1. SI JAVIER BÁEZ fuera futbolista a lo mejor le estarían endilgando el calificativo de "pecho frío". Si a Messi se lo dicen, un tipo que ha ganado de todo al más alto nivel, que Báez sea víctima de los improperios no extrañaría un ápice. Steven Cohen, el mandamás de los New York Mets, lo amarró durante la fecha límite de cambios para impulsar a un equipo que ha ido perdiendo el rumbo a medida que avanza la temporada y sustituir momentáneamente a su compatriota Francisco Lindor, que por lesión ha estado alejado del diamante y no acaba de cuajar en su nueva realidad después de recibir un mega contrato de $341 millones por 10 años. Tras diez partidos desde su llegada, la apuesta del empresario ha caído en saco roto, al menos por ahora. Un balance de 3 y 7, aparejado al buen momento de Philadelphia Phillies (8-2) y Atlanta Braves (8-2), ha sacado del primer lugar a los Mets en la división Este de la Liga Nacional.
2. DESPUÉS DE UN INICIO prometedor, 'El Mago' ha perdido las artes de la prestidigitación a la hora de empuñar el madero. Cada turno que toma con la franquicia de Queens desilusiona a sus nuevos seguidores, resta dólares al cheque que pretende percibir una vez que golpee la agencia libre al finalizar la presente campaña y le pone más presión. La situación por la que atraviesa Báez vuelve a avivar el debate sobre la maldición que significan los Mets para los peloteros de Puerto Rico. Lindor es el ejemplo más cercano. Báez apenas ha bateado .171 (6 en 35), remolcado tres carreras y presenta paupérrimos porcentajes de embasamiento .216, slugging .343 y OPS .559. En resumen, su promedio de victorias por encima del nivel de reemplazo (WAR, por sus siglas en inglés) ni siquiera llega al positivo: -0.1. Con esos truenos, la ausencia del as Jacob deGrom y la grisura de Lindor, se esfuman las opciones de unos Mets que no juegan béisbol de postemporada desde 2016.