Rodeado de su círculo más íntimo, el mismo que lo cuida de manera granítica para que no se filtre ninguna información sobre su estado, Michael Schumacher cumple 55 años. El siete veces campeón de Fórmula 1 (record de títulos que solo empardó Lewis Hamilton) lleva diez años de convalecencia tras el tremendo accidente de esquí que sufrió el 29 de diciembre de 2013 en los Alpes franceses.
Poco y nada se sabe del estado actual del alemán. Recluido en su mansión de Suiza, donde la familia armó las salas necesarias para que reciba todas las terapias de rehabilitación. Schumi esquiaba con su hijo Mick (entonces tenía 14 años) en la exclusiva pista Combe de Saulire de Méribel, cuando sus esquíes se trabaron en una piedra que estaba bajo la nieve. El expiloto de Jordan, Benetton, Ferrari y Mercedes sufrió una caída de casi cuatro metros, golpeó la cabeza contra una piedra y su casco se partió en dos. Los médicos aseguran que logró sobrevivir gracias a la protección que llevaba en la cabeza. Schumacher estuvo 250 días en coma en el hospital hasta que finalmente fue trasladado a su mansión.
Desde entonces, es poca la gente que logra tener acceso a la casa de los Schumacher. Además de los médicos, enfermeras y terapistas que tienen un contrato de confidencialidad y no pueden tener sus teléfonos encima dentro de la casa, Jean Todt, exdirector de la Rossa y expresidente de la FIA, es un asiduo visitante. El francés es amigo de la familia. Ross Brawn, exdirector técnico de Benetton y Ferrari en los tiempos de Schumi, es otro que ha visitado al alemán, lo mismo que Felipe Massa, excompañero en la Scuderia. El resto, familia.
En los últimos días, el diario alemán Bild publicó que se están utilizando nuevas terapias para intentar una recuperación de Schumacher. Según el medio germano, le hacen escuchar sonidos de motores y charlas de radio de boxes. Y hasta le llevaron un auto de competición de Mercedes. “La medicina moderna hace posible algunas cosas, pero, aun así, nada es como antes”, dijo Ralf Schumacher, el hermano de Michael y también excorredor de Fórmula 1.
En declaraciones a L’Equipe, Todt aseguró: “No lo extraño porque está aquí. Simplemente ya no es el Michael que solía ser. Es diferente y está guiado por su esposa e hijos que lo protegen. Su vida es diferente ahora y tengo el privilegio de compartir momentos con él”.
Su hijo Mick corrió dos temporadas en Fórmula 1 con el equipo Haas. En sus 43 Grandes Premios acumuló más accidentes que puntos (12) y finalmente perdió su lugar en la escudería estadounidense. Toto Wolff lo reclutó como piloto reserva de Mercedes, puestos que ocupó en 2023 y mantendrá en 2024, año en el que también será piloto de Alpine en el WEC. Bernie Ecclestone, exmandamás de la F1 durante 40 años, aseguró: “Con Michael como asesor a su lado, Mick sería piloto titular de un buen equipo. Con toda su experiencia, Michael podría haberle dado tantos consejos a su hijo. Schumi le habría mostrado el camino correcto, en términos de conducción, pero también políticamente".