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Sebastián Martínez Christensen, Escritor ESPN Digital 4y

Los mejores equipos del siglo XXI: El show del Heat y su Big 3 de LeBron, Wade y Bosh calienta la NBA

Nota del editor: Presentamos el tercero de una serie de cinco reportajes sobre las franquicias y equipos más destacados en la NBA durante el siglo XXI, enfocándonos en los Lakers, Spurs, Celtics, Heat y Warriors.

Miami siempre ha tenido un atractivo especial para sus visitantes. Es una ciudad cosmopolita que goza de buen clima prácticamente durante todo el año y tiene fácil acceso a las playas.

Por eso, pese a que el Miami Heat es una franquicia joven, los agentes libres siempre lo consideran a la hora de evaluar sus opciones; en esencia, es un buen lugar para vivir.

Dwyane Wade es el mejor jugador en la historia de la franquicia, y esencialmente puso al Heat en el mapa de la NBA en 2006, cuando los lideró a su primer título con una de las mejores actuaciones en la historia de las Finales.

Ese título, más el status de estrella de Wade y su amistad con LeBron James, hicieron posible la confección de uno de los mejores equipos en la historia.

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No cayó bien en muchos el anuncio de LeBron durante un especial de una hora en televisión, cuando anunció que “iba a llevar sus talentos a South Beach”, para sumarse a Wade y Chris Bosh - quien ya se había comprometido con la franquicia - en un Big 3 moderno.

Tampoco se ganaron muchos fans cuando los tres se subieron al escenario, anunciando que “no sólo ganarían dos, ni tres, ni cuatro, ni cinco, ni seis títulos …”. A fin de cuentas, ganaron dos en cuatro años, aunque siempre dijeron presente en las Finales.

Y más allá de los gustos no se puede negar que eran artistas en transición, que después de un inicio con dudas en su primera temporada, se terminaron conociendo como la palma de su mano, y era un deleite verles jugar.

La temporada 2012-13 fue particularmente especial.

El Heat ganó 66 partidos en esa campaña, un récord de la franquicia. En un momento dado, ganaron 27 partidos en fila, la segunda racha más larga de la historia detrás de los Lakers de 1971-72 (33 triunfos en fila).

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Luego de un periodo de adaptación, quedó claro que esos equipos eran de LeBron, quien repitió como MVP de la NBA en esa temporada con su cuarto galardón y último que ganó de carrera - hasta el momento.

Miami era un poema a la ofensiva, pero sólo permitieron 95 puntos por partido, y tenían el sello defensivo de Pat Riley y Erik Spoelstra; fueron top 5 tanto en eficiencia defensiva como ofensiva.

En los playoffs, el Heat barrió a los Bucks en la primera ronda luego de que Brandon Jennings garantizó la victoria. Después vinieron los Chicago Bulls, quienes detuvieron la racha de 27 éxitos en fila durante la fase regular, pero no fueron rivales en la postemporada sin su estrella Derrick Rose. En la final del Este, Miami se encontró con los talentosos Indiana Pacers de un joven Paul George, quienes probaron ser un out difícil; una canasta ganadora sobre la chicharra de James en el Juego 1 y 32 puntos del mismo LeBron en el definitivo Juego 7 marcaron la diferencia.

Esa fue la antesala de las tan esperadas Finales ante los San Antonio Spurs, que al día de hoy le dejan recuerdos muy vívidos a todo fanático del baloncesto.

La tapa de James sobre Splitter fue extraordinaria, y sin embargo pasa a un segundo plano. Porque cuando los Spurs parecían tener la serie liquidada de la mano de un gran Tony Parker, se llevó a cabo uno de los mejores partidos en la historia de las Finales.

El Trofeo Larry O´Brien ya se dirigía a la duela, las cintas de seguridad ya estaban colocadas y algunos fanáticos ya se habían ido del estadio.

Sin embargo, después llegó el rebote de Chris Bosh y el triple de Ray Allen para forzar el tiempo extra en un Juego 6 legendario.

El resto es historia. James ganó otro MVP de las Finales, y el Heat se coronaría campeón por segunda temporada consecutiva.

Miami tenía a tres estrellas de primera línea en James, Wade y Bosh. A una cuarta rueda de lujo en Allen, y a jugadores de rol esenciales como Shane Battier, Udonis Haslem, Mike Miller, Mario Chalmers, Rashard Lewis y Chris Andersen.

Era un equipazo con todas las letras, y uno podría alegar que vimos al mejor LeBron en aquella temporada 2012-13.

El problema es que la percepción general es que ese equipo debió haber ganado más. Vivimos en una sociedad exitista, en la cual hasta dos títulos y cuatro apariciones en Finales les parecen poco a los críticos.

Tal vez, fue la manera en la que James desapareció en las Finales ante los Mavericks en el 2010-11, o tal vez la derrota contundente ante los Spurs en la revancha en 2013-14.

O quizás, simplemente sea una cuestión de justificar la narrativa propia.

Sea cual sea el motivo, no se puede negar que aquel equipo de la temporada 2012-13 fue algo especial.

Sin temor a equivocarme, uno de los mejores equipos de la historia.

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