En el día de su vigésimo aniversario, Carlos Alcaraz dio el paso de la adolescencia a la edad adulta haciendo lo que mejor sabe, ganar, esta vez con el croata Borna Coric como víctima (6-4 y 6-3) y con el premio de alcanzar por segunda vez consecutiva la final del Masters 1000 de Madrid, que ya se llevó el año pasado.
Una hora y 40 minutos tardó Alcaraz en ganar el partido, disputado en una cancha abarrotada de fans y famosos, y con 25 grados de temperatura.
El plus estuvo en el festejo. Le cercaron un pastel gigante con velas prendidas y un cuchillo para cortar su parte. Probó, saludó y se fue al vestuario. Habrá otra celebración con su familia y equipo de trabajo. Está en medio de un torneo importante y no puede descuidar la instancia en la que está.
La defensa del título y el N°1 están más cerca ahora para el murciano, que necesita ser campeón para poder volver a la cima del ranking mundial y destronar a Novak Djokovic, que no jugó en la Caja Mágica.