Nota del editor: Presentamos el último de una serie de cinco reportajes sobre las franquicias y equipos más destacados en la NBA durante el siglo XXI, enfocándonos en los Lakers, Spurs, Celtics, Heat y Warriors.
Todas las dinastías en la NBA son diferentes. Campeonas todas, sin duda, pero hay algunas que sobresalen por su impacto en la evolución del juego fuera de la cancha o la revolución que causaron dentro del tabloncillo.
La dinastía más reciente de seguro clasifica para ambas. De hecho, podríamos decir que la NBA quedó marcada antes de y después de los Golden State Warriors de Stephen Curry y compañía.
Si no fuera por un acto heroico de LeBron James, un disparo clutch de Kyrie Irving, y lesiones de Klay Thompson y Kevin Durant, quizás hablaríamos de esos Warriors en su propia clase por encima de todas las otras dinastías.
Desde 2014 a 2019, los Warriors sentaron pautas y récords con un baloncesto de alto nivel que transformó la acción de canasto a canasto, alterando la percepción de cómo se debía jugar y atacar. Y más importante aún, cómo se debía ganar.
Era prácticamente ley de vida que un equipo cuya fortaleza era el tiro a larga distancia tenía muchas dificultades en ganar un campeonato. Cuántas veces Charles Barkley dijo que un ‘jump shooting team’ no lograría ser campeón. Bueno, eso fue así hasta que Golden State encontró su ritmo y distancia, jugando a la fortaleza de su jugador franquicia (Curry), quien pasaría a ser también uno de los baloncelistas más importantes en la historia.
En el 2009, Golden State seleccionó a Curry con la séptima selección del draft. Curry, quien sobresalió en su carrera universitaria con Davidson y tuvo el torneo de la NCAA como vitrina para demostrar sus talentos, se perfiló en el momento como uno de los mejores tiradores en ser reclutado a la NBA en mucho tiempo. Sin embargo, su físico dejaba dudas sobre su capacidad de aguantar el empuje de una temporada de 82 juegos.
MÁS: La primera canasta de Stephen Curry en la NBA
Aunque tuvo números sólidos en sus primeras tres campañas tras debutar en la NBA en octubre de 2009, Curry tuvo que lidiar con problemas en los tobillos, que por un momento amenazaron su desempeño a largo plazo. Dio muestras del juego desequilibrante que vendría, pero los Warriors todavía no tenían el personal para acompañarlo en la misión de convertir a los Warriors en contendientes.
El panorama en la Bahía de San Francisco lentamente comenzó a cambiar tras la llegada del hijo de Dell Curry. En los sorteos de 2011 y 2012, Golden State seleccionó al escolta Thompson, al alero Harrison Barnes y al ala-pívot Draymond Green, quienes se combinaron con un Curry que encontraba su ritmo para darle a los Warriors su primera temporada ganadora (47-35 en 2012-13) desde 2007-08. El veterano Andre Iguodala se unió una temporada después, y bajo el liderazgo del entrenador Mark Jackson, el equipo mejoró a 51-31 en 2013-14 para su primera campaña de 50 victorias desde 1993-94, anunciando su presencia como contendiente; la fundación de la dinastía estaba en sitio.
Un cambio de entrenador probó ser una de las últimas piezas en el rompecabezas. Similar a como ocurrió en Chicago cuando Doug Collins fue reemplazado por Phil Jackson justo antes del inicio de la dinastía de los Bulls, Jackson fue sustituido por Steve Kerr (otra conexión a aquellos Bulls), quien le dio riendas sueltas a Curry para orquestar lo que sería el ataque más entretenido y letal que la NBA jamás había visto.
MÁS: La década de los Warriors a pesar de LeBron James
El resto de la historia prácticamente se escribió sola. Fue un tramo histórico de cinco campañas que vio a Golden State ganar tres campeonatos con un juego rápido, de movimiento y tiros de tres puntos que revolucionó a la NBA.
Los Warriors de 2014-15 ganaron 67 juegos rumbo a su primer campeonato con Curry ganando el MVP de la NBA e Iguodala probando su importancia de la banca como el MVP de las Finales en la victoria sobre LeBron y los Cleveland Cavaliers.
Un año después, los Warriors hicieron historia con el récord de más victorias en una fase regular (73) tras abrir la campaña 24-0. Curry fue el máximo anotador en la NBA (30.2) con el récord de triples en una temporada (402) para ser MVP por segunda temporada consecutiva, el primero de manera unánime en la historia. Golden State lucía imparable rumbo a coronar lo que hubiera sido la temporada más exitosa y dominante en la historia. No obstante, los Warriors desperdiciaron una ventaja de 3-1 en las Finales (¿recuerdan la suspensión de Green?), cayendo en un Juego 7 ante LeBron, Irving y los Cavs, arruinando la celebración en la bahía.
¿Cómo reaccionó la gerencia de los Warriors a la derrota en las Finales? Firmando a Durant - el ex MVP, cuatro veces máximo anotador universalmente reconocido como el segundo mejor jugador en la NBA detrás de LeBron - para formar un Big 4 con Curry, Thompson y Green, que dejaría sin aliento al resto de la NBA.
Las siguientes dos campañas finalizaron con Golden State en el trono, incluyendo un 16-1 en la postemporada de 2016-17, ambas a costa de LeBron y los Cavs. Curry y Thompson se consolidaron como uno de los mejores dúos de base/escolta en la historia, y sin duda la mejor pareja de tiradores. No existe un lugar en cancha desde donde los ‘Splash Brothers’ no se atrevan a disparar. Thompson logró establecerse fuera de la sombra de su compañero más famoso con algunas de las actuaciones más eléctricas en la historia de la NBA, incluyendo sus récords de 14 triples en un juego y 37 puntos en un cuarto, además de los 60 puntos que anotó en tres segmentos contra los Pacers en 2016.
Green, el mollero en la pintura, se desarrolló como uno de los delanteros más versátiles en ofensiva y una molestia en el lado defensivo para la oposición, ganando el premio al Mejor Jugador Defensivo en 2016-17. Entonces, Durant por fin alcanzó la gloria con premios consecutivos de MVP de las Finales.
A pesar del éxito, estos Warriors no fueron inmunes a la controversia, y fue un altercado entre Green y Durant en noviembre de 2018 que terminó significando la partida de Durant a finales de dicha temporada. Esa edición de los Warriors (con DeMarcus Cousins también a bordo mientras de recuperaba de una lesión) alcanzó las Finales por quinta vez consecutiva, pero lesiones a Thompson (ACL) y Durant (Aquiles) se combinaron para sentenciar las esperanzas ante los Toronto Raptors en seis juegos.
En total fueron solo tres temporadas del Big 4 en Golden State antes de que Durant partiera a Brooklyn. En dicho lapso, los Warriors tuvieron la ofensiva más eficiente en la NBA (115.0) impulsado por su alineación de la muerte de Curry, Thompson, Durant, Green e Iguodala.
La temporada actual ha visto a los Warriors caer estrepitosamente desde la cima debido a múltiples factores. Las salidas de Durant e Iguodala, el retiro de Shaun Livingston, lesiones de Curry y la ausencia de Thompson por rehabilitación de su rodilla, dejaron a Golden State cojeando desde el principio. Su marca de 15-50 era la peor en la NBA cuando la pandemia detuvo la competencia.
Sin embargo, con Curry, Thompson y Green todavía como fundación, y un pick alto en el draft en camino, es fácil imaginarse a los Warriors de vuelta en el trono más pronto que tarde.
La historia de estos Warriors todavía no tiene punto final, solo tres puntos suspensivos que nos dejan a la expectativa del próximo capítulo.
MÁS: LeBron, Curry y Durant: las tres súper estrellas que definieron la década en la NBA