La habitual ventaja que tiene jugar como local, particularmente en postemporada, se ha disipado en una campaña celebrada frente a estadios vacíos o semivacíos.
Para los ocho equipos de la NFL que serán anfitriones al menos de un partido de playoffs este mes, la comodidad de jugar en casa debería apoyar sus esfuerzos por llegar al Super Bowl.
Permanecer en el mismo huso horario, así como evitar los aviones y los hoteles, ayudaría a que los jugadores se mantengan frescos. Para los equipos del extremo norte, como Green Bay Packers y Buffalo Bills, el frío, el viento y posiblemente la nieve podrían ser aliados ante rivales de ciudades más cálidas.
Sin embargo, hay una realidad respaldada por las cifras. La ventaja de local, que durante años ha sido incontrovertible en el fútbol americano profesional, se ha desvanecido prácticamente durante el año del coronavirus.
En los estadios prácticamente vacíos, el ruido del poco público será una fuente reducida de energía, un activo menos estratégico.
"No siento nada diferente al jugar en casa o de visita por ahora", reconoció el entrenador en jefe de los Seattle Seahawks, Pete Carroll, cuyo equipo tiene normalmente una de las más sólidas ventajas de locales en el ahora llamado Lumen Field, cuya estructura amplifica el ruido del público. "Simplemente todo se ha equilibrado".
Con la victoria del domingo por la noche ante un equipo de los Philadelphia Eagles que opuso poca resistencia, el Washington Football Team se llevó el cetro de la División Este de la Conferencia Nacional. La victoria fue doblemente decisiva, pues dio a los visitantes una foja colectiva favorable de 128-127-1 en la temporada regular de 2020.
Se trata de la primera vez que los visitantes ganan más partidos que los locales desde la fusión entre la AFL y la NFL en 1970. En puntos, los visitantes fueron superados apenas por 6,353-6,339, una diferencia de dos touchdowns.
En 2019, aunque los visitantes tuvieron una ventaja anómala de 36 puntos en la estadística, los locales lograron una foja de 132-123-1, para un promedio de .518.
Un año antes, según Sportradar, la ventaja de los anfitriones fue incluso más clara, con una marca de .602 y una delantera de 564 puntos.
Durante los últimos 10 años, los locales consiguieron 342 victorias más que los visitantes, y anotaron un promedio adicional de 2.19 puntos por encuentro. En las 50 temporadas previas a este 2020 de estadios prácticamente vacíos, el promedio del equipo local fue de .575.
La diferencia fue perceptible de inmediato. Aaron Rodgers, quarterback de los Packers, fue capaz de engañar a Anthony Barr, linebacker de los Minnesota Vikings, para que incurriera en un fuera de juego en tercera y 5 hacia el final del tercer periodo del partido inaugural, en Minneapolis.
Esa sede era una de las aduanas más difíciles para los visitantes en la NFL.
En jugada gratis después de que voló el pañuelo amarillo, Rodgers lanzó un pase completo de 39 yardas a Marquez Valdes-Scantling. Ello dejó lista la escena para un touchdown que definió el partido.
Los Vikings, tras igualar la mejor foja en casa dentro de la Conferencia Nacional durante sus primeros cuatro años en el U.S. Bank Stadium, tuvieron ahí un récord de 3-5 en 2020. Su defensiva, joven e ineficaz, no tuvo la ayuda del ruido del público durante esos terceros downs críticos.
Y las tardes de domingo fueron más fáciles para el ataque contrario.
Incluso de visita, la defensiva estuvo más expuesta. Y ésta fue la temporada regular con más puntos anotados en la historia de la NFL.
Tratándose de los Pittsburgh Steelers, el 27 de diciembre, el quarterback Ben Roethlisberger escuchó los gritos de los Indianapolis Colts antes de recibir el centro en primera oportunidad durante el tercer cuarto.
Los Colts buscaban advertir a la defensiva profunda sobre la ruta en que el jugador de los Steelers lanzaría el balón.
En vez de la jugada que preveían los Colts, el 'Big Ben' lanzó profundo a Diontae Johnson, para un avance de 39 yardas hasta la zona prometida. Ello redujo la desventaja y encendió la remontada para que Pittsburgh ganara por 28-24.
"Definitivamente hay momentos en los partidos en los que puedes oír que un jugador defensivo dice, 'miren esto' y uno piensa: 'ésa es la jugada que vamos a hacer'. Algunas veces influye la suerte, en otras puede haber una tendencia. Podemos ahora oír lo que dicen", dijo Roethlisberger. "Es un año único, en lo que se refiere a la estrategia y a engañar a la gente. A veces tratas de dar señales tontas o de decir algo sólo para engañar a otros equipos".