Los quarterbacks brillaron en la Ronda Divisional, pero un linebacker se llevó el máximo honor
No es raro escuchar que, en términos de pura calidad, la Ronda Divisional ofrece los mejores juegos en la temporada de la NFL. Suelen ser compettiivos, y típicamente hay nivel elevado a ambos lados del ovoide.
Este fin de semana, los quarterbacks destacaron en términos generales, pero fue un jugador del otro lado del ovoide el que se quedó con la posición de honor de nuestra pieza semanal:
Devin White, linebacker, Tampa Bay Buccaneers
El linebacker de segundo año de los Bucs se vio ignorado en la conformación de las plantillas de Pro Bowl pero no hubo modo de ignorar su trabajo este domingo en contra de los New Orleans Saints, para ayudar a los Bucs acceder a su primer Juego de Campeonato de la NFC desde la campaña del 2002.
White lideró a la defensiva de los Buccaneers con 11 tacleadas, 10 de ellas en solitario, un derribo para pérdida de yardaje y un pase cortado. Sin embargo, sus dos jugadas clave fueron robos de balón.
El primero fue un balón suelto recuperado a un balón suelto de Jared Cook que forzó el novato Antoine Winfield Jr. cerca del medio campo que devolvió 18 yardas para preparar el pase de anotación de Tom Brady a Leonard Fournette con el que los Bucs empataron momentáneamente el marcador a 20 puntos en el tercer periodo.
En el cuarto periodo, White interceptó un pase de Drew Brees que iba dirigido a Alvin Kamara, dejando a los Bucs en zona roja. Nuevamente, Tampa Bay cobró con touchdown, esta vez con acarreo de Brady desde una yarda. Esa anotación puso los números finales de 30-20 a favor de los visitantes, cuando faltaban poco menos de cinco minutos por jugar, con una tercera intercepción en el juego de Brees momentos más tarde sirviendo como el último clavo en el ataúd.
Tampa Bay no tuvo un gran juego ofensivo en términos de mover las cadenas y apilar yardas, pero los dos obsequios de balón que gestionó White fueron fundamentales por la posición en el terreno de juego en camino a touchdowns.
Menciones honoríficas
Tom Brady, quarterback, Tampa Bay Buccaneers. Claramente, se esperaba un desempeñó más ruidoso de los quarterbacks en el último partido de la Ronda Divisional, en cuanto a estadísticas, pero las yardas no lo son todo. Brady completó 18 de 33 envíos para 199 yardas, pero lanzó dos pases de anotación y anotó una vez más por tierra, cerciorándose que su equipo cobrara cada uno de los errores de balón que cometió New Orleans, tres de ellos con touchdown y uno último exprimiendo el tiempo restante del reloj de juego.
Aaron Jones, corredor Green Bay Packers. Jones lideró al monstruo de tres cabezas que es el backfield de los Packers con 14 acarreos para 99 yardas y un touchdown, literalmente acabando con el deseo de los defensivos de Los Angeles de taclear a lo largo de un helado encuentro en la tundra. En total, fueron 188 yardas terrestres contra una de las mejores unidades de la liga, con ayuda de Jamaal Williams y AJ Dillon, pero Jones fue el personaje clave en esta faceta del encuentro para Green Bay.
Patrick Mahomes, quarterback, Kansas City Chiefs. Hasta antes del momento en que salió conmocionado, Mahomes estaba teniendo un buen juego, completando 21 de 30 envíos para 255 yardas y un pase de anotación, además de una anotación por tierra, en menos de tres periodos de acción. Hay mucho optimismo de que el pasador de Kansas City estará plenamente recuperado a tiempo para recibir a los Bills, y eso es crucial para los Chiefs, que realmente no quieren saltar a ese juego con Chad Henne al mando.
Aaron Rodgers, quarterback, Green Bay Packers. El futuro Jugador Más Valioso de la NFL se despachó con 23 completos de 36 intentos de pase para 296 yardas y dos touchdowns --que pudieron haber sido tres, de no haber sido por un balón que dejó caer de las manos Allen Lazard--, además de anotar por tierra en una ocasión, para conducir a los Packers a su primer Juego de Campeonato de la NFC en Lambeau Field desde que él opera los controles ofensivos. Será, sin lugar a dudas, un momento emotivo para Rodgers el próximo fin de semana, por el ambiente en casa --con todo y aficionados limitados-- cuando reciban a los Bucs.