Cuando nos aproximamos a la mitad del 2016, para las expectativas del boxeo de primer nivel "parece" que el mismo ni siquiera ha comenzado. Ni los pesos medianos ni los pesos pesados todavía han dado todo lo que de esas categorías se esperaba. Bien lo dije: "parece". "Todo depende de cómo vemos las cosas y no de cómo son en realidad", dijo una vez el célebre psicólogo suizo Carl Jung y la frase nos sirve para definir el "parece" de esta historia.
Las secuelas de la renuncia de Saúl "Canelo" Álvarez al título mediano y la cancelación de la esperada pelea contra Gennady Golovkin, en parte, fueron responsables de esa sensación de fracaso. También colabora la falta de acción verdadera entre los pesados que siguen prometiendo más de lo que hasta hoy han conseguido cumplir. Sumemos la inacción en los welters y la poca registrada entre los semipesados para tener un panorama desolador.
Las expectativas rotas son lo que vemos, pero las grandes peleas con sus mejores expectativas deberían ser la verdadera realidad que alude Jung en su pensamiento. Para el tema que hoy nos ocupa es en las pequeñas divisiones del pugilismo universal donde vive la realidad 2016. Los súper plumas, los plumas y los súper moscas, son la única certeza de un año que sin ellos hasta peligraba irse en blanco.
Tan temprano como este sábado, tendremos la primera muestra de ese potencial atractivo. Francisco Vargas y Orlando Salido van protagonizar una pelea donde cada fanático tiene de antemano la certeza absoluta de que verá una emocionante batalla entre grandes guerreros.
A esa guerra sin cuartel, agreguemos otro combate que promete acción, velocidad y destreza técnica en dosis similares, cuando Vasyl Lomachenko suba al cuadrilátero para enfrentar al boricua Román Martínez, campeón de la OMB. Es posible imaginar este mismo año un cruce entre ambos vencedores, pero si no ocurriera, los atractivos no pierden su brillo. Hay otras figuras como la del campeón FIB, el boricua José Pedraza, el mexicano Johnny González, el jamaiquino Nicholas Walters, el japonés Takashi Miura o el campeón AMB, el panameño Jezreel Corrales, los cuales llenan de expectativas el mejor escenario actual del boxeo de primera línea.
En los plumas, la gran promesa del boxeo mexicano, Oscar Valdez, va por su primer título ante el monarca interino OMB, el invicto argentino Matías Rueda el 23 de julio. Antes, el 25 de junio, el también argentino Jesús Cuellar, campeón regular AMB, enfrentará a Abner Mares. Serán dos peleas de mucha acción en una división repleta de grandes figuras, como el súper campeón AMB, Leo Santa Cruz, que el 30 de julio defenderá su título contra el invicto británico Carl Frampton, que sube desde las 122 libras donde ostenta el monarcado de la FIB en esa categoría. A ellos debemos sumar lo que pueda ocurrir con el futuro inmediato del campeón CMB, Gary Russell Junior, el campeón interino AMB, colombiano Oscar Escandón, o el campeón de la FIB, el británico Lee Selby.
A la nutrida nómina de figuras en los plumas, debemos sumar la "Tormenta Perfecta" de los súper moscas donde van a confluir en una misma división Román "Chocolatito" González, Francisco "Gallo" Estrada, Naoya Inoue, McJoe Arroyo, Kohei Kono, Carlos Cuadras y Luis Nica Concepción. Las batallas entre ellos no tienen fecha pero la aglomeración obligará a los cruces inevitables. De cualquiera de esos duelos saltarán chispas y al final de la guerra, quizás, sumaremos una tercera figura diminuta a los ya presentes (Chocolatito y Estrada) en el cuadro de los mejores Libra por Libra del planeta.
No es por un acaso que hoy Román González ocupa el primer lugar del ranking Libra por Libra, privilegio aceptado y reconocido hasta por su verborrágico antecesor, Floyd Mayweather. Y esa generación dorada que ha ocupado estas tres divisiones "pequeñas", este año 2016 seguramente las transformará en gigantes. Porque al final del día, luego de sopesar todas las expectativas, los fanáticos tienen el suficiente sentido común como para contradecir el pensamiento de Carl Jung y ver las cosas como realmente son y no como aparentan serlo.