1. LOS CHICAGO CUBS no deberían renunciar Javier Báez. En ocasiones las cuentas no dan. Y, guste o no, hay que sacrificar activos en pos de la tranquilidad financiera. Algo que adquiere mayor relevancia mientras todavía se sufren los efectos de la pandemia de COVID-19. Si bien es cierto que el puertorriqueño está envuelto en una temporada discreta para su estándar, merece que la popular franquicia apueste por él. No solo por lo que reflejan sus números en el pasado, sino por lo que es capaz de hacer en un terreno de juego y que es imposible de medir con algoritmos.
2. DESDE QUE la sabermetría se hizo popular en el béisbol de las Mayores, han variado -algunos dirían modernizado- los análisis en las oficinas centrales para ofrecer contratos. Lo hecho en el pasado pasa a un segundo plano en relación a las proyecciones futuras. Báez es de esos peloteros diferentes. Su valor dentro y fuera del juego es intangible. Sus destrezas y picardía están en otro nivel. Ejecuta las cosas que a nadie -o a muy pocos- se le ocurriría hacer. Con el perdón de los súper dotados Mike Trout, Fernando Tatis Jr., Vladimir Guerrero Jr., Ronald Acuña Jr., Shohei Ohtani y Juan Soto, a mi entender, Báez es el pelotero más atrevido, y capaz, para romper los dogmas de este centenario juego. Reitero, eso es imposible de medir. Del único modo que pudiéramos hacernos una idea es buscando los resúmenes de sus mejores jugadas. Y otro punto no menos importante, y que entra en el acápite de retorno económico, muchas de las personas que asisten al Wrigley Field de Chicago pagan para ver las locuras del 'Mago' boricua, un pelotero que como ya sabemos golpeará la agencia libre en 2022 y, aun así, su camiseta de los Cachorros es la duodécima más vendida en MLB. No sé qué crees tú, pero si yo formara parte de las oficinas centrales de los Cubs estaría votando por ofrecerle una jugosa extensión al pelotero de 28 años.