Bienvenidos al ranking GOAT franquicia a franquicia. El turno es de los Golden State Warriors, una franquicia con muchas estrellas en su historia.
Continúa el ranking GOAT franquicia a franquicia. Antes de seguir, es importante definir el criterio de evaluación: no se trata de los mejores jugadores sino de los que más impacto han tenido para el equipo en su historia. Ponemos, en situación, trayectoria, campeonatos ganados, fidelidad y, por supuesto, calidad.
Este comité integrado por una sola persona ha decidido sumergirse en aguas pantanosas para traer definiciones. Seremos inflexibles. Seremos dogmáticos. Y traeremos respuestas.
Hechas las respectivas aclaraciones, nos metemos en el Top 10 de Golden State Warriors.
Ajusten sus cinturones. Es tiempo de despegar.
10. Neil Johnston (1951-1959)
Cierra el ranking Gabby, el centro que brilló en la década del 50 en los Warriors, cuando aún estaban en Philadelphia, y se fue muy rápido de este mundo, a los 48 años de edad. Johnston, ganador del título de 1956, fue también MVP esa temporada. Además, se lo reconoció seis veces como All-Star y lideró la Liga en puntos en tres campeonatos consecutivos: 1952-53, 1953-54 y 1954-55.
Máximo reboteador de la Liga en 1955, llegó al Hall of Fame de Springfield en 1990. No entra en la consideración su etapa como coach, pero sirve como dato curioso: fue quien dirigió a Wilt Chamberlain en sus primeros años con los Warriors.
9. Kevin Durant (2016-2019)
Compite por ser el mejor jugador de este ranking. Su paso por los Warriors fue breve, pero intenso. Muy intenso. Jugó de 2016 a 2019, pero en ese período ganó dos campeonatos y dos MVP de Finales. Fue, lo que se dice, un súper equipo junto a Stephen Curry, Klay Thompson y Draymond Green. Unidos para vencer a LeBron.
Con KD en modo destrucción, Golden State ganó de manera consecutiva los títulos de 2017 y 2018. Para cuando llegó a la franquicia, pareció unirse a una estructura ganadora para no irse sin títulos de la NBA tras quedarse en la orilla, a pocos metros, en Oklahoma City Thunder. Y cuando lo consiguió, emigró a nuevos destinos para convertirse en un verdadero trotamundos de la Liga.
Durant es fenomenal, ganador de cuatro oros olímpicos, campeón mundial en Turquía 2010, es uno de los mejores jugadores ofensivos de la historia. Se lastimó el Aquiles en las Finales de 2019 y su despedida no fue la planeada con la franquicia. 15 veces All-Star, cuatro veces máximo anotador antes de su llegada a los Warriors, dejó de todos modos un legado fantástico en la memoria de los fanáticos. Miembro futuro del Hall of Fame, con alfombra roja incluída, podría haber estado más arriba en la lista, pero hay otros nombres más fieles, más constantes y con mayor sentido de pertenencia que Durantula.
8. Klay Thompson (2011-2024)
Revive los 37 puntos que Klay Thompson anotó, estableciendo un nuevo récord de puntos anotados en un cuarto.
La segunda espada de los Splash Brothers. Un tirador a pie firme magistral. Síntesis del catch and shoot. Un defensor elite. Y además de todo, un ejemplo de redención. Una enseñanza de que ante los infortunios se puede volver.
Thompson se recuperó de dos de las peores lesiones que puede tener un deportista: rotura del tendón de Aquiles y ligamentos cruzados.
Si Stephen Curry no hubiese nacido, podría competir por el puesto de mejor tirador de todos los tiempos. Pero claro, tendría, seguramente, varios anillos menos o quizás ninguno. Thompson, futuro Hall of Famer, ganó cuatro campeonatos en la Bahía, fue cinco veces All-Star y dos veces estuvo en el mejor quinteto defensivo de la NBA.
Campeón mundial con Estados Unidos en España 2014, y oro olímpico en Río 2016, Klay dejó los Warriors en 2024 tras 13 años ininterrumpidos en el equipo. Podrán colocarle el uniforme que quieran, pero Thompson fue, es y será, por siempre un Warrior.
7. Nate Thurmond (1963-1974)
Otra época para los Warriors, pero eso no quita que Thurmond haya sido, en sus once años de experiencia en la franquicia, uno de los hombres más dominantes del puesto. Fue elegido en los equipos de mejores 50 y 75 mejores jugadores de todos los tiempos y llegó al Hall of Fame en 1985.
Empezó siendo sustituto de Wilt Chamberlain, y cuando Wilt se fue a Philadelphia, quedó como referente del puesto. Tuvo promedios de 15 puntos y 15 rebotes por partido, fue siete veces All-Star y cinco veces estuvo en el primer o segundo equipo defensivo de la NBA.
Thurmond aún posee el récord histórico de más rebotes en un cuarto con 18, fue el primer jugador en lograr un cuádruple-doble, y para muchos analistas, esta leyenda Warrior, que representó a una época, fue el mejor interno combinado de todos los tiempos en relación ataque-defensa. Thurmond fue, para la NBA, algo así como el heredero de Bill Russell en la conexión defensiva del juego.
6. Draymond Green (2012-presente)
El Darth Vader de la NBA moderna es un ejemplo de fidelidad con una franquicia. No cambió jamás de camiseta y es el guardaespaldas preferido del elegido, Steph Curry. Green logró imponer su juego sin ser un hombre ofensivo elite ni mucho menos. Entendió este deporte a la perfección: no se trata de querer, hay que imponerse en el deber. Entonces buscó su rol y fue brillante en esa faceta, un faro defensivo dispuesto a hacer el trabajo sucio para que luego los artistas se luzcan.
Green ganó cuatro campeonatos con los Warriors y en todos fue trascendente. Como estampilla de LeBron James logró que su equipo, en el combinado, logre dominar al Rey para consolidar una dinastía. Inteligente, asistidor preciso, rebotero dominante, luchó siempre contra su propio temperamento. Adicto a las multas pero también a los triunfos, Green fue Jugador Defensivo del Año en 2017, cinco veces estuvo en el mejor quinteto defensivo, cuatro en el segundo, y ayudó siempre a cosechar éxitos. Hombre de carácter, espera por su merecido lugar en el Hall of Fame.
5. Chris Mullin (1985-1997 y 2000-01)
El símbolo de la década del '90 para los Warriors. La antesala de los Splash Brothers, la zurda prodigiosa con los lanzamientos a distancia. Elegancia y precisión encerrados en un mismo gesto técnico. Miembro del Hall of Fame desde 2011, Mullin no ganó títulos con la franquicia, pero aún así fue la cara de un equipo de culto que, por sobre todas las cosas, divirtió a todos. El reconocido e inolvidable Run TMC junto a Tim Hardaway y Mitch Richmond. En su persona, en este quinto puesto, también están ellos dos. Sobresale así una época fluorescente.
Mullin, integrante del Dream Team de Barcelona 1992, cinco veces All-Star, anotó 16.235 puntos en su carrera y es el quinto máximo anotador de la franquicia en su historia. En el período entre 1988 y 1994, el séptimo pick de Draft de 1985 llegó a promediar 25 unidades por encuentro.
Hubo jugadores mejores que el crédito de St. John's, pero su paso por la NBA fue único. Una pieza de museo disfrazada de jugador de básquetbol. Su número 17 fue retirado, con justicia, por los Golden State Warriors.
4. Paul Arizin (1950-1962)
Diez veces All-Star. Campeón NBA en 1956. Tres veces en el mejor quinteto de la NBA (1952, 1956 y 1957). Elegido primero en los 50 mejores jugadores de la historia y luego en el equipo de 75 de todos los tiempos. Miembro del Hall of Fame desde 1978, Arizin es uno de los emblemas del universo Warriors.
Fue goleador de la NBA en 1952 y 1956, y un dato curioso ilustra su carrera: no jugó de 1952 a 1954 por participar en el servicio militar durante la guerra de Corea. Se lo considera un revolucionario -vaya franquicia los Warriors para hombres así- por insertar el jump shot en una era atípica para movimientos de este estilo. Debido a un problema crónico de los senos nasales, jadeaba y gemía mientras corría la cancha o saltaba para tirar.
Tenía un gran manejo de balón, fue un defensor elite, y llegó a promediar 20 puntos por nueve temporadas en fila. Dejó la NBA con 16.266 puntos anotados (22.8 ppj), 6.129 rebotes (8.6 rpj) y 1.665 asistencias (2.3 apj) en 713 partidos, todos con los Warriors. Fue, sin dudas, una leyenda icónica.
3. Rick Barry (1965-1967 y 1972-1978)
Una auténtica leyenda del juego. Único jugador en dominar en anotación la NCAA, la ABA y la NBA. No jugó solo en los Warriors, pero su impacto para la franquicia fue inmenso. Tan es así que es Top 3 en la lista de GOATs de la franquicia. Nadie sabía que llegaría la gloria pasado este milenio, y hasta que ese milagro deportivo ocurrió en las inmediaciones del Golden Gate, Barry fue amo y señor de estas tierras tras haber guiado a los Warriors al título de 1975, cuando barrieron a Washington Bullets 4-0. Barry fue el MVP de aquella serie al promediar 29.5 puntos, cuatro rebotes, cinco asistencias y 3.5 robos por encuentro.
Fue Novato del Año en 1966, 12 veces All-Star, cinco veces mejor quinteto NBA y cuatro veces mejor quinteto en ABA. Convirtió más de 25.000 puntos en su carrera profesional y en cuatro temporadas diferentes promedió más de 30 unidades por juego. En materia de competitividad, comparable a Kobe Bryant y Michael Jordan. Obtuso, dominante, ganador, fue un arma de destrucción masiva en ataque. En defensa, era otro cantar, aunque sus robos de balón dictaminasen otra cosa en números. Su personalidad siempre fue complicada: difícil para compañeros, rivales, árbitros, entrenadores y también espectadores.
Su forma de ser le jugó en contra para su legado. Solo le importó ganar. Más allá de todo, nadie puede dudar que Barry está en el Monte Rushmore de leyenda de los Golden State Warriors.
2. Wilt Chamberlain (1959-1965)
El pívot de Philadelphia y su actuación histórica no televisada.
Si bien tuvo pasos por Lakers y por Sixers, lo cierto es que Wilt Chamberlain, que solo jugó una final con los Warriors y nunca fue campeón con ellos, tuvo sus mejores producciones en esta franquicia.
En seis temporadas, el hombre de acero promedió una marca insólita de 41.5 puntos y 25.1 rebotes por juego. Con esta camiseta, que descansa hoy en día en el Hall of Fame, hizo la infinita marca de 100 unidades en un juego.
En la época de los físicos poco trabajados, Chamberlain fue algo así como un superhombre. Una fuerza de la naturaleza, algo que solo equiparó Shaquille O'Neal en sus años en los Lakers. Un físico dominante, solo controlado por su némesis: Bill Russell, quien le ganó en las Finales de 1964 la única chance de título que tuvo en esta franquicia. Se pueden discutir muchas cosas, pero Wilt enseñó que lo que no se discuten son los números evidentes: en sus primeros cinco años en la liga promedió 37.6 puntos y 27 rebotes (1960), 38.4 ppp y 27.2 rpp (1961), 50.4 ppp y 25.7 rpp (1962), 44.8 ppp y 24.3 rpp (1963), 36.9 ppp y 22.3 rpp (1964) y 38.9 ppp y 23.5 rpp (1965). Un adulto contra niños de un jardín de infantes.
13 veces All-Star, cuatro veces MVP (uno, con los Warriors en 1960), ingresó al Hall of Fame en 1979. Siete veces máximo anotador de la NBA (seis con Warriors), 11 veces máximo rebotero. Su número 13 fue retirado por los Warriors, por los Sixers y por los Lakers.
Único e insustituible.
1. Stephen Curry (2009-presente)
El hombre que cambió el juego. El mejor tirador de la historia del básquetbol. El número uno de todos los tiempos de la franquicia de la Bahía. Todos los jugadores tiran al aro, pero nadie lo hace como Stephen Curry.
Steph, el Chef, cocina a sus rivales a fuego lento. Cambió el rango de tiro habitual para extenderlo hasta el logo. Hizo del ritmo y la precisión un mandamiento grabado con cincel en la piedra. Ganó cuatro campeonatos, fue 11 veces All-Star, cuatro veces mejor quinteto, cinco veces segundo mejor quinteto. Mejor triplero de todos los tiempos. Máximo anotador de la historia de los Warriors. Necesitamos días para mencionar sus logros, pero lo más relevante de Curry es que combinó la forma con el contenido. Una simbiosis para encontrar la alquimia perfecta: todo lo que hizo sirvió para ganar. Del individuo al equipo. Del vestuario y sus misterios a la gente. Inspiró generaciones y expandió el negocio: desde su llegada a los Warriors, la franquicia pasó de valer 450 millones de dólares a siete billones. Así de grande fue este hombre para Golden State.
Se premia, además, su fidelidad. En tiempos líquidos, en la era en la que todos quieren cambiar para alcanzar objetivos, Curry decidió quedarse. En la tormenta y en la calma. Por esa razón, al final de sus días, recibirá el honor que merece. El reposo del guerrero llegará con reconocimientos constantes. Están los buenos, los muy buenos y los insustituibles. Steph pertenece, sin dudas, a esta última categoría.
