El monegasco había avisado que no tenía expectativas con la carrera de casa, pero dominó todos los ensayos, peleó por la pole y largará segundo.
Charles Leclerc se sienta en el sillón de la sala de conferencia de prensa. Se lo nota frustrado, pero distinto al jueves. En la charla previa con los medios había tirado la toalla con respecto a sus chances de repetir el éxito que logró en su casa en 2024. Que las expectativas eran bajas, que la Ferrari no era competitiva, que… Ese estado lo arrastraba desde Imola, donde fue sexto, dos puestos detrás de Lewis Hamilton. Ya en sábado, tras la clasificación, también está con cara larga, pero esta vez porque no pudo lograr la pole position. Después de dominar las tres tandas de entrenamientos y la Q1, el monegasco pierde con Lando Norris la chance de partir primero, por 109 milésimas. Claro, entonces, qué pasó, por qué cambió tanto ese auto con el que no tenía ilusiones de pelear.
“Creo que nos equivocamos con las expectativas y, al final, fue mucho más positivo de lo que pensábamos inicialmente. Para ser honesto, no sé muy bien por qué estamos tan rápidos, como en la punta de repente, pero estamos en una buena racha. Ahora solo intentaremos estar bien, con la vista puesta en mañana”, dice Leclerc en referencia a la carrera del domingo.
Sobre la frustración que vivió por perder la pole por tan poco, señala: “Siempre hay algo más, pero creo que esto era lo mejor. La primera vuelta de Q3 fue una pena porque eso te da confianza para la segunda y la perdí por el tráfico. Estoy muy frustrado. No tenemos coche para luchar por victorias y salir segundo aquí será complicado".
La carrera presenta la obligación de parar dos veces (por lo menos) para cambiar neumáticos, la receta que buscó la FIA para evitar una competencia aburrida. “Creo que va a ser un poco caótico, pero ya veremos cómo se desarrolla. Veremos quién gana, pero creo que podríamos estar bajo presión de los autos desde atrás, lo que podría hacer que todo sea interesante”, analiza.
