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Real Madrid-Eintracht Frankfurt: la mejor final de todos los tiempos

La Champions League es una de las competencias más importantes de mundo. El torneo comenzó a disputarse en la temporada 1955/1956 bajo el nombre Copa de Europa y reunía a los mejores equipos del Viejo Continente.

El Real Madrid ya era un grande de Europa, pero sin dudas en esos años comenzó a ser más respetado que nunca. Mucho tuvieron que ver las cinco Copas de Europa que ganó de manera consecutiva desde 1955 hasta 1960. Un logro que hasta el día de hoy ningún otro club pudo alcanzar y superar.

El 18 de mayo de 1960 el merengue logró un histórico pentacampeonato, al derrotar por 7 a 3 al Eintracht Frankfurt, en la final con más goles de la historia. Hoy se cumplen 60 años de ese inmenso logro.

Podría decirse que el Real, a esa altura, ya ganaba con la camiseta. Y con el equipo, claro. Por esos años se jugaba con tres defensores, dos medios y cinco delanteros. El Madrid metía miedo: arriba jugaban Gento, Del Sol, el brasileño Canario, el húngaro Puskas y el argentino nacionalizado español Di Stefano. Sí, metía miedo.

Alfredo Di Stefano ya era considerado en esos años el mejor del mundo. Luego, llegarían Pelé, Maradona, Messi, Ronaldo…

La final fue un concierto de fútbol y goles. Era un partido para no perderse por los antecedentes con los que llegaban los dos equipos. Los españoles, que por ser campeones comenzaron a jugar en octavos de final, tuvieron un arranque demoledor. Vencieron 7 a 0 y 5 a 2 al Jeunesse Esch de Luxemburgo, pero luego de visitantes ante Niza cayeron por 3 a 2. No tuvieron, sin embargo, muchos problemas para dar vuelta la serie y vencer de local por 4 a 0.

Ya en semifinales, se encontraron con el Barcelona. Un clásico que como siempre tenía mucho en juego. Y nuevamente mostraron superioridad, al vencerlo, de local y visitante, por 3 a 1. Se trató del primer enfrentamiento internacional con los catalanes, dirigidos por Helenio Herrera.

Por su parte, los alemanes no se quedaban atrás. Luego de meterse en octavos de final, vencieron 4 a 1 y empataron 1 a 1 ante Young Boys de Suiza, en cuartos derrotaron 2 a 1 y empataron 1 a 1 ante Wiener de Austria, y en semis jugaron seguramente su mejor partido de la Copa, al golear por 6 a 3 y por 6 a 1 al Rangers.

Repasando, el Madrid llegó a la final con cinco triunfos y una derrota, 24 goles a favor y siete en contra.

El Eintracht sumaba 20 tantos a favor, y ocho en contra, pero no había perdido desde octavos de final.

El partido, en el Hampden Park, de Glasgow, se esperaba con ansiedad. Se sabía que el Madrid era el gran favorito, pero el conjunto alemán, a partir de los últimos dos partidos, justamente ante el Rangers, de Glasgow, se presentaba como un rival de cuidado. Como era de esperarse, las tribunas explotaban: se calcula que cerca de 135.000 personas presenciaron el choque final.

El Real salió a la cancha con: Domínguez, Pachín, Marquitos, Santamaría, Zárraga, Vidal, Canario, Del Sol, Di Stéfano, Puskas y Gento. Miguel Muñoz, quien ya había sido campeón como jugador, sumó otro logro en este caso como director técnico.

El Frankfurt formó con: Loy; Lutz, Hofer, Eigenbrodt, Weilbacher, Stinka, Kress, Lindner, Stein, Pfaff y Meier. A diferencia del Real, el plantel del Eintracht no tenía futbolistas extranjeros.

Para sorpresa de todos el Eintracht arrancó arriba en el resultado. A los 18 minutos, Richard Kress abrió el marcador tras un buen desborde por derecha y un centro al corazón del área chica que el delantero conectó con decisión. Impensado 1 a 0.

Pero la alegría alemana y la sorpresa no duraría demasiado. Los merengues se adelantaron en el campo y comenzaron a dominar las acciones. Y unos minutos más tarde en una ráfaga de la Saeta Rubia pasaron a ganar el partido. Di Stefano marcó un doblete para poner las cosas 2 a 1 (21 y 24 minutos) a favor del Real.

La fiesta recién comenzaba. Para no ser menos, Puskas clavó un golazo en el cierre del primer tiempo y anotó el 3 a 1 parcial de esa primera mitad. Pero lo mejor estaba por venir. En húngaro no quería ser menos que el argentino y en el complemento marcó tres goles de forma consecutiva para poner el resultado 6 a 1 a favor del Real: convirtió a los minutos 10 (de penal) a los 15 y a los 26 para sentenciar la historia.

Di Stefano anotó otro tanto a los 28, para darle marco a una goleada inolvidable. El Frankfurt, a través de Stein en dos ocasiones, decoró el resultado.

Glasgow vivió un festival de goles: cuatro de Puskas y tres de Di Stéfano. Además, hubo seis tiros en los palos (cuatro del Real, dos de los alemanes) y varias situaciones de gol que pudieron aumentar el marcador.

El Real volvió al aeropuerto de Barajas tras la épica conquista, donde una vez más los jugadores fueron recibidos como héroes. Así, con esa final, la mejor de todos los tiempos, se terminó una racha impresionante de cinco Copas ganadas de manera consecutiva. Al año siguiente sería el Benfica el equipo que se quedaría con el trofeo. Ya no importaba. El Madrid había hecho historia.