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Oscar De La Hoya, derrota y polémica en manos de Mosley

El boxeo tiene esas cosas. Cuando eran unos niños, Shane Mosley le ganó a Oscar De La Hoya: “Yo andaría por los once años y él por los doce. No recuerdo muy bien los detalles, pero con el tiempo llegamos a ser amigos”, recordó Mosley.

El 17 de junio de 2000, ya eran hombres: Mosley, a los 28, sumaba 34 peleas, todas ganadas, 32 por nocaut. Oscar De La Hoya, de 27 años, tenía 32 victorias con 26 antes del límite y una muy discutida derrota ante Félix “Tito” Trinidad en Las Vegas.

Esa noche, cuando “regaló” los últimos rounds, el Chivo Expiatorio de semejante error fue Gil Clancy. “En realidad nunca le dije a Oscar que saliera peleando para atrás”, dijo el que fuera técnico de Emile Griffith. “Nunca se regalan los últimos asaltos”, nos dijo Ray Leonard en un viaje a Buenos Aires. Sea como sea, Trinidad ganó y Roberto Alcázar, amigo personal de Oscar volvió a ser el rincón a cargo. Los técnicos despedidos habían sido Jesús Rivero, Emmanuel Steward y nadie sabía bien a qué apostaba Oscar. Ni él debía saberlo. ¿Boxeador de línea como pedía Rivero, de gran ataque como Stewart? A ello habría que sumar su nueva actividad, la de cantante, y su búsqueda denodada de llevarse un Grammy. Sin contar que empezaba su conflicto con Bob Arum, con quien estaba ligado por contrato hasta fines de ese año. Agregar que había recibido denuncias por abuso de por lo menos dos mujeres, que le significó, en uno de los casos, un millonario desembolso.

Demasiadas complicaciones para cumplir con todo.

Favorito sobre Mosley, De La Hoya seguía siendo, como siempre, el gran negocio, porque le pagaron 15 millones de dólares mientras que “Sugar” se llevó 4 millones y medio. El Staples Center le garantizó 6 millones de dólares a Bob Arum por ser el escenario de la pelea. Estaba en juego el campeonato mundial welter reconocido por el WBC –el supervisor fue José Sulaimán- y también por IBA.

Vimos ganar a De La Hoya.

Y aunque muchos especialistas opinaron lo mismo, lo cierto es que deslucido en los asaltos finales, cansado, Oscar se fue desluciendo ante un boxeador de línea, pero de escasa agresividad como Mosley. Y cuando vino el fallo, empezó la polémica. Lou Filippo votó 116-112 para Mosley; Pat Russell, 115-113 mientras que Marty Simmon le dio la victoria a Oscar por 115-113.

Como suele ocurrir, las derrotas no vienen solas y Bob Arum, por ejemplo, afirmó que Oscar debía pensar en el retiro. De La Hoya dijo que “Mi derrota fortalece al negocio, porque todos van a querer una revancha”.

La revancha con Mosley fue el 13 de septiembre de 2003.

Y más allá de unas cuantas victorias, incluyendo una de sus mejores producciones para este cronista, cuando le ganó a Fernando Vargas, vinieron derrotas ante Anthony Hopkins (2004), Floyd Mayweather (2007) y Manny Pacquiao (2008) en lo que fue la última pelea de su carrera.

Pero ahora estamos en el recién inaugurado Staples Center, hace ya 20 años, cuando Shane Mosley se impuso por puntos. Como suele ocurrir, los titulares no fueron “Ganó Mosley”, sino “Perdió Oscar”.

El “Golden Boy” del boxeo entraba de nuevo en un cono de sombras, boxístico y personal.

Como suele decirse, esa es otra historia.