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NWSL: La polémica de Paul Riley apunta a un problema mayor donde la NWSL le falla a sus jugadoras reiteradamente

Maddie Meyer/Getty Images

Desde la fundación de la liga de futbol femenino de Estados Unidos -- la National Women's Soccer League (NWSL, por sus siglas en inglés) -- a sus dueños, ejecutivos y técnicos de clubes les ha encantado llamar a la NWSL la mejor liga de futbol del mundo -- y si fuera por el producto en la cancha solamente, podrían tener razón. Pero en cuanto a casi todo lo demás en la NWSL, tomaría ignorancia deliberada para manifestar eso.

Consideren los titulares más grandes de esta temporada para la llamada "mejor" liga del mundo: Cuatro técnicos diferentes, todos hombres, han sido despedidos en tan solo los pasados cuatro meses por razones extracancha, incluyendo alegatos de conducta sexual inadecuada, abuso verbal, ambientes laborales tóxicos y comentarios racistas. Aún peor, en casi todos los casos, el comportamiento problemático del técnico se conocía antes de su contratación -- eran patrones, no excepciones -- pero esos equipos los contrataron de cualquier manera.

La actual mejor liga del mundo cuidaría de sus jugadoras y aprendería de sus errores, pero la historia de nueve años de la NWSL está plagada de fracasos repetidos que socavan su credibilidad mientras no le daba importancia al bienestar de las jugadoras. Ahora, las jugadoras están manifestándose y forzando a la liga a lidiar con el abismo entre lo que la NWSL quiere ser y lo que es en realidad.

La controversia más reciente concierne a Paul Riley, uno de los entrenadores más condecorados y respetados en la liga, quien el jueves fue acusado de usar coerción con una jugadora para que tuviera relaciones sexuales con él, junto con abuso verbal, comentarios anti-gay y otro comportamiento inapropiado. Las exjugadoras Sinead Farrelly y Mana Shim tomaron la decisión de compartir sus historias -- Farrelly acusó a Riley de manipular el desbalance de poder entre entrenador y jugadora y usar coerción con ella para que tener relaciones sexuales con él, mientras que Shim dijo que Riley intentó muchas de las mismas tácticas con ella que alegadamente utilizó con Farrelly. Riley negó sus alegatos.

Estas historias son alarmantes, pero aún más alarmante es que Shim reportó el comportamiento de Riley a las Portland Thorns en 2015, y las Thorns y la NWSL lo manejaron en silencio, permitiendo que Riley mantuviera su carrera intacta, lo cual puso a más jugadoras en riesgo. El viernes, seis años después, Riley al fin fue destituido de la liga y U.S. Soccer suspendió su licencia de entrenador luego de que Shim y Farrelly hicieron públicas sus historias -- a través de la NWSL, la cual estaba manejada y operada por U.S. Soccer, tenía los medios y las oportunidades para tomar la iniciativa en su propia investigación mucho antes de que las jugadoras hayan ido a los medios. La jugadora de la selección nacional de EE.UU. y ex de Portland, Alex Morgan, compartió via Twitter un correo electrónico de la comisionada de la NWSL, Lisa Baird, quien sostenía que había sido "investigada hasta una conclusión satisfactoria" y que "desafortunadamente, no puedo compartir detalles adicionales".

El escándalo Riley sigue un patrón demasiado familiar en la NWSL donde las inquietudes de las jugadoras son ignoradas o hechas a un lado.

Consideren el despido reciente del entrenador Richie Burke en el Washington Spirit. Fue despedido el mes pasado por alegado abuso verbal dirigido a las jugadoras y por comentarios racistas, pero al dueño del Spirit, Steve Baldwin, y al director ejecutivo, Larry Best, les habían advertido sobre el tipo de entrenador que era Burke de entrenador, pero lo contrataron de cualquier forma. Al principio cuando lo contrataron en 2018, sus ex jugadoras juveniles lo denunciaron, diciendo que él las reprendió con insultos anti-gay y nombres crueles. Las jugadoras del Spirit expresaron sus preocupaciones internamente el año pasado, y aún así él permaneció en el puesto.

Este pasado agosto, mientras el diario The Washington Post se preparaba para publicar un desenmascaramiento sobre el abuso de Burke, el Spirit protegió a Burke: Baldwin, Best y el club lo "reasignaron" como ejecutivo y emitieron un comunicado de prensa asegurando que Burke tuvo que alejarse de entrenar debido a "preocupaciones de salud", no porque su abuso llevó a varias jugadoras a renunciar al equipo. La NWSL se entrometió, basado en los reportajes de The Washington Post, y lo despidió por violar una nueva póliza anti-acoso, la cual jugadoras tales como Alex Morgan habían empujado a la liga a implementar antes este año.

(El martes, Baldwin renunció de su papel como presidente y director ejecutivo del Spirit ante la "solicitud reciente de sus jugadoras", concluyendo su declaración diciendo, "Espero que apartarme me quite como una distracción y deje que el club triunfe".)

Entonces consideren el despido en julio del entrenador del OL Reign, Farid Benstiti. El Reign lo protegió, formulándolo como una decisión basada en resultados, y el director ejecutivo del club Bill Predmore emitió una declaración florida agradeciendo a Benstiti y admirando "todo lo que trajo a la organización". La verdadera razón por la salida de Benstiti, según reportes posteriores, fue debido al abuso verbal hacia las jugadoras, quienes radicaron quejas formales. Nuevamente, hubo suficiente aviso -- la mediocampista de la selección nacional de los EE.UU., Lindsey Horan, había compartido públicamente su experiencia con la misoginia y el body shaming (o sea, avergonzar a alguien por la apariencia de su cuerpo) de Benstiti hacía años cuando ella jugaba para el PSG.

Hay más ejemplos a lo largo de la NWSL, pero todos empiezan a sonar igual. La NWSL ha buscado posicionarse como una plataforma para el empoderamiento femenino, pero tras bastidores, son las atletas quienes más han sufrido entre los fracasos institucionales que parecían diseñadas para proteger a todos los demás.

¿Puede la NWSL romper este ciclo?

Es importante notar que este ambiente no se creó en un vacío. Las previas ligas de mujeres que habían fracasado en los Estados Unidos le enseñaron a las jugadoras que tolerar tratamiento inferior era parte de mantener una liga a flote. Cualquier controversia podía descascarar a las bases de la liga o convertirse en una denuncia del futbol de clubes femenino en conjunto; la expectativa tácita para las jugadoras era que estuvieran felices de que tenían una liga y punto.

Pero esta cultura de silencio y tolerancia por el mal comportamiento prosperó precisamente porque la NWSL no acató las lecciones de las ligas anteriores. Fue hace una década que el predecesor de la NWSL, la Women's Professional Soccer (WPS), fracasó en parte debido a líos legales causados por magicJack, un club operado por Dan Borislow, quien abusaba verbalmente de las jugadoras, las hostigó sexualmente y les decía que lo llamaran "papi". El comportamiento de Borislow primero salió a la luz cuando una jugadora, Ella Masar, compartió su historia, que incluía a Borislow rehusando dejarla conseguir tratamiento médico para una nariz rota pese a que muchos otros fueron testigo de cuando ocurrió.

¿A dónde va la NWSL de aquí?

Una respuesta impulsiva podría ser cerrar la NWSL y volver a empezar. Pero vale la pena preguntar si el trabajo duro de las atletas que construyeron la liga desde cero debe borrarse por las acciones de unos pocos hombres tóxicos y sus propiciadores. Las jugadoras que sacrificaron carreras estables y trabajos mejores pagados para jugar en la NWSL han hecho la liga lo que es hoy, y ellas deben decidir lo próximo que sucede.

Ahora que las jugadoras de la NWSL formaron un sindicato recientemente, ellas finalmente tienen ese poder. La Asociación de Jugadoras de la NWSL (NWSLPA, por sus siglas en inglés) solo se convirtió en una unión efectiva de lleno en abril cuando lanzó sus primeras negociaciones colectivas con la NWSL, y tal vez no es coincidencia que la liga ahora está siendo forzada a lidiar con su falta de proteger sus propias jugadoras después de que las jugadoras mismas se volvieron más unidas y organizadas.

"Nos rehusamos a quedarnos calladas de aquí en adelante", la NWSLPA dijo en un comunicado el jueves. "Nuestro compromiso como jugadoras es enfrentarnos al poder con la verdad. Ya no vamos a ser cómplices en una cultura de silencio que ha posibilitado el abuso y la explotación en nuestra liga y en nuestro deporte".

La búsqueda por los responsables

Tarde el viernes por la noche, Baird renunció como comisionada de la NWSL, mientras que Lisa Levine, la abogada general de la liga, también fue destituida. El hecho de que no tomaron en serio las preocupaciones por la seguridad de las jugadoras hicieron necesarias sus salidas, pero Morgan lo garantizó. Después de que Baird aseguró estar "sorprendida" por las "alegaciones nuevas" que surgieron, Morgan respondió con los recibos: ella tuiteó las capturas de pantalla de un intercambio por correo electrónico demostrando que Baird había sido contactada por Farrelly, quien le dijo a la comisionada antes este año que los incidentes que involucran a Riley no se habían investigado de lleno en 2015.

En los correos electrónicos, Baird le dijo a Farrelly que no habría más investigación. Pero el incidente inicial al centro de la controversia más reciente -- y la decisión de manejarla en silencio -- sucedió hace seis años, mucho antes de que Baird o Levine asumieran sus puestos con la NWSL.

El parte dueño y director ejecutivo de las Portland Timbers, Merritt Paulson, quien ha recibido elogios a lo largo de los años por hacer de su club el primero de la MLS en unirse a la NWSL, no respondió al correo electrónico inicial de Shim presentando el reclamo contra Riley, dijo ella. Paulson despidió a Riley, una decisión que el equipo había dicho que estaba considerando mucho antes del reclamo de Shim porque Riley registró la peor temporada en la historia de las Thorns. Un comunicado de prensa del club lo describió como una no renovación, declarando que Riley "no seguirá como empleado", mientras el gerente general de las Thorns, Gavin Wilkinson, fue citado agradeciendo a Riley por su servicio. Jeff Plush, el comisionado de la NWSL en aquel entonces, quien ahora está encargado de USA Curling, dejó que las Thorns lidiaran con ello.

Las Thorns sí realizaron una investigación luego de que Shim presentó una querella y el club dice que fue exhaustiva, pero Morgan, quien ayudó a Shim a reportar las insinuaciones de Riley, dice que a ella nunca la contactaron o entrevistaron pese a estar listada en la querella como alguien con conocimiento de la odisea de Shim. Farrelly dijo que la entrevistaron durante solo unos 20 minutos y no compartió su propia historia con Riley.

Las Thorns dicen que tomaron los alegatos de acoso seriamente, pero quizás es contexto relevante que la NWSL tiene una historia de relaciones entre entrenadores y jugadoras. El asistente de Riley en las Thorns, Scott Vallow, estaba saliendo con una jugadora del equipo en ese tiempo. Aproximadamente un mes después, Shim abandonó las Thorns para jugar en Japón, pero Farrelly fue cambiada a las Boston Breakers. Cuando Farrelly le preguntó a Wilkinson por qué, él insistió que no tenía nada que ver con la investigación, y Farrelly recuerda que evadió una pregunta sobre si Riley entrenaría de nuevo por otro equipo en la liga. En cuestión de cinco meses, Riley había sido contratado por el Western New York Flash, y se quedó como el técnico del equipo cuando este se reubicó a Carolina del Norte.

Aaran Lines, quien inicialmente contrató a Riley en el Flash, dijo que estaba consciente de un reclamo presentado contra Riley, pero dijo que mostró "cero actividad ilegal". Tampoco queda claro lo que Lines, quien se casó con una jugadora del Flash mientras él era su técnico, pensaba del reclamo o cuáles detalles exactos de ahí a él se le había informado. Pero Lines conocía a Wilkinson suficientemente bien como para pedir más detalles -- Lines y Wilkinson, ambos, habían jugado juntos previamente en la selección nacional masculina de Nueva Zelanda y en los Timbers.

Durante los años siguientes, Paulson siguió siendo amigable con Riley, felicitándolo públicamente en las redes sociales por el "trabajo fenomenal" que estaba haciendo con North Carolina. Mientras tanto, más jugadoras estaban sujetas a Riley como su técnico, pese a las alegaciones contra él.

El North Carolina Courage, el club que tomó control del Flash y mantuvo a Riley como entrenador, despidió a Riley el viernes. Ni el propietario del Courage, Stephen Malik, ni el presidente del club, Curt Johnson han comentado, así que no está claro si sabían algo sobre el reclamo de Shim de 2015 o si debieron saberlo. El Flash y su dueño, Joe Sahlen, ya no forman parte de la NWSL.

Para el lunes, Paulson emitió una "carta abierta" a los aficionados de las Thorns defendiendo sus acciones, diciendo que él pensaba que callar sobre el comportamiento de Riley "era la acción correcta por respeto para la privacidad de las jugadoras". Pero no menciona ningún intento de mencionarle a las jugadoras lo que ellas sentían era "la acción correcta". Su excusa suena tan vacía como la de Predmore del OL Reign, quien dijo que no reveló la razón verdadera por el despido de Benstiti para minimizar "daño adicional".

Jess Fishlock, mediocampista del OL Reign y de Gales, en la misma conferencia telefónica la semana pasada con Predmore, fue explícita al decir que ella y sus compañeras de equipo deseaban que el anuncio sobre Benstiti fuese más claro.

"Si no quieres tu nombre en los medios, entonces no te comportes de una manera donde tu nombre estará en los medios", dijo ella. "No es nuestra culpa sentirnos mal por eso. No es justo culpar a las jugadoras por eso, hacerlas sentir mal por potencialmente causarle daño a alguien. ... Si alguien se comporta de una manera que es tan inaceptable, eso tiene que hacerse público para que no pueda suceder de nuevo".

Mientras Predmore, a su favor, ha dicho que está dispuesto a aceptar responsabilidad por sus decisiones en cualquier forma que tome, la carta de Paulson se lee como un intento de evitarla, como demuestra el lenguaje de Paulson de que las Thorns "pudieron haber hecho más", en lugar de admitir que debieron haber hecho más. Si la única gente que se hace responsable por el escándalo Riley aparte de Riley mismo son dos mujeres, Baird y Levine, y ambas llegaron mucho después de que ocurrió lo peor, apenas parece responsabilidad -- ciertamente no a las jugadoras y no a los aficionados. Pero el escándalo Riley es solamente un síntoma entre muchos, como las contrataciones de Burke y Benstiti, que señalan a problemas sistémicos más profundos dentro de la NWSL.

Este ajuste de cuentas no puede barrerse hacia un lado o arreglarse en silencio como los problemas del pasado de la NWSL. La liga necesita reforma sera que sera difícil y tardará mucho tiempo, y necesita ser transparente y guiada por las jugadoras. Los propietarios, ejecutivos y entrenadores a quienes les encanta presumir de la NWSL recibirla -- después de todo, la NWSL nunca será la mejor del mundo de verdad sin una verdadera rendición de cuentas.