En el año 2010, Rafael Nadal sumaba una nueva hazaña a su carrera. La conquista de Monte-Carlo, Roma, Madrid y Roland Garros durante la misma temporada lo posicionó como el único jugador en alcanzar semejante logro en la historia del circuito.
El dominio del manacorí en Mónaco había comenzado años atrás pero la sexta presea dio luz verde a una seguidilla que lo tiene como protagonista indiscutido hasta la actualidad. Ubicado en el puesto N° 3 del ranking avanzó sin demasiadas complicaciones -sólo cedió 14 juegos a lo largo del trayecto- hasta la final que definió ante su compatriota Fernando Verdasco.
Días después, Roma recibía con los brazos abiertos a su campeón defensor. En el camino hacia el título, sólo cedió un parcial contra Ernests Gulbis en la anteúltima instancia del evento. Luego de desbloquear ese desafío y por segunda ocasión consecutiva en la conclusión de un certamen le tocó reinar frente a un coterráneo: David Ferrer.
En Madrid la historia parecía más lejana debido a lo esquivo que había resultado el escenario para Nadal hasta entonces. En comparación con su dominio en los torneos anteriores, allí sólo había conquistado una edición cinco años atrás. El último antecedente era la caída en la definición del 2009 contra Roger Federer. Pero el envión que traía fue suficiente para patear las dudas a medida que avanzó en el cuadro. Nicolás Almagro fue el único que pudo quitarle un set pero, tras darlo vuelta, ‘La Fiera’ siguió su rumbo hasta la parada definitoria. Allí logró redimir el resultado del año anterior ante el suizo, N°1 del mundo por aquel entonces, y aceleró hasta el máximo evento de la gira.
Tras un mandato que lo tuvo como figura central entre 2005 y 2008, Nadal regresó a Roland Garros dispuesto a recuperar el trono después de la interrupción que vivió en la edición que terminó en manos de Federer. Con los tres títulos M1000 a sus espaldas, el español inició la recta final de una campaña histórica en la superficie europea. Con triunfos sobre Zeballos, Hewitt, Almagro, Melzer y su verdugo en la edición anterior, Soderling, entre otros, el rey del polvo de ladrillo dio origen en 2010 al ‘Clay Slam’ con una actuación que al día de hoy no ha podido ser igualada por ninguno de los jugadores que integran la elite del tenis mundial.