El inglés se pegó contra el muro en su primer intento lanzado del segmento final de clasificación y deberá largar décimo. Así, sumó un nuevo yerro a su larga lista de 2025.
Lando Norris se derrumbó una vez más. Hay algo que está claro: una cosa es ganar carreras y otra, muy diferente, es ganar campeonatos. El inglés de McLaren rindió la primera materia, no sin costarle, por cierto. Mucho debió trabajar para dejar atrás del mote de Lando no Wins. Recién en Miami 2024 pudo dejar detrás ese apodo que lo golpeaba en su endeble ánimo. Para la segunda asignatura está muy lejos. Y lo demuestra carrera a carrera. Norris tiene al auto más veloz de la categoría, pero no termina de cerrar el grifo de errores propios. Todo lo contrario, cada vez agrega más a su lista y más graves. En Arabia Saudita venía bien, pero cuando llegó el momento picante de Q3, de luchar por la pole position, terminó contra la pared.
Hasta ese momento, los autos del equipo de Woking habían abrumado y Norris había quedado adelante en los entrenamientos del viernes y del sábado temprano. Su chance de pole era clara. Pero en el arranque de Q3 llegó muy agresivo al enlace de las curvas cuatro y cinco, se subió mucho al piano y salió disparado contra la pared. Todo se terminó y la factura es que deberá largar décimo.
Después de avisar por radio que estaba bien, Norris se insultó a sí mismo. Ahí radica el principal déficit del piloto inglés: su ánimo. El británico se mostró muchas veces falible ante la presión. El viernes, después de los ensayos, confesó: “Fue día para intentar trabajar en mi conducción, en mí mismo, más que probablemente intentar trabajar en el coche. Gané en confianza”. Es que llegó como líder del Mundial a Jeddah, pero con la mochila cargada de frustración después de su catarata de yerros de Baréin: falló en la qualy, estacionó mal su MCL39 en el cajón de partida, debió devolverle la posición a Lewis Hamilton por pasarlo por fuera de la pista y mostró torpeza en sus intentos de superación con Charles Leclerc y George Russell.
Norris necesitaba un fin de semana limpio, sin problemas. Y volvió a fallar en clasificación, como le había ocurrido en China, Japón y Baréin. Son cuarto las carreras en fila en las que se manca en uno de los momentos más importantes del fin de semana. Y, para colmo, sufre con la presencia de un compañero que mostró una templanza imponente. Oscar Piastri es férreo, no muestra fisuras y psicológicamente es una presión más. El inglés tendrá este domingo el desafío de poner la cabeza en frío y tratar de aprovechar las bondades de su McLaren para avanzar. El éxito, el objetivo con el que llegó a Arabia Saudita, parece supeditado a un milagro. El título a fin de año, a algo aún más grande si no corta de cuajo con los errores y fortifica su espíritu.