unidad que nos dejó bastante satisfechos, en términos de desempeño. Joe Thomas y Jason Peters como tackles --no distinguimos entre derecho e izquierdo para poder elegir a los dos mejores-- se llevaron de calle al resto, siendo ambos talentos generacionales en la posición. Tyron Smith de los Dallas Cowboys hubiera sido el siguiente en línea, de no ser por los dos monstruos que se llevaron los honores.
En el interior, Marshal Yanda no tuvo competencia en uno de los puestos de guardia, y el segundo fue para Zack Martin. Es curioso recordar que los Dallas Cowboys se construyeron una línea ofensiva memorable a través de una serie de drafts que, en su momento, causaron poca emoción entre la afición. Es cierto que recientemente no han jugado al mismo nivel en fechas recientes, pero nadie puede negar que se trata de la mejor unidad de la década que se acaba. Para la posición de centro, nuevamente nos enfrentamos a una seria competencia por el máximo honor, con Alex Mack acaparando el puesto entre los mejores 11. Mack no genera muchos titulares porque ha repartido su carrera al lado de jugadores de nivel cuestionable con los Cleveland Browns y Atlanta Falcons, pero estamos ante otro futuro miembro del Salón de la Fama. Pisándole los talones estaría Maurkice Pouncey de los Pittsburgh Steelers, quien se queda afuera por una distancia mínima.