El cuarto dominicano que entrará a Cooperstown reveló que antes de llegar a los Red Sox estuvo a punto de abandonar el béisbol de forma definitiva.
La carrera de un jugador de Grandes Ligas se encuentra llena de altas y bajas para poder convertirse en un futuro miembro del Salón de la Fama. Eso está en la propia naturaleza del deporte. Muchos se enfocan en los grandes momentos que llevaron a alguien a ingresar a Cooperstown, pero son pocos los que se detienen a reflexionar sobre los puntos más bajos de la carrera de un pelotero y su impacto en este.
David Ortiz será exaltado el domingo 24 de julio, pero antes de la ceremonia, tuvo una entrevista exclusiva con Enrique Rojas de ESPN, con quien conversó sobre varios puntos de su carrera. Uno de ellos fue el momento en que “Big Papi” estuvo cerca de abandonar le béisbol para siempre.
“No es fácil, es algo extremo. He escuchado jugadores que han dicho que ellos sabían que iban a ser Cooperstown. Yo no sabía que iba a ser Cooperstown, no porque no estaba seguro de lo que yo podía hacer, sino por el camino y la trayectoría que toma llegar aquí".
Reflexionando sobre ese camino difícil y extremo, Ortiz recordó una historia de algo que le ocurrió cuando aún pertenecía a la franquicia de Minnesota Twins y cómo su padre lo salvó de tomar una decisión que habría cambiado el rumbo de su vida.
“Cuando Minnesota me baja para Triple A, yo quería dejar la pelota. Saliendo del clubhouse con el primero que me topo es con mi papá. Si ese tipo no está ahí, la historia mía habría sido diferente, porque Dios me lo puso ahí a papi fue. Papi al otro día hizo que yo me fuera para el play”, inició contando Ortiz.
“Te voy a decir la verdad, cuando me bajaron esa vez a Triple, los Twins, que yo entendía que yo debía estar en ese equipo, porque de la manera que me bajaron fue una manera horrible, porque yo estaba supuesto a ser el primera base del equipo y me bajan en el primer corte, cuando bajan a los Clase A, a los chamaquitos que tú sabes que no van a estar ahí, o sea, eso es frustrante”.
“Yo de verdad no quería, ya yo estaba demasiado frustrado con la pelota ahí en Minnesota y mi papá me dijo ‘no, ¿cómo es? Tú vas a jugar con mi comida, muchacho’”, dijo Ortiz en medio de risas.
Sin embargo, Ortiz dejó claro que no es una persona rencorosa y que no le guarda mala voluntad al equipo.
“Yo no soy una persona rencorosa, al contrario, les agradezco yo haber pasado por ese momento, porque cuando me dieron mi oportunidad de nuevo, nunca dejé ir esa soguita hasta el último día que jugué, porque creo que a mí me pasó lo peor primero para yo aprender, yo era demasiado joven. Aprendí que cuando llegara la oportunidad de nuevo, ya sabía y por eso le agradezco a Minnesota aunque las cosas no hayan funcionado allá”, concluyó.