Cuando bajó del cuadrilátero del T-Mobile Arena en Las Vegas el sábado 7 de mayo, Saúl 'Canelo' Álvarez reflejaba en su rostro el peso del fracaso, de la meta no cumplida. Y sin embargo, pese a haber salido perdedor de ese su reciente combate frente a Dmitry Bivol, el futuro del Canelo se asemeja más al de un ganador.
Naturalmente, gran parte de ello responde al status que ocupaba Álvarez antes de la pelea: reconocido como el Número 1 del mundo en las clasificaciones no-oficiales del Libra-por-Libra, consagrado como una máquina de generar dinero en sus presentaciones y ampliamente aceptado como el rostro actual del boxeo; tenía una cuenta sólida contra la cual girar en caso de necesidad, como fue este caso, y atenuar el colapso.
Pero el tema va más allá.