Este reportaje es parte de la serie de ESPN Digital, “Los kilos mortales del Boxeo y las MMA”, que investiga las exigencias físicas a las que se someten los peleadores para cumplir con el peso divisional antes de cada pelea y sus consecuencias.
El boxeo es uno de los deportes más antiguos. Tan antiguo como sus reglas y sus deberes inconclusos. El pesaje, el compromiso con la báscula de sus púgiles, previo a una pelea, es una de esas tareas pendientes cuya solución “sigue esperando por una solución”. El remedio que requiere no es poca cosa. Las exigencias a las que se someten los atletas para cumplir con la báscula suelen alcanzar el límite de los peligros que soporta su salud y en muchos casos van más allá de esa frontera. El riesgo es la muerte.
Es verdad que son obligaciones que cada peleador asume de manera voluntaria, involuntaria o por consejos de terceros, aunque muchas veces lo hacen directamente coaccionados por las cláusulas en los contratos.
Pero el problema que padece el pesaje, tanto en el boxeo como en las Artes Marciales Mixtas (MMA), tiene otros capítulos. Algunos terribles, verdaderas sentencias de muerte como los métodos extremos para bajar de peso en pocas horas tratando de respetar los límites divisionales.
El catchweight o peso pactado es otro de esos cuervos de funeraria que sobrevuelan la salud de muchos boxeadores, como también lo es la falta de códigos estrictos y universales para controlar de manera permanente la preparación del atleta rumbo a una pelea.
¿Qué se está haciendo para resolver el problema a nivel de los organismos? ¿Qué opinan los profesionales de la salud? ¿Qué dicen los entrenadores o los boxeadores? ¿Cómo, a su vez, los entrenadores de MMA están lidiando con un problema que en su disciplina es aún más grave que en el boxeo? ¿Dónde están los problemas legales y en que está fallando la estructura de control en los Estados Unidos?
ESPN Digital se dispuso a descubrir en donde estamos, hacia donde vamos y cuánto tiempo falta antes que esta bomba de tiempo vuelva a explotar. Como lo hizo, hace exactos cinco años cuando murió el boxeador mexicano Oscar “Fantasma” González o como lo hizo antes (2013) cuando murió el luchador de MMA brasileño Leandro Souza o lo hizo después (2015) cuando se produjo el deceso de otro luchador profesional de MMA, el chino Yang Jian Bing con apenas 21 años.
GUERRA AVISADA “AQUÍ MATA SOLDADO”
No importa los anuncios, las recomendaciones y el sentido común, la inconsciencia, la necesidad y muchas veces los métodos inescrupulosos de quienes ejercen la parte dominante de las negociaciones previas a una pelea, en general terminan saliéndose con la suya.
Son esas ocasiones en que luego nos enteramos de graves situaciones nacidas de esa inconsciencia criminal. No hace muchos días, quien pasó por una experiencia atroz, donde tuvo que abandonar una pelea antes de realizarla y fue llevado de urgencia a un hospital, fue el canadiense David Lemieux.
Fue el pasado 14 de diciembre, poco antes de la ceremonia de pesaje para su pelea contra Tureano Johnson, debido a un severo cuadro de deshidratación.
Antes, el 7 de julio del pasado año, el fantasma de la deshidratación atacó al estadounidense Danny O’Connor, que estaba programado para enfrentar a José Ramírez, campeón súper ligero del Consejo Mundial de Boxeo en Fresno, California. El día previo al combate, O’Connor batallaba por bajar dos libras para llegar al límite de la categoría cuando se desplomó y debió ser llevado a un hospital cercano donde recibió tratamiento por insuficiencia renal.
El púgil sobrevivió y aprendió de ese susto. "Comprendí que carecía de una educación formal y necesaria, cuando se trataba de ganar o perder peso", reconoció. Es bueno aprender, cabe la reflexión. Pero en el caso del boxeo, es obligatorio aprender antes de vivir una experiencia como la de O’Connor.
La historia pasada y presente está repleta de historias parecidas. En nuestra charla con gente de boxeo, supimos que todos han pasado por situaciones extremas o lo hicieron sus dirigidos en el caso de los entrenadores. El boxeador no solo le disputa su vida a la muerte en cada pelea, donde da y recibe golpes violentos. También celebra un duelo contra la muerte mientras prepara cada pelea. Y este duelo es peor, lo puede matar antes de su combate o puede ayudarlo a morir durante o después del mismo.
Como le ocurrió a Oscar “Fantasma” González, el 3 de febrero de 2014, luego de una pelea contra Jesús Galicia por el Título Latino CMB del peso pluma del CMB. A González, previo a esa pelea, le obligaron literalmente a bajar cuatro kilogramos y medio, ¡casi diez libras! en pocas horas. González fue noqueado en el décimo asalto y del ring salió para vivir un verdadero peregrinaje hasta ser atendido en un hospital. Fue declarado muerto tras permanecer por 36 horas en terapia intensiva.
Los errores de todo tipo cometidos previo al combate contra Galicia, desde el esfuerzo sobrehumano para bajar de peso hasta las autorizaciones médicas para que pudiera combatir, forman parte de la epopeya más oscura del boxeo impiedoso, tan asociado al drama del pesaje.
Dentro de los mismos rangos de culpabilidad, aunque en una disciplina diferente de los deportes de contacto, se encuadran las muertes del brasileño Leandro Souza y el chino Yang Jian Bing. Souza trataba de bajar 15 kilogramos en una semana mediante diuréticos. Sufrió un infarto cuando se encontraba en un sauna. Jian Bing, por su parte, fue otra víctima del weight cut, también a él la muerte le llegó por el corazón.
Los efectos de la lucha contra el peso en la salud de los luchadores profesionales será parte de esta serie, mientras que la muerte del “Fantasma” la abordaremos en el próximo episodio. Es que, si bien las secuelas de estas tragedias aún nos conmueven, lamentablemente no son casos aislados. Los kilos mortales han dejado una huella larga en todo el boxeo y las MMA, han destruido vidas y también han derribado a una lista interminable de campeones.
LA SENTENCIA INAPELABLE DE LA BÁSCULA
¿Qué fanático no recuerda a un campeón o un aspirante al título perder sus aspiraciones parado sobre la báscula? La lista es infinita. Muchas veces, esa pérdida que se ve nunca permite conocer, quizás, el drama que se esconde por detrás. El esfuerzo realizado para llegar sin lograr llegar, es peor que la desazón por el límite no cumplido.
Esas también son víctimas del descontrol, del caos y de la absoluta falta de sensatez en lo más alto de un deporte que exige soluciones inmediatas para este flagelo.
Basta recordar algunos de los nombres de púgiles que se vieron obligados a renunciar a sus aspiraciones, que debieron resignar parte de su bolsa, que vieron interrumpirse sus carreras y hasta en casos extremos que fueron tratados poco menos que como criminales por no cumplir con su obligación en la balanza.
Así le ocurrió a Luis “Panterita” Nery en Japón, donde enfrentaba al local Shinshuke Yamanaka, al que después noqueó en dos asaltos. Nery se pasó en mas de dos kilos en la báscula y su error fue considerado una falta de profesionalismo imperdonable, que le valió ser vetado de por vida para pelear en Japón y recibió en adición una suspensión de seis meses por parte del CMB.
Otras figuras de esa lista de renunciantes, vencidos alguna vez por la balanza en los tiempos recientes, han sido Mikey García, Brandon Ríos, Luis Miguel "Nica" Concepción, Orlando Salido, Rodrigo “La Hiena” Barrios, Gervonta Davis o Erik Morales, entre otros.
Este problema se registra también en las competencias de MMA. En el UFC 221, el cubano Yoel Romero marcó 2.7 libras de sobrepeso sobre las 185 reglamentarias y pese al tiempo otorgado para bajar el exceso, no lo consiguió. Fue multado con el 20% de la bolsa en el contrato y debió renunciar a su aspiración de ganar el título interino de peso medio ante Luke Rockhold, contra el que igual peleó en peso acordado y perdió por decisión dividida.
EL PELIGRO DE SUBIR, EL PELIGRO DE BAJAR
Pero los kilos mortales no necesariamente hay que asociarlos estrictamente a la balanza. Los tiempos recientes han mostrado otra faceta cruel y al extremo peligrosa: los púgiles que suben a categorías mayores o que bajan a pelear en divisiones menores.
¿Qué factor define la verdadera división de un pugilista basados en su estructura física y en su peso normal? No conocemos nada reglamentado. Ese territorio salvaje permite cualquier cosa. Así, tentados por buenos contratos, en el pasado reciente algunas figuras han incursionado inconscientemente en categorías ajenas.
Algunos como Amir Khan ante Saúl “Canelo” Alvarez que subió dos divisiones y terminó esa noche ingresado en un hospital, luego de ser noqueado de manera brutal por el mexicano. O el caso de otro británico como Kell Brook, que subió dos divisiones para enfrentar al kazajo Gennady Golovkin y terminó con una grave lesión en el ojo derecho. Ambos (Khan y Brook) pudieron pagar muy caro sus imprudencias. No sabemos tampoco que ocurrirá el 16 de marzo con Mikey García que sube dos divisiones hasta las 147 libras para enfrentar a un campeón como Erroll Spence que lo supera en altura, extensión y poder en un físico más propio de un mediano que de un peso welter.
O extremos de impredecibles consecuencias como los registrados en la pelea en peso welter que sostuvieron Manny Pacquiao y Oscar de la Hoya en 2008. El filipino solo llegó con 142 libras, mientras que De la Hoya que venía peleando como mediano junior bajó hasta 145 en la balanza, sin lograr luego una rehidratación adecuada. Los efectos se vieron en la pelea, fue noqueado y esa derrota pudo tener consecuencias graves en su salud.
Tampoco existe una información precisa sobre los riesgos a los que se someten púgiles que aceptan límites a la rehidratación, como ocurrirá el 4 de mayo cuando Daniel Jacobs enfrente a Saúl “Canelo” Alvarez. El estadounidense es un hombre grande, con un físico propio de un supermediano, con un peso normal en consonancia y que podría estar asumiendo riesgos graves debido a un posible debilitamiento.
La larga historia del boxeo está sembrada de muertes de profesionales causadas por los golpes sufridos durante una pelea, derrames cerebrales en la mayoría de los casos, y donde, quizás, el factor peso contribuyó a ese desenlace fatal.
¿Quién decide cual es el correcto y necesario peso de un púgil a la hora de comenzar la pelea, para que no ponga en riesgo su salud o ponga en riesgo la salud de su oponente? ¿Son las diez libras un límite justo de rehidratación para el segundo pesaje?
Esa fue una de las dudas planteadas en nuestra investigación y en la entrevista que acompaña a este trabajo, el presidente de la Organización Mundial de Boxeo, el Licenciado Francisco Valcárcel, respondió esas preguntas, fue muy claro al reconocer donde está el problema y confesó la mayor carencia existente en el mundo del pesaje boxístico.
Pero esto es solo el comienzo, habrá más denuncias y revelaciones en los próximos episodios.