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NBA camino al GOAT por franquicia: Chicago Bulls

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23 de los mejores momentos de Michael Jordan (31:27)

Michael Jordan tuvo varios momentos impresionantes a lo largo de su ilustre carrera en la NBA, aquí seleccionamos 23 de sus más destacados. (31:27)

Bienvenidos al ranking GOAT franquicia a franquicia. El turno de Chicago Bulls, una franquicia en la que sobresale, por supuesto, Michael Jordan.

Continúa el ranking GOAT franquicia a franquicia. Antes de seguir, es importante definir el criterio de evaluación: no se trata de los mejores jugadores sino de los que más impacto han tenido para el equipo en su historia. Ponemos, en situación, trayectoria, campeonatos ganados, fidelidad y, por supuesto, calidad.

Este comité integrado por una sola persona ha decidido sumergirse en aguas pantanosas para traer definiciones. Seremos inflexibles. Seremos dogmáticos. Y traeremos respuestas.

Hechas las respectivas aclaraciones, nos metemos en el Top 10 de Chicago Bulls.

Ajusten sus cinturones. Es tiempo de despegar.

10. Norm Van Lier (1971-1978)

Cierra el Top 10 de la lista un referente de los años '70, cuando los Bulls todavía no sabían lo que era un anillo de campeonato. Jugó siete temporadas en Chicago y promedió 12.2 puntos, 6.8 asistencias y 4.6 rebotes por juego. Pero su injerencia, su determinación, no tuvo que ver con el ataque sino con la defensa: fue seleccionado tres veces al All-Defensive First Team y cinco al All-Defensive Second Team.

Elegido en la tercera ronda del Draft de la NBA de 1969, el base de los Bulls fue elegido tres veces como All-Star (1974, 1976 y 1977) y compartió media cancha con otra leyenda, Jerry Sloan.

Los Bulls de los '70s fueron, antes de Michael Jordan, Scottie Pippen, Phil Jackson y compañía, un equipo más que decente, con cinco apariciones consecutivas en postemporada (1972 a 1977).

9. Toni Kukoc (1993-2000)

Tendremos escepticismo aquí por parte de los fanáticos estadounidenses, pero no hay dudas acerca de Kukoc. El genio de Split, el referente de la Jugoplastika, se unió a los Bulls después de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Si bien cambió su estilo, puesto y peso respecto a lo que había mostrado en Europa y con la Selección de Yugoslavia (luego, tras la separación, representó a Croacia), terminó siendo pieza vital para Phil Jackson y compañía en el segundo three-peat.

Toni llegó como un jugador hecho a la NBA. Superexitoso en Europa, campeón del mundo en Argentina 1990, promedió, en siete años en la franquicia, 14.7 puntos, 4.3 asistencias y 4.9 rebotes por juego. De todos modos, más allá de los números, hizo algo aún más importante que eso: relegó su rol, sus capacidades, en función del bien grupal, del triunfo del equipo. En esta era, con su manejo y sus 2.08 metros, hubiese sido una superestrella sin ninguna duda. En la temporada de los 72 triunfos, Kukoc fue Sexto Hombre de la temporada. Determinante y silencioso, llegó al Hall of Fame en 2021.

8. Horace Grant (1987-1994)

El heredero de James Worthy, leyenda de Lakers, en materia de jugadores con lentes. Toda una marca registrada en los años noventa. Grant fue la tercera espada de los Bulls en el primer three-peat. Jugó siete temporadas en Chicago, fue suplente de Charles Oakley, pero cuando ganó horas de vuelo se convirtió en referente del equipo de Phil Jackson.

12.6 puntos y 8.6 rebotes por juego. 53% en tiros de campo. Esos fueron los números de un Grant que fue siempre rueda de auxilio, en silencio, de uno de los mejores equipos de la historia. Ganó tres anillos de campeonato en Chicago y por eso se lo valora en este ranking: jugó luego en el Magic, en los Supersonics y en los Lakers, donde ganó su último campeonato en 2001. Dicho esto, su carrera será, a la hora de evaluarlo, siempre roja.

Fue siempre un aporte en los dos costados de la cancha. All-Star en 1994, Grant fue elegido cuatro veces en el All-Defensive Second Team (1993-96).

7. Dennis Rodman (1995-1998)

Quizás el mejor rebotero de la NBA moderna. Dr. Jekyll y Mr. Hyde. El pelo multicolor, la transgresión, el trabajo sucio hecho carne y hueso. Rodman fue electricidad pura. Sexo, desenfreno y rock and roll. Una bomba atómica a punto de implosionar en el parquet y en las discotecas. Supo ser némesis de Michael Jordan y los suyos como parte fundamental de los Bad Boys de Detroit Pistons. Y luego fue el socio perfecto para alcanzar el segundo three-peat de la era dorada de Chicago.

El Gusano fue referente principal de la época fluorescente. Con él se rompió el molde: único, disruptivo, original. Manejar a Rodman fue, para Phil Jackson, como operar con material radiactivo. Había que ir con precaución. No era mes a mes. Ni siquiera día a día. Minuto a minuto. Segundo a segundo. Estuvo solo tres años en Chicago, pero en esos apenas más de mil días, se convirtió en inolvidable.

Miembro del Hall of Fame desde 2021, fue uno de los mejores defensores de la historia del juego. Dos veces Defensor del Año, siete veces en el Mejor quinteto defensivo de la NBA, siete veces máximo rebotero, dos veces All-Star. Los Bulls no hubiesen podido ganar sin El Gusano. Ni siquiera con Jordan. Por esa razón, y también por cómo cambió el mundo dentro y fuera de la cancha, está en este Top 10. Fue dicho. Y será, por siempre, justicia.

6. Artis Gilmore (1976-1982 y 1988)

Antes de llegar a la NBA, Gilmore, de 2.18 metros, fue Rookie del Año, MVP y campeón en la ABA. Cuando desapareció esa liga, llegó a los Bulls, donde jugó seis temporadas en su primera experiencia y una en su segunda. Y en ese lapso, le alcanzó para convertirse en el sexto mejor jugador en la historia de la franquicia.

Gilmore fue seis veces All-Star y se sumergió en el Hall of Fame en 2011. Como jugador de los Bulls promedió 20.4 puntos, 11.2 rebotes y casi 60% en tiros de campo por partido. Una locura. Llegó a jugar 670 partidos de manera consecutiva. Se lo apodó "The A-Train".

Fue, para muchos y con justa razón, el mejor centro que tuvieron los Bulls en toda su historia.

5. Bob Love (1968-1976)

21.3 puntos y 6.8 rebotes de promedio en sus nueve temporadas con el equipo. Love pertenece al básquetbol en blanco y negro, a la época en la que las cintas de video aparecían a cuentagotas. Pese a todo, se lo reconoce dentro del Top 5 de Chicago en toda su historia. "Butterbean" fue un ala-pivote con los movimientos de un escolta. Tercer máximo anotador de la franquicia, fue tres veces All-Star (1971, 1972 y 1973) y su número 10 fue retirado el 14 de enero de 1994.

Llegó a Chicago junto a Bob Weiss en un intercambio por Flynn Robinson que le cambiaría la vida. En 1971-72 tuvo un alto de carrera de 25.8 puntos por partido. Fue inolvidable tanto dentro de la cancha como fuera, por el vínculo gigante que construyó con la comunidad.

Los Bulls lo incluyeron dentro de la clase de Ring of Honor celebrada en enero de 2024.

4. Jerry Sloan (1966-1976)

Los fanáticos de los Bulls recuerdan a Sloan como el entrenador de Utah Jazz en las Finales de 1997 y 1998. Pero mucho antes de eso, fue una leyenda de Chicago. El primer jugador al que le retiraron el número (4). Se lo conoció como "The Original Bull" y que esté en el Top 4 de la historia es más que justo. De hecho, algunos pueden considerar esta posición insuficiente, porque fue, de algún modo, quien clavó la bandera de los Bulls y sembró para que otros talentos recogieran los frutos.

Fue dos veces All-Star (1967 y 1969) y estuvo en cuatro equipos defensivos de la temporada. Su corazón, carácter y juego sin balón hicieron que los fanáticos de la ciudad del viento lo adorasen en las décadas del '60 y '70.

Sloan figura tercero en partidos jugados (696), cuarto en puntos (10.233) y octavo en asistencias (1.815) en la historia de la franquicia. Fue el primer pick del Draft de Expansión de 1966. Fue un anotador decente, pero lo mejor de su repertorio estuvo siempre en defensa. Un jugador de lujo. Un hombre inolvidable.

3. Derrick Rose (2008-2016)

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Así de dominante se veía Derrick Rose en Chicago Bulls

Repasamos un top 10 de SportsCenter con jugadas del base en sus primeros años con los Bulls.

El nombre de la redención. La Vie en Rose. Derrick Rose figura en el Top 3 de la historia de los Bulls, pero aún así es uno de los mayores 'What if' de la historia del deporte mundial. Con solo 22 años, Rose fue el MVP más joven de la historia (2011). El base fue la esperanza de regreso a la felicidad en el United Center tras la tierra arrasada que dejaron, por décadas, Michael Jordan, Scottie Pippen y compañía. En los tiempos de Tom Thibodeau como entrenador, Rose fue una fuerza de la naturaleza: piernas elásticas, velocidad de gacela, explosión y éxtasis. Pero toda historia fantástica tiene una contracara, y en D-Rose fueron las lesiones.

Rose sufrió una lesión de ligamentos cruzados en 2012 que le costó la carrera. Estuvo un año parado, y cuando volvió, tuvo otra lesión en los meniscos. Luego otra en la rodilla. Luego fueron los tobillos. Pero su historia es, en sí misma, de motivación. Porque jamás se rindió. El genio formado en la Universidad de Kansas terminó siendo un mensaje en sí mismo: nunca, pero nunca jamás, hay que bajar los brazos. Siempre luchó para volver a ser quien fue y el público siempre le reconoció ese gesto. Cuando estuvo en casa, en Chicago, y cuando lo hizo en otros lados.

En su alegría, estuvo la de la gente. En su dolor, también. Jugó siete temporadas en los Bulls. Fue Novato del año en 2008-09. Entre 2010 y 2012, promedió 22.7 puntos y 7.1 asistencias con 46% en tiros de campo. Fue tres veces All-Star. Dejó el equipo en 2017 para jugar en New York Knicks, pero jamás pudo despegarse de Chicago.

El fanático NBA promedio, el que sabe de verdad, siempre lo vio de rojo.Y la franquicia, lejos de mirar esto de costado, también lo sintió así. Tanto que, próximamente, lo honrará retirando su número 1 en la temporada 2025-26.

2. Scottie Pippen (1987-1998, 2003-2004)

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Pippen recuerda el mejor momento de su carrera

El ex jugador de los Chicago Bulls, Scottie Pippen, recordó los campeonatos obtenidos durante su carrera profesional. Sin duda, reconoce que el más importante de todos fue el conseguido junto con Michael Jordan durante la temporada 1990-91.

Una leyenda del básquetbol que fue fundamental para ganar los seis campeonatos de los Bulls en los años noventa. Coequiper por naturaleza de Michael Jordan, Pippen fue el hombre equilibrio por naturaleza. El alero perfecto, determinante en los dos costados de la cancha. Una fiera con el balón y sin él. Honrado en 2010 con un merecido lugar en el Hall of Fame, fue siete veces All-Star, ocho veces formó parte del equipo defensivo del año y tiene su número 33 retirado por los Bulls.

Pippen fue, lo que se dice, un héroe del silencio. Supo ser un mix deportivo perfecto: la precisión de un cirujano, el despliegue de un corredor de 100 metros llanos, la fineza creativa de un pintor impresionista, el esfuerzo a diario de un estibador y la frialdad de un asesino de guantes blancos. Todo en uno. Un genio.

Jugó nueve años en Chicago en la década de oro. Promedió 17.7 puntos y 6.7 rebotes en sus años con los Bulls, y cuando Jordan no estuvo en 1994, terminó tercero en las votaciones al premio MVP, lo que dejó en claro la clase de atleta que fue. Se fue luego de la temporada que hoy conocemos como Last Dance. Otro caso de un amor para siempre: ni los Rockets ni los Blazers pudieron cambiar el mapa.

Pippen fue, es y será un Bull para toda la vida.

1. Michael Jordan (1984-1993, 1995-1998)

El número uno indiscutido de la franquicia. Cuesta creer que surja alguien que pueda discutir este espacio en el futuro. Jordan es el Dios del básquetbol. Un asesino deportivo despiadado: mente de acero, carácter ganador, esfuerzo sobrenatural. Podía volar. El número 23, ícono de la era de la globalización, se inmortalizó con él. MJ necesitó siete campeonatos para ganar, pero una vez que destruyó a los Bad Boys de Detroit, ya nadie pudo detenerlo.

6-0 en Finales NBA. Seis trofeos de MVP en Finales NBA. Diez galardones de máximo anotador de la liga (tres más que cualquier otro en la historia). Mayor promedio anotador de todos los tiempos (30.12 puntos por juego). Nueve apariciones en el equipo defensivo del año (máximo histórico en la NBA). Jugador Defensivo del Año en 1987-88.

Heredero de la fantástica rivalidad entre Los Angeles Lakers y Boston Celtics, con Magic Johnson y Larry Bird como estandartes, Jordan fue la piedra angular del deporte globalizado. Superhéroe de carne y hueso, ganó cinco premios MVP (1988, 1991, 1992, 1996 y 1998). Fue elegido 11 veces al equipo ideal de la NBA. Llegó al Hall of Fame en 2009. Su número 23 está retirado por los Bulls, pero también por Miami Heat, donde nunca jugó un partido.

Existe el básquetbol antes de Jordan y después de Jordan. A los pies del United Center, su estatua recuerda su esencia: despegar para nunca más detenerse. En el olimpo de los dioses, una máxima quedó grabada a fuego: no hubo, no hay, ni habrá una estrella tan decisiva como él.