La noticia del acuerdo entre Dak Prescott y los Dallas Cowboys implica un enorme triunfo para el quarterback.
Después de todo, y según reporta Adam Schefter de ESPN, citando una fuente, el contrato puede ascender hasta los 164 millones de dólares. Además, impondría récords de la NFL con un bono por firmar de 66 millones, y un total de 75 millones de dólares en el primer año.
Con el acuerdo, finalmente se dejan de lado todas las estériles discusiones sobre si Prescott "merece o no merece" un salario de acuerdo a lo que el resto de la liga paga a quarterbacks de su calibre, y en cambio, el enfoque pasa ahora a las siguientes prioridades de temporada baja en Dallas.
Los Cowboys llevaban algún tiempo afirmando que Prescott era la mayor prioridad de la franquicia. Sin embargo, eso no significa que era la única prioridad. Ahora, es momento de mirar al otro lado del balón.
La defensiva de Dallas impuso la clase de marca de franquicia que nunca se desea imponer: permitió la mayor cantidad de puntos en su historia durante el 2020. El coordinador defensivo Mike Nolan, contratado apenas la temporada pasada, ya fue despedido, y ahora llega la oportunidad para que Dan Quinn, el ex entrenador en jefe de los Atlanta Falcons, componga a una unidad con poca profundidad en múltiples posiciones.
Quizás, todavía haya que reestructurar, una vez más, el acuerdo del ala defensiva DeMarcus Lawrence. Después, habría que determinar si Dallas quiere traer de regreso al linebacker veterano Sean Lee, y los esquineros Jourdan Lewis y Chidobe Awuzie, así como el safety Xavier Woods. Eso es solamente hablando de los jugadores que ya estaban en plantilla el año pasado, y que contribuyeron a ese nefasto récord defensivo. El siguiente paso, será determinar si hay agentes libres que puedan ser añadidos, y de qué nivel.
Los Cowboys fueron muy activos el año pasado en este rubro, y todo resultó catastrófico. El equipo perdió a Gerald McCoy en la primera práctica equipada, traspasó a Everson Griffen a media temporada, cortó a Ha Ha Clinton-Dix antes de que iniciara la campaña, y dejó libre antes del final de la misma a Dontari Poe y a Daryl Worley. Ninguno de esos nombres veteranos dejó impacto duradero en el Rancho, por lo que es comprensible si Dallas decide ser más cauteloso cuando abra el mercado el próximo 17 de marzo.
El acuerdo con Prescott, además, deja su impacto contra el tope salarial para este año en apenas 22 millones, una reducción de casi la mitad de lo que hubieran significado los 37.7 millones de dólares bajo una segunda etiqueta de jugador franquicia, que el equipo estaba listo para aplicar antes de la fecha límite de mañana. Eso representa un ahorro para el equipo, en un año donde el tope salarial probablemente caerá respecto al año pasado, pero antes de que se espera que ascienda vertiginosamente, con los nuevos contratos de televisión, porque, como bien apunto Schefter en su cuenta de Twitter, este acuerdo es un indicio por parte de Jerry Jones de lo que podemos esperar de los acuerdos entre la liga y los medios, a futuro.
Para Dallas había dos grandes tareas a realizar en el receso de temporada del 2021: recompensar a su quarterback franquicia con un contrato acorde al mercado --si es que lo deseaban retener--, y rearmar su defensiva. La primera tarea, y la más sencilla, por tratarse de solo una persona involucrada, se ha cumplido. La segunda, que involucra un recambio importante en múltiples posiciones será más compleja y, por lógica, se puede asumir que será más tardada. Pero amarrar a Prescott compra tiempo para la reconstrucción ofensiva, porque aunado a las armas que cuenta a la ofensiva como Amari Cooper, CeeDee Lamb, Michael Gallup, Ezekiel Elliott y Tony Pollard, principalmente, su presencia garantiza que los Cowboys serán capaces de mover el ovoide con mayor eficiencia, y anotar touchdowns con mayor frecuencia.
Eso ya es un paso en la dirección correcta para la franquicia.