Giovanny Gallegos se convirtió en el villano de la selección mexicana de béisbol sin siquiera sacar un out.
Gallegos entró en el noveno inning con la misión de sacar tres outs para preservar la ventaja de 5-4, cerrar el partido y asegurar el primer boleto de la historia para México al partido de campeonato del Clásico Mundial de Beisbol.
Pero falló. Fue incapaz de tirar strikes, de sacar outs enfrentando a la mejor parte de la alineación de bateo de Japón.
Primero permitió doblete a Shohei Othani. Regaló base por bolas a Masataka Yoshida, quien en la séptima entrada había pegado el cuadrangular del empate momentáneo 3-3 sobre el lanzador mexicano JoJo Romero.
Y doblete a Munetaka Murakami que puso en home a Othani y Ukyo Shuto con la carrera del empate y de la victoria, de manera respectiva.
Gallegos había llegado con dos salvamentos en igual número de oportunidades y una efectividad de 0.00 en sus apariciones previas. Pero no pudo sacar un solo out para que Japón dejara tendido en el terreno de juego a la selección mexicana en ese fatídico noveno inning.
Todo sucedió cuando Randy Arozarena parecía que otra vez se ponía la capa de súper héroe a la ofensiva, con doblete en el octavo episodio que resultó en carrera producida por otro doblete de Alex Verdugo.
Y, sobre todo, de una exhibición defensiva para la eternidad, que incluyó robo de cuadrangular y de doblete en la quinta entrada, que en ese momento los japoneses ya cantaba como carreras.
México ganaba el partido 3-0 desde la cuarta entrada con cuadrangular de Luis Urías con dos hombres en base, con Rowdy Téllez e Isaac Paredes.
Japón enfrentará este martes en la final a Estados Unidos, que en semifinales venció a la selección de Cuba.