Jugando hasta el límite, así vive el tenista británica Andy Murray (121°) su última experiencia como profesional en los Juegos Olímpicos de París, donde salvó nuevamente match points junto a su compatriota Daniel Evans (58°) para superar 6-4, 6-7 (8) y 11-9 ante los belgas Sander Gille (35° en dobles) y Joran Vliegen (35° en dobles) y clasificar a cuartos de final.
"Es conmovedor, estoy muy feliz. No sé qué pasó, fueron como lágrimas de alegría, no sé por qué", destacó el ex número 1 del mundo, de 37 años y dueño de 46 títulos, que rompió en llanto al firmar otra épica clasificación, al igual que en su estreno versus los japoneses Taro Daniel (90°) y Kei Nishikori (435°), regalándose al menos una función más.
En sintonía, el triple medallista olímpico, dos veces dorado en singles, en Londres 2012 y Río 2016, y una vez plateado en dobles mixto, en el césped londinense, confeso las emociones vividas en el polvo de ladrillo francés: "Tuvimos otro final de partido increíble. Ese tipo de cosas requieren mucha energía. Pensé que era el final. Es un lugar especial para hacerlo, obviamente”.
En pos de seguir acrecentando su legado en la emblemática cita, el ex número 1 del mundo y Evans dirimirán frente a los ganadores del duelo entre los estadounidenses Taylor Fritz (12°) y Tommy Paul (13°), y los neerlandeses Robin Haase (56° en dobles) y Jean-Julien Rojer (27° en dobles), verdugos de los argentinos Mariano Navone (37°) y Tomás Etcheverry (36°).