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'Es un combate, solo el pitcher y yo': La historia detrás del 'Soto Shuffle'

WASHINGTON, D.C. – La rutina entre pitcheos ahora conocida, simplemente, como “Soto Shuffle” comenzó cuando Juan Soto era joven-- extremadamente joven -- en Ligas Menores. Evolucionó hasta convertirse en un tic, pero éste comenzó como una forma de asumir mentalmente la situación, una doctrina, que tiene que ver con asumir el dominio de los turnos al bate y, adicionalmente, asumir la vida con confianza inquebrantable. Esta costumbre histriónica le siguió hasta Grandes Ligas, donde Soto terminó sus años de adolescencia, creciendo mientras se hacía cada vez más agresivo al plato con el correr de los meses y la persistencia de sus éxitos.

Luego, Anibal Sánchez vio esta rutina tan particular.

“Simplemente, empezó a reír”, recuerda Soto. “Quiero decir, yo también empecé a reír”.

Corría el 20 de julio de 2018, durante su segunda confrontación. Sánchez lanzaba para la causa de los Atlanta Braves, en pleno transcurso de su temporada número 13 en las Mayores. Soto apenas tenía 19 años de vida y dos meses desde el inicio de su carrera en Grandes Ligas. En ocasiones, Soto tomaba un pitcheo y de forma agresiva, estiraba hacia su ingle. En otras oportunidades, se agachaba bastante bajo, inclinándose hacia adelante, viendo de frente a los ojos y la mueca hecha por Sánchez.

“Estoy pensando: ‘¿Qué está pasando aquí?’”, afirma Sánchez. “Creía que este chico iba a pelear conmigo”.

La situación se mantuvo durante las dos primeras apariciones al plato de Soto. Sánchez soltaba una risa socarrona, causando que Soto sonriera y abandonara su caracterización. En las noches en las cuales no estaba lanzando, Sánchez comenzó a imitar la rutina de Soto desde el dugout rival, burlándose de él. Soto aprendió a disfrutarlo. Al año siguiente, Sánchez se incorporó al equipo de Soto, los Washington Nationals, y comenzó a ver la puesta en escena de Soto de forma diferente. Percibió a un hombre joven con un aplomo peculiar en la caja de bateadores. La rutina, según entendió Sánchez, era apenas una extensión de la mentalidad de Soto.

“Está bien”, indicó Sánchez, “especialmente cuentas con él dentro de tu equipo”.

El “Soto Shuffle” será exhibido en el mayor escenario del béisbol mayor esta semana, cuando los Nationals, que vienen de barrer de forma contundente a los St. Louis Cardinals en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional) se enfrenten a los New York Yankees o los Houston Astros en la primera Serie Mundial en la historia de la franquicia.

Los aficionados de todo el país se han cautivado, enfadado y emocionado en partes iguales por la ostentación de Soto en sus gestos. Moverá sus caderas, o abrirá sus piernas, o barrirá con los pies, o sacudirá sus hombros, o se lamerá los labios o se apretará su… eh… su paquete, a veces haciéndolo todo a la vez. Soto ha expresado que esta rutina es un mecanismo que sirve para sincronizar sus tiempos en el plato, aunque también admitió que existe un motivo ulterior.

“Me gusta meterme dentro de la psique de los pitchers”, expresó Soto a principios de esta postemporada, “porque en ocasiones, ellos sienten miedo”.

Juan, padre de Soto, estaba viendo por televisión en la República Dominicana cuando el abridor de los Cardinals Miles Mikolas logró que Soto diera un roletazo para terminar el inning durante el Juego 1, esperó que su hijo volteara su cabeza y se apretara la ingle en gesto de retaliación. El incidente, desestimado como una mera broma por Mikolas, parecía simbolizar la actual guerra cultural que hay dentro del béisbol. Pero Juan padre apenas se rio. Sus excentricidades, explica el progenitor, son la manifestación de una mentalidad inculcada a Soto cuando era niño.

“Es como siempre le he dicho: cuando te metes en la caja de bateo para tomar tu turno, eres el dueño de ese espacio”, explicó Juan padre, en una entrevista vía telefónica, hablando en español. “Nadie te puede intimidar. Por el contrario, esos tipos (los pitcher) son los que deben sentir miedo de ti. Y tú debes demostrarle por qué mereces que te tengan miedo”.

Cuando Soto apenas tenía pocos meses de vida, su padre ya le llevaba al Estadio Quisqueya, hogar de los Tigres del Licey de la Liga Dominicana, donde se ve la pelota más intensa y llena de presión en toda la isla. Juan padre llevaba consigo un biberón y una manta y ambos se dejaban envolver juntos en esa atmósfera. El béisbol está dentro del corazón de Soto y forma parte importante de su vida desde entonces. Siempre fue demasiado joven y mostraba demasiada calidad para la liga en la cual jugaba. A medida que pasaban los años, su padre repetía la misma frase: “Serás pelotero de Grandes Ligas”.

Soto nunca necesitó de estímulos para aumentar su confianza.

“Eso”, indicó Juan padre, “siempre estuvo dentro de él”.

Los Nationals firmaron a Soto por $1.5 millones en julio de 2015, récord para la franquicia en el mercado internacional. Las lesiones lo limitaron a jugar apenas 83 partidos durante sus primeras dos temporadas en la pelota profesional; por eso, utilizó el tiempo libre para dominar el inglés y hablarlo fluidamente. Después de la campaña 2017, regresó a su hogar en Santo Domingo y entrenó con empeño, para ascender vertiginosamente dentro del sistema de Ligas Menores de Washington durante la primavera siguiente, graduándose en ambos niveles de Clase A en apenas cinco semanas.

Soto llegó a la sucursal Doble-A de la organización de los Nationals en Harrisburg, Pensilvania, el 10 de mayo. El clubhouse estaba repleto y uno de los receptores se vio obligado a compartir la mitad de su vestidor con Soto.

“No te preocupes”, le dijo Soto. “No estaré aquí por mucho tiempo. Esta no es mi liga”.

Nueve días después, el presidente de operaciones de béisbol de los Nationals Mike Rizzo se sentó en la oficina de Dave Martínez después de su sesión postpartido con los medios de comunicación. Martínez, quien se encontraba en su segundo mes como manager de Ligas Mayores, se lamentaba por las lesiones de sus jugadores que comenzaban a apilarse, siendo la más reciente un desgarro de talón de Aquiles sufrida por Howie Kendrick.

“Vamos a ascender a Soto”, dijo Rizzo.

Martínez estaba escéptico con la idea.

“Vamos a ascender a Soto”, repitió Rizzo. “Tendrá que aprender a jugar, tarde o temprano”.

Soto soltó un jonrón en el primer turno al bate de su primera apertura y ligó para .346 durante los primeros 16 partidos de su temporada como novato. Al final de la zafra, era dueño de una línea ofensiva de .292/.406/.517 con 22 cuadrangulares en 494 apariciones al plato, imponiendo un récord en wOBA (carreras sopesadas contra promedio) entre adolescentes. Martínez se maravilló por la disciplina al plato y aplomo mostrados por Soto, aunque también se mostró impresionado por su laboriosidad.

Las estadísticas de Soto en su segundo año en Las Mayores (.282/.401/.548 con 34 jonrones en 659 apariciones al plato) solo siguieron mejorando. Al iniciarse la postemporada, se hizo dueño del récord de boletos obtenidos antes de cumplir 21 años, solo superado por Mel Ott en la categoría de jonrones. Después, se produjo el imparable que selló la victoria, en enfrentamiento contra Josh Hader en los innings finales del partido por el comodín en la Liga Nacional y el cuadrangular para empatar el partido contra Clayton Kershaw en la noche decisiva de la Serie Divisional de la Liga Nacional.

“A él le gustan los momentos importantes”, dijo Martínez. “Los 50,000 aficionados, las luces grandes… no le molestan en lo mínimo”.

Soto expandió su zona de strike con frecuencia estando en Ligas Menores, por lo cual se le instruyó que se concentrara en un pitcheo, en una ubicación, hasta que sus conteos llegaran a dos strikes. Soto ha adoptado esa misma mentalidad en Grandes Ligas, estrategia que solo funciona cuando los bateadores poseen un firme entendimiento de las tendencias de sus lanzadores rivales. El abridor de los Nationals Max Scherzer ha entendido la forma en la cual Soto interpreta los datos, toda una rareza a su edad.

“Cuando se es joven e intentas consolidarte, intentas hacerlo dentro de los estándares del béisbol”, expresó Scherzer. “Pero cuando se es capaz de analizar todos los datos, estamos hablando de un nivel totalmente distinto. Y el hecho de que se es capaz de dominar ambas cosas, especialmente cuando se es tan joven, realmente es un testimonio de lo inteligente que es”.

Soto acumuló un imparable y siete ponches en sus primeros 12 turnos ofensivos en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional. Los Cardinals le atacaron en mayor parte con lanzamientos rompientes fuera de la zona de strike y Martínez se dio cuenta de que Soto estaba intentando halar los pitcheos con mucha agresividad. En la noche previa al Juego 4, Soto estuvo en la jaula de bateo acompañado por el coach de bateo Kevin Long hasta la medianoche, trabajando en su visión de los pitcheos y batear hacia la barda contraria. Horas después, en lo que terminaría siendo una victoria 7-4 para asegurar el banderín en la noche del martes, Soto logró hilar cuatro impresionantes apariciones al plato: con una línea para doble hacia la raya del jardín izquierdo, un elevado hacia la pista de seguridad del left field, con una línea humeante de 107 millas por hora hacia el jardín central y terminando con un fuerte sencillo hacia el lado derecho.

Las maneras extravagantes de Soto hicieron su aparición en partidos alternos.

Causaron la molestia de Mikolas en el Juego 1 y parecieron haber irritado a Jack Flaherty en el Juego 3; sin embargo, desaparecieron en los Juegos 2 y 4. La rutina entre lanzamientos, según afirma Soto, “alimenta mi confianza”. No obstante, ha aprendido a entender dónde y cuándo hacerlas. Mientras más difícil sea la situación al plato, hay más probabilidades de que hagan su aparición.

“Simplemente pienso que es un combate, solo entre el pitcher y yo”, expresó Soto. “Me olvido de todos quienes están a mi alrededor… Solo pienso en el pitcher y en mí”.