“Cada partido es una historia distinta, pero eso no quiere decir que la propuesta no sea la misma y que la intención no sea la misma. La intención es ser protagonista, tener un fútbol propositivo, defender hacia adelante e intentar tener el control del partido”. Las palabras de Diego Alonso son elocuentes. Desde que desembarcó en la Selección de Uruguay lo hizo con una clara misión: ganar. Y para ellos, entendió que el equipo debía ser protagonista.
El técnico no sorprendió con ninguna variante táctica ni nada por el estilo, sino que lo hizo desde otro lugar. Las sorpresas más significativas fueron el corrimiento de Ronald Araújo al lateral derecho antes de su lesión (su presencia en Qatar es una incógnita), una decisión que generó dudas teniendo en cuenta que el futbolista juega como zaguero en Barcelona. Otras de las sorpresas fueron los debuts de Facundo Pellistri y Mathías Olivera.
Pero acaso, uno de los puntos más significativos, es el rol que le cedió a Federico Valverde. El jugador de Real Madrid asumió un rol protagónico. Alonso mantuvo una charla con Valverde y lo hizo dueño absoluto del equipo liberándose en la cancha.
En los tres primeros partidos que dirigió Alonso, apeló a parar el equipo con cuatro defensas, cuatro volantes y dos delanteros. Así jugó contra Paraguay en Asunción, Venezuela y Perú en Montevideo.
El técnico recién modificó el esquema en la última fecha ante Chile en Santiago. Con Uruguay ya clasificado al Mundial, Alonso jugó con cuatro defensas, dos volantes de contención, tres por delante y un solo delantero (4-2-3-1).
El jugar con el sistema 4-4-2, le permitió a Diego Alonso utilizar el ancho de cancha como una de las vías para que su equipo genere situaciones. Pellistri fue figura destacada como volante bien abierto por la derecha. Por el otro lado, se apeló a un jugador un poco más posicional como De Arrascaeta, pero el 10 aprovechó muy bien la tendencia de Mathías Olivera de desprenderse al ataque.
Una de las características principales que mostró el equipo fue la presión alta y la intensidad con la que jugó sus partidos. A juzgar por lo que se ha visto, Diego Alonso tiene una base de equipo, y tal vez una de las cosas a resolver es si jugará con Luis Suárez y Edinson Cavani juntos.
En el arco, la lesión de Fernando Muslera habilitó el ingreso de Sergio Rochet que se ganó la confianza del entrenador. En la defensa, Ronald Araújo se consolidó en el lateral derecho pero deberá ser reemplazado si no llega la Copa del Mundo, pudiendo ingresar Guillermo Varela o Damián Suárez en esa posición. Los centrales fueron Diego Godín -hoy aquejado por las lesiones y como incógnita- y José María Giménez. En el lateral izquierdo, Mathías Olivera se quedó con el puesto.
En la mitad de la cancha parecen estar seguros tres nombres: Facundo Pellistri, Rodrigo Bentancur y Federico Valverde. El cuarto hombre genera dudas luego del regreso de Matías Vecino. Una opción es que ocupe el doble 5 con Bentancur, liberando a Valverde. En ese caso, De Arrascaeta quedaría relegado al banco. La segunda opción es que juegue Giorgian y el doble 5 lo asuman Bentancur y Valverde.
Y arriba lo dicho, tres nombres para dos lugares: Suárez, Cavani y Darwin Núñez. Todo dependerá de momentos de los jugadores, características del rival y la idea que pretenda llevar adelante el técnico Diego Alonso.