MIAMI -- Acaba de completar apenas su tercera temporada como profesional, ya fue Jugador Más Valioso de la NFL, y ahora suma los títulos de Jugador Más Valioso del Super Bowl y --el más importante, campeón de Super Bowl-- en una carrera que parece no tener techo visible en este momento.
Patrick Mahomes es el nuevo Peyton Manning o John Elway, pero con mayores éxitos en menos tiempo. Se trata del quarterback que puede ser el rostro de toda una liga, y el mejor argumento para insistir con que la NFL es una liga de quarterbacks, incluso para los que creemos que esa es una frase peligrosa.
En este momento, me cuesta trabajo pensar en un equipo en la NFL que no cambiaría a su quarterback titular por Mahomes, y eso incluye a Tom Brady, Drew Brees, y Aaron Rodgers. Quizás lo más cercano a la excepción sea Russell Wilson.
Mahomes no tuvo un partido brillante ante los San Francisco 49ers en el Super Bowl LIV, pero no necesitó tenerlo. La mejor cualidad de Mahomes no tiene que ver con su capacidad de lanzar el ovoide 70 yardas o cambiar de perfil y lanzar con la zurda. La mejor cualidad de Mahomes es que, sin importar que haya sucedido a lo largo del partido, jamás se le puede descontar, incluso cuando no tuvo un partido brillante.
El quarterback franquicia de Kansas City --y aquí aplica el término con todas sus letras-- completó 26 de 42 pases para 286 yardas con dos touchdowns y dos intercepciones. Su promedio de yardas por intento fue de apenas 6.8, y fue capturado en cuatro ocasiones, incluyendo una en que soltó el balón. Antes, al principio del juego, también había sufrido otro balón suelto cuando intentaba anotar por tierra, aunque por suerte para él, no perdió ninguno de ellos.
"Simplemente es equipo", dijo el Jugador Más Valioso del Super Bowl LIV al término del encuentro. "Tenemos corazón. Desde el primer día, el coach [Andy Reid] nos empuja para ser las mejores personas que podamos, y nosotros nunca nos rendimos. Creo que esas personas que tenemos, los líderes de este equipo, ellos poseen la mentalidad de que nunca no vamos a rendir y lucharemos hasta el final".
Mahomes reconoce al resto del equipo por nunca rendirse, pero nunca va a reconocer que eso nace de la confianza ciega que tiene el equipo en él. Como todo buen líder, sabe ser humilde ante el éxito.
Las estadísticas de Mahomes suelen ser números de video juego. Habiéndonos acostumbrado a ello, quizás haya quien sienta que debió hacer más en el Hard Rock Stadium para justificar esta columna. La realidad, es que Mahomes hizo lo que tenía que hacer hoy --dirigiendo tres series de touchdown en el cuarto periodo--, pero también hizo lo que tenía que hacer desde el primer día que tomó las riendas de la ofensiva, y lo ha hecho de un modo tan espectacular, que ninguno de los jugadores y entrenadores de los Chiefs creía realmente que un déficit de 10 puntos con un cuarto por jugar era una sentencia para él.
La reputación que se ha hecho Mahomes a lo largo de dos temporadas como titular es tal que los Chiefs siempre están en contienda, más allá del marcador y el tiempo que quede por jugar. Es, en este sentido, un digno sucesor a las hazañas de Johnny Unitas, Roger Staubach y, más recientemente, Elway o Brady.
El famoso "it" factor no se mide con índice de pasador --por cierto, Mahomes acabó la noche con un mediocre 78.1--. Las yardas aéreas y el porcentaje de pases completos pueden ser engañosos. Jimmy Garoppolo superó a Mahomes en porcentaje de pases completos (64.5 contra 61.9 por ciento) y yardas por intento de pase (7.1 contra 6.8), pero en el momento en que los Chiefs anotaron el primero de sus tres touchdowns del último cuarto, el nivel de confianza entre los aficionados a los Niners se tambaleó drásticamente. Pese a seguir adelante, hubo una sensación de que San Francisco no iba a poder retener esa ventaja.
Mientras un equipo, todavía con ventaja, parecía dudar de su propia ofensiva, el otro equipo, el de Mahomes, se mantuvo peleando. Claro, hubo ajustes desde la banca. Hacia el final, los Chiefs lanzaron más largo de lo que habían hecho en todo el juego, y el éxito empezó a llegar. También insistieron con Damien Williams, quien había sido su jugador más consistente de la noche.
Pero en Kansas City, todo empieza y acaba en la confianza depositada en Mahomes, y eso es un fenómeno de equipo.