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Jason Licht, el héroe desconocido de los Buccaneers que armó un equipo ganador para Tom Brady

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MIAMI -- El gerente general de los Tampa Bay Buccaneers, Jason Licht, sabe que es un hombre afortunado.

No sólo por poseer uno de los 32 trabajos más codiciados en los Estados Unidos y estar en la cúspide del logro máximo en su profesión, sino porque sabe que en caso de haber estado en otra organización, posiblemente no estaría en esta situación.

Licht fue contratado en el año 2014, y desde entonces los Buccaneers han tenido cinco temporadas perdedoras en seis años.

Pero quizás lo más increíble es que ha tenido tres entrenadores en jefe distintos durante ese periodo, y generalmente no permanece el mismo gerente general cuando se dan tantos golpes de timón.

“Estoy muy agradecido de estar en esta posición”, expresó Licht. “La realidad es que cometí muchos errores en el pasado, pero estoy orgulloso de decir que he aprendido de ellos, y hoy soy un mejor gerente general”.

Ya hablaremos más en detalle de las selecciones de draft, que han sido integrales para el éxito del equipo, pero todo debe comenzar con Tom Brady.

Su salida de New England Patriots parecía un imposible, pero cuando Tampa Bay se asomó como un destino posible, Licht no dudó ni un segundo.

“¿Quién no va a querer tener al mejor mariscal de todos los tiempos?”, declaró Licht. “Lo más divertido de todo fue que cuando hablamos, le mencioné que Chris Godwin tenía el número 12, a lo cual me respondió que quizás usaba el 7, por los siete títulos que íbamos a conseguir. Es un ganador nato”.

Lo cierto es que más allá de que en la superficie parecía una decisión obvia, Tom Brady ahora tiene 43 años, y las dudas acerca de su podría ganar sin Bill Belichick fueron tema de conversación.

Licht llamó a Bruce Arians, quien sabe que no va a entrenar muchos años más, y a Brady “el matrimonio perfecto”.

Y ahora están a un partido de lograr lo impensado.

Sin embargo, tras firmar a Brady, quedaba mucho trabajo por hacer. Cuando contratas un mariscal veterano, sabes que tu ventana de éxito es pequeña, y Licht y los Buccaneers fueron agresivos para conseguirle los actores de reparto indicado.

Otra vez, suena obvio, pero no todos los equipos lo hacen. Sólo hace falta ver a los Green Bay Packers, que siempre suelen pensar en el futuro en lugar del ahora, dado que el riesgo de invertir mucho y quedarte corto de la meta es demasiado grande.

De más está decir que esa no fue la filosofía de los Buccaneers.

En el 2002 los Glazer (dueños de los Bucs) pensaban que estaban cerca de la gloria, y fueron agresivos con una movida inesperada; pagaron dos selecciones de primera ronda y dos de segunda ronda por el entrenador Jon Gruden.

Movimiento que muchos criticaron, pero a la postre tuvieron razón, porque Gruden los guió al título.

Al igual que en aquella ocasión, los Buccaneers sentían que no estaban muy lejos, y una vez más, fueron agresivos.

Brady, quizás la firma más rutilante en la historia de la agencia libre, pasó para 4633 yardas y 40 touchdowns, pero más importante aún, le instaló una mentalidad ganadora a sus compañeros, que empezaron a creer que podían; sus intangibles fueron más importantes que las estadísticas teniendo en cuenta la historia reciente de esta franquicia.

Le firmaron una extensión de dos temporadas a Jason Pierre-Paul, y etiquetaron como jugador franquicia a Shaquil Barrett. Ambos se combinaron para 17.5 capturas en la temporada regular, y cinco más cruciales ante los Packers en el Campeonato de la NFC.

Como si fuera poco, a la defensiva también retuvieron a Ndamukong Suh, quien además de contribuir con seis capturas, fue el ancla de la mejor defensiva por tierra de la NFL de la mano del fenomenal coordinador defensive Todd Bowles.

Aunque la acción no terminó allí, luego de que en abril cambiaran una selección de cuarta ronda por Rob Gronkowski, quien más allá de que no es el mismo jugador de unos años atrás, terminó siendo crucial, sobre todo después de que perdieron a O.J. Howard por el resto de la temporada en la cuarta jornada.

El centro A.Q. Shipley y el pateador Ryan Succop, a quien firmaron a pesar de que habían invertido una selección de quinta ronda en el draft del 2019 en el pateador Matt Gay, nos ratifica le mensaje de Licht de “admitir errores y corregir”.

Realizaron un cambio por Steve McClendon cuando perdieron a Vita Vea por lesión, y trajeron al corredor Leonard Fournette, quien si bien ha sido una sombra del jugador que fue, mostró su mejor versión en los playoffs, y fue vital durante la ausencia de Ronald Jones.

Llegó el mes de octubre, y los Buccaneers todavía se negaban a quedarse de brazos cruzados. Gracias a un poco de lobby de Brady, se decidieron a traer al polémico y talentoso receptor abierto Antonio Brown.

Inicialmente se veía más como una póliza de seguros para un grupo de receptores que ya de por sí era profundo, pero su producción fue aumentando con el correr de los partidos.

Todavía no sabemos si Brown podrá o no jugar en el Super Bowl, pero fue el más reciente ejemplo de una mentalidad agresiva de los Buccaneers y su gerente general Jason Licht.

En retrospectiva, tenemos que decir que prácticamente todos los movimientos funcionaron.

A pesar de ese influjo de talento, los Buccaneers todavía tenían algunos huecos, y los terminaron de llenar mediante el draft.

El tackle ofensivo Tristan Wirfs ha probado ser quizás el mejor tackle de esta pasada clase, y solidificó una unidad que presentaba dudas, mientras que el profundo Antoine Winfield terminó tercero en el equipo en tackles; los dos fueron seleccionados al “Equipo Ideal de Novatos”.

De hecho, se convirtieron en la segunda pareja consecutiva de jugadores de primer año en recibir este galardón, dado que lo mismo ocurrió la campaña anterior con el linebacker Devin White, y el esquinero Sean Murphy-Bunting.

Un testamento a un gerente general, que viene de tener un par de años inspirados, y que una vez presentada la oportunidad, no dudó en mover cielo y tierra para estar donde están ahora.

“Brady tiene 43 años, pero tenemos una joven defensiva, jóvenes receptores y una línea ofensiva relativamente joven”, concluyó Licht. “Sí, fuimos agresivos, pero nunca dejamos el futuro de lado”.

Pase lo que pase en el Super Bowl el domingo, el futuro le sonríe a Licht, porque si bien un triunfo terminaría de coronar un año memorable, no se puede cuestionar que sus movimientos fueron extraordinarios, y que sin ellos, los Buccaneers no estarían aquí.

De hecho me sorprendería si no es nombrado Ejecutivo del Año.