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Federer-Nadal o Nadal-Federer, una rivalidad con mucha historia

De archirrivales a amigos. Una relación de lucha por grandes trofeos, mucho respeto y camaradería, llega a su fin. Es que el retiro de Roger Federer provoca que no vuelva a jugar, al menos oficialmente, contra Rafael Nadal. El suizo y el español protagonizaron una época dorada del tenis que enalteció al deporte y lo llevó a niveles de popularidad gracias a semejante rivalidad, en puja constante por ser el mejor del momento, el N°1 del mundo y también el más exitoso de todos los tiempos.

Fue un duelo de estilos, sin dudas. La propuesta más agresiva y ofensiva de Federer, con subidas a la red, puntos más cortos (muchas veces) y un saque potente, contra el patrón de una gran defensa de Nadal, quien con el paso del tiempo fue ganando en agresividad y tomando más riesgos.

El suizo ante el español. La elegancia y clase de Su Majestad frente a un Rafa combativo, el mayor defensor del circuito, capaz de devolver decenas de tiros y ser incansable ante cada intento del rival. El choque entre ambos europeos nació en la gira estadounidense de 2004, previo a la europea de arcilla. El primero de los 40 cruces oficiales se dio en la tercera ronda del Masters 1000 de Miami y hubo batacazo.

Hacía casi dos meses que Roger era el N°1 del ranking ATP y el diestro de Basilea perdió con el zurdo de Manacor, por entonces 34° del mundo, en dos sets. Allí arrancó la historia del duelo "Fedal", dos leyendas del "Big 3", dos de los más grandes de todos los tiempos. De hecho, este año Nadal batió el récord histórico de Federer de 20 títulos de Grand Slam, sumando ahora 22.

14 de las 40 veces que Federer y Nadal se cruzaron fue en certámenes de Grand Slam, con la salvedad del US Open. Pensar que el suizo es uno de los dueños del récord de cinco coronaciones en el cemento de Nueva York (con el plus que lo ganó en cinco años en fila) y que el español se adjudicó dicho certamen en cuatro ocasiones, pero no hubo ningún enfrentamiento entre sí en esa cita Major.

El español ganó 24 y el suizo, 16, con la particularidad de que, la última de ellas, la ganó en casa Su Majestad. En las semifinales de Wimbledon 2019, se llevó la última pulseada por 7-6 (3), 1-6, 6-3 y 6-4. En el medio, hubo cruces con todos los matices y de hecho esa rivalidad fue elegida como una de las más icónicas de la era abierta al profesionalismo, que comenzó en 1968. En realidad, se trata de uno de los duelos más grandes de la historia.

Tres veces Nadal hilvanó cinco victorias seguidas frente a Federer, sobre todo en canchas lentas, las preferidas del dueño del récord de 13 copas en un mismo Grand Slam, en el polvo de ladrillo de Roland Garros. Y, sobre el final de este gran cruce, el suizo se desquitó y logró su mejor racha invicta ante el español, también de cinco encuentros, con cuatro triunfos en su memorable 2017, siendo más audaz y con un revés suelto a una mano, que sorprendió a todos, en especial al mismo Rafa.

En general dominó Nadal, con marca 6-0 en los choques en el Abierto de Francia, por ejemplo. A Federer le fue mejor en su aliado césped de Wimbledon, con triunfos seguidos en las finales de 2006 y 2007, hasta que vio cortada la serie cuando Rafa se llevó uno de los considerados mejores partidos de la historia del tenis, en la finalísima de 2008 en La Catedral. Pasó de todo, mucha emoción, adrenalina y alto vuelo, hasta que el helvético se quedó con la última final entre sí en un Grand Slam, en Australia 2017.

El suizo ganó las cuatro últimas finales en las que se midió con Nadal, pero fue el manacorí el que dominó el mano a mano, sobre todo en arcilla. Hasta terminar forjando una gran relación, compartiendo cancha, consejos y tácticas en la Laver Cup, de exhibición, defendiendo al equipo de Europa. Ellos libraron batallas memorables, que perdurarán por siempre en la retina y los corazones de los fanáticos del tenis y el deporte mundial, a la vez que mantuvieron un respeto mutuo y mucha amistad. Sin dudas, un caso inédito.