En el arranque de la primera práctica, el monegasco se encontró al canadiense en la curva del Grand Hotel y el choque fue inevitable.
Probablemente si se hubieran encontrado en los vehículos en los que se mueven por Mónaco, el resultado habría sido menos serio. Porque Charles Leclerc anda de acá para allá en bicicleta y Lance Stroll, en monopatín. Pero resulta que en encontronazo entre el monegasco y el canadiense se dio sobre los autos de Fórmula 1 en el arranque de la octava fecha de Fórmula 1 y la historia fue más complicada.
Apenas habían pasado siete minutos de la primera tanda libre. Stroll iba por la pista como si fuera en el monopatín y desde el equipo parece que tampoco lo ayudaron mucho. Porque llegando a la frenada de la curva del Grand Hotel, la más lenta de todo el calendario de la Fórmula 1, el canadiense marchaba lento y cruzó la pista de izquierda a derecha. El tema que venía el piloto de Ferrari lanzado. Ni que tirara todas las anclas de los yates amarrados en Mónaco al mismo tiempo podría frenar. Y no lo hizo, claro. Golpe y zona frontal de la SF-25 rota.
Masticando bronca, Charles se fue a boxes, le cambiaron la trompa completa y pudo seguir. Leclerc sumó, de arranque nomás, un asterisco más a un fin de semana del que no espera mucho, según confesó el jueves en conferencia de prensa. “Nuestro auto no va bien en las curvas de baja velocidad y aquí solo hay ese tipo de curvas. No es una pista muy prometedora”, había dicho. Y tenía razón, porque el golpe fue en la más lenta de toda la agenda de F1.
Al menos para Leclerc, pudo seguir disputando la práctica. En cambio, Stroll se guardó y no volvió a salir. Su Aston Martin recibió el golpe en la zona trasera y los mecánicos tuvieron que sacar la caja.