En medio de un receso de campaña como ninguno otro para la NFL, Washington vive una temporada baja sin precedentes
El 2020 ha sido un año absolutamente increíble, en la extensión más amplia de la palabra.
Una pandemia global ha cambiado al mundo de los deportes para siempre, incluso si todavía no alcanzamos a comprender los alcances de estos cambios. Los atletas de fútbol, béisbol, baloncesto disputan campeonatos en estadios vacíos, los pilotos completan sus giros ante tribunas vacías, y el fútbol americano colegial sufrió una fractura importante que podría afectar el proceso de reclutamiento a las filas colegiales hasta por dos años.
Los Juegos Olímpicos fueron desplazados de su usual espera de cuatro años, y no volverán hasta el 2021, y varias universidades cancelaron múltiples programas deportivos.
Los futbolistas debieron aprender a celebrar goles sin contacto con compañeros, y aficionados de múltiples disciplinas se han comenzado a acostumbrar a ruido artificial y aficionados virtuales o de cartón en los asientos vacíos.
En medio de todo ello, la NFL no se mantuvo ajena a los cambios. Las actividades usuales de temporada baja, incluyendo el minicampamento, las actividades organizadas del equipo, y la pretemporada fueron canceladas, y todavía está por verse cuánta normalidad puede existir en la temporada regular que comenzará el próximo 10 de septiembre.
Entre todo ese caos, el Washington Football Team ha vivido días más tumultuosos que cualquier otro equipo en la liga y, posiblemente, en cualquier liga.
El 1° de enero marcaría una nueva etapa para la franquicia, con Ron Rivera siendo contratado como nuevo head coach. Washington se había desecho de su entrenador en jefe previo, Jay Gruden, antes de la Semana 6 de la temporada anterior, luego de un inicio de 0-5 en la temporada, y con Bill Callahan completando la misión del 2019 con la etiqueta de interino.
Dos días antes de la contratación de Rivera, Washington despidió al presidente del equipo, Bruce Allen, quien había estado con la franquicia por los últimos 10 años.
Aquello de que habría una nueva era, iba en serio. Rivera se convirtió en el primer head coach fijo minoritario en la historia de una franquicia que cargaba con un bagaje histórico muy pobre en términos de inclusión y diversidad. Nadie podía imaginar lo que vendría más tarde.
El coronavirus se extendió por el globo, y poco a poco fue golpeando deporte por deporte, liga por liga. En el caso de la NFL, significó la celebración de un draft remoto después de que un gran número de universidades cancelara sus pro days para los prospectos, dejando a los equipos con solamente lo realizado en el Combinado de finales de febrero en Indianapolis, y las cintas, para estudiar a los jugadores que serán reclutados.
Durante el draft, Washington cerró un último capítulo que tenía pendiente con uno de sus pilares ofensivos. La franquicia traspasó al tackle ofensivo Trent Williams, un recluta de primera ronda del 2010 --N° 4 global-- que había sido un confiable guardaespaldas para todos los quarterbacks desde entonces, a los San Francisco 49ers. Williams llevaba meses enfrascado en una disputa contra el club, particularmente el cuerpo médico, tras acusarlos de no atenderlo apropiadamente cuando se le detectó una protuberancia cancerosa en el cuero cabelludo. Aunque Williams no jugó para el equipo en el 2019, existía la esperanza de que la salida de Allen sirviera para limar asperezas con el tackle siete veces seleccionado al Pro Bowl.
La pandemia obligó al cierre de las instalaciones de los 32 equipos de la NFL, y ello significó que los jugadores no pudieron reunirse formalmente para entrenar. Sin embargo, poco tiempo después, un evento en Minneapolis convocó otro tipo de reuniones.
Un hombre llamado George Floyd murió cuando un policía se hincó sobre su cuello por más de ocho minutos, lo que encendió protestas masivas a lo largo y ancho de los Estados Unidos, y en algunas otras ciudades del mundo. Las exigencias en contra de la desigualdad racial, la injusticia social y la brutalidad policiaca por la muerte de Floyd volvieron a encender una llama que había bajado de intensidad, pero nunca desaparecido en Washington. El reconocimiento de la necesidad de mirar a través de una óptica renovada los temas de racismo y apropiación cultural en torno al apodo de la franquicia --sumado, desde luego, a la enorme presión mediática ejercida por los patrocinadores y socios comerciales del club-- desencadenaron un cambio que se había exigido hacía décadas, y al cual el propietario mayoritario, Daniel Snyder, se había opuesto contundentemente. Finalmente, el 13 de julio, Washington aceptó dejar de usar "Redskins" como nombre del equipo.
Al poco tiempo del anuncio, Rivera dijo que trabajaba con Snyder en el nuevo nombre del club, y que le gustaría incluir algún motivo ligado a la milicia, como reconocimiento a las fuerzas armadas.
Con el cambio de nombre, llega un cambio de logo. Aunque los colores se mantienen, los uniformes que portará Washington en el 2020 también serán diferentes, con los jugadores portando sobre los cascos sus números respectivos, en un elegante tono dorado.
Tres días después del cambio de nombre de Washington, un nuevo escándalo cimbró a la franquicia. El Washington Post publicó una investigación donde 15 mujeres alegaron acoso sexual y conductas inapropiadas por parte de ejecutivos de alto nivel del equipo. El bombazo periodístico hizo recordar de inmediato otro escándalo similar, reportado unos atrás por el New York Times, en que se detallaban las conductas inapropiadas de funcionarios del club con porristas del equipo. Unos días antes de que se revelara el escándalo por el post, tres de los empleados acusados en la investigación dejaron al club: Alex Santos, Richard Mann y Larry Michael. Y el día de publicación, Washington contrató a la prestigiada abogada Beth Wilkinson para revisar todos los protocolos de la organización, incluyendo su cultura, políticas y acusaciones de mala conducta en el lugar de trabajo.
En medio de toda la turbulencia, otra noticia golpeó a la organización desde un costado. Trascendió en varios medios que los tres socios minoritarios de Snyder buscaban vender su participación en la franquicia. Robert Rothman, Dwight Schar y Frederick W. Smith, quienes de forma combinada poseen el 40 por ciento del equipo, contrataron a una firma de inversiones para buscar a potenciales compradores.
We are happy to announce that we have appointed Jason Wright as Team President. pic.twitter.com/nIoUvoKON9
— Washington Football Team (@WashingtonNFL) August 17, 2020
En los días que siguieron, llegaron tres incorporaciones clave en la organización, pero a nivel directivo. En primer lugar, Snyder contrató a Terry Bateman como nuevo vicepresidente ejecutivo para encargarse, entre otras cosas, de todas las actividades de mercadeo del equipo, relaciones con patrocinadores, internet y operaciones de medios, así como la estrategia global de negocios. Luego, vino la incorporación de Julie Donaldson para ocupar la vicepresidencia senior de medios del club, y convertirse, también, en la voz radial del equipo, primero en la liga con una mujer en el puesto. Finalmente, esta semana comenzó con el nombramiento de Jason Wright como presidente, convirtiéndose en el primer afroamericano en ocupar la presidencia de una franquicia en la liga.
La de Wright no fue la única incorporación notable en Washington en la semana, no obstante. El quarterback Alex Smith recibió alta médica para realizar actividades de fútbol americano, y fue reingresado a la plantilla activa del club. A inicios de semana, empezó a entrenar con el resto de sus compañeros, continuando un viaje insólito que hace no mucho tiempo parecía imposible, luego de sufrir hace casi dos años una fractura doble en la pierna que amenazó con quitarle la vida, o por lo menos, dejarlo con la pierna amputada. Después de 17 cirugías e interminables horas de rehabilitación, Smith está listo para luchar por un puesto en la plantilla final de Washington.
El quarterback de Washington compartió sus sentimientos tras volver a entrenar.
A inicios de este mes, Washington cortó al corredor Derrius Guice, recluta de segunda ronda del Draft 2018 de la NFL que proyectaba en algún momento como corredor titular del futuro para el club. Guice fue arrestado por dos casos separados de violencia doméstica, los cuales condujeron a su liberación, pero después de eso se sumaron las acusaciones de dos mujeres, quienes alegan que Guice abusó de ellas sexualmente cuando era estudiante en LSU.
La última gran noticia que salió de Washington no es, ni por mucho, tan alentadora como lo de Smith o el recambio gerencial. Rivera fue diagnosticado con un cáncer en ganglio linfático. El head coach dijo a Adam Schefter de ESPN que planea seguir dirigiendo este año, que existe un plan-B, y que comenzará su tratamiento en breve. Aunque Rivera también dijo a Schefter que es "muy tratable y curable", sin lugar a dudas se trata de un suceso que no puede tomarse a la ligera.
— Washington Football Team (@WashingtonNFL) August 21, 2020
"Los médicos me alentaron a [seguir dirigiendo]", dijo Rivera a Schefter. "Ellos dijeron que, si estaba convencido de ello, lo hiciera. Que no detuviera mis actividades físicas. Pero todo mundo me dijo que para la tercera o cuarta semana, comenzaré a sentirlo".
Incluso bajo la filosofía de "negocios como siempre" que pretende mantener Rivera --y que ojalá pueda mantener-- habrá que admitir la fuerte posibilidad de un impacto significativo sobre la franquicia para el futuro previsible.
Los cambios no han concluido, ni de cerca, en Washington. Todavía está por resolverse cuál será el nuevo nombre del club, suceda cuando suceda. También, está por determinarse el futuro del 40 por ciento de la participación en la franquicia que desean vender los accionistas minoritarios, y conocer quién o quiénes podrían estar interesados en ese porcentaje. Finalmente, muchos quisiéramos ver un desenlace positivo a las sagas de Smith y Rivera. Todas esas respuestas podrían tardar en llegar, pero llegarán.
El número de cambios trascendentales que Washington ha sufrido en menos de ocho meses es casi inverosímil. En un 2020 en que el coronavirus le tiró una bola curva totalmente inesperada al mundo, Washington ha visto pasar bola de nudillos tras bola de nudillos, con todo y que ni siquiera ha comenzado la temporada regular. Quizás, eso es justamente lo que necesite el club --un calendario fijo con fechas, lugares y oponentes predeterminados-- para obtener a una sensación de constancia y normalidad, incluso con todas las piezas nuevas en el tablero.
O quizás, el 2020 no ha terminado su trabajo en Washington.