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En el centenario de Jackie Robinson su hija dice hay que celebrar, manifestarse, educar

A finales de esta semana, Estados Unidos celebrará el que habría sido el cumpleaños número 100 de Jack Roosevelt (Jackie) Robinson. Robinson, nacido el 31 de enero de 1919, rompió uno de los pilares más simbólicos del racismo institucionalizado en ese país norteamericano cuando fue el encargado de acabar con la segregación racial en el Béisbol de las Grandes Ligas el 15 de abril de 1947. Lo que su hija Sharon Robinson considera gratificante es el hecho que, 100 años después de su nacimiento y 47 años tras su fallecimiento, el espíritu de su padre sigue resonando en la consciencia de muchos.

“El hecho de que sea su centésimo cumpleaños y sigamos hablando sobre él, representa algo asombroso”, expresó Sharon desde su hogar en Florida durante una reciente conversación telefónica. “Significa que, después de todo su trabajo, todo el sacrificio, la felicidad y los momentos difíciles, continúa causando un impacto. Eso es sumamente increíble”.

Con una programación de eventos que arrancará este jueves, Major League Baseball celebrará el nacimiento de Robinson durante toda la temporada 2019. Este jueves, el Museo de la Ciudad de Nueva York inaugurará una exposición denominada In The Dugout with Jackie Robinson (En el dugout con Jackie Robinson), con imágenes de Robinson y Dodgers tomadas de la colección de la desaparecida revista Look, actualmente en posesión del museo, junto con películas caseras y otros recuerdos.

La participación de Robinson en la conmemoración pública tan significativa del cumpleaños de su padre representa un quiebre significativo con respecto a la tradición.

Sharon nació tres años después de la hazaña histórica de Jackie y vivió durante gran parte de su vida temprana compartiendo a su padre con el resto del mundo. En los años transcurridos después de su muerte, su aniversario se convirtió en la única parte de su relación que mantuvo en privado.

“No sabía que hacer en su cumpleaños; de hecho, terminaba llorando en cada uno de sus cumpleaños”, expresó. “Nunca quise hacer nada en público. Quería mantenerlo en privado. Necesitaba que algunos aspectos de él se mantuviesen como nuestros días personales”.

Sharon hizo una excepción en 1979, durante el cumpleaños número 60 de Jackie, cuando rindió homenaje a su padre con un concierto de música góspel en la Catedral de Saint John the Divine en Nueva York.

“A él le encantaba escuchar ‘Oh Happy Day’”, recordó, refiriéndose al gran éxito de las Edwin Hawkins Sisters. “Solía escucharlo frecuentemente en el reproductor de casetes de su auto”. El momento más destacado del concierto en Nueva York fue cuando las Hawkins Sisters interpretaron esa canción. Después de ello, Robinson volvió a celebrar el cumpleaños de su padre en privado, hasta este año, cuando una celebración en público del centenario parecía apropiada. “Tenemos cosas importantes que queremos lograr este año”, expresó. “Este año, haré algo en su cumpleaños y lo haré en público, aunque dentro de mi corazón, sigo deseando que sea un día tranquilo”.

El Museo Jackie Robinson tiene pautado su apertura en diciembre próximo. En el mes de septiembre, Sharon publicará su duodécimo libro, Child of the Dream (Hijo del sueño). Esta obra utiliza la Cruzada de los Niños de 1963 en Birmingham, Alabama con el fin de explorar su entendimiento del racismo y las relaciones entre etnias.

La Cruzada de los Niños causó que la atención de Estados Unidos se concentrara en el sofocante racismo presente en Alabama cuando niños de edad escolar marcharon durante dos semanas en Birmingham. Policías con palos en mano utilizaron perros e hidrantes de alta presión para atacar a los estudiantes.

La violencia mostrada en las pantallas de televisión obligó a la administración del presidente John F. Kennedy a tomar acción. Este libro reitera un tema constante dentro de cada libro infantil escrito por Robinson: la importancia de que los jóvenes consigan sus propias voces y se manifiesten a favor de la justicia y la equidad.

“La marcha infantil movilizó a todo el país porque fue televisada”, indicó Robinson, quien recuerda haberla visto desde la tranquilidad y seguridad de su hogar en Stamford, Connecticut.

La marcha representó una revelación para Robinson. Si bien se encontraba a salvo del racismo lleno de furia que vio presente en Birmingham, Robinson y sus hermanos se enfrentaron a una clase de racismo más perniciosa en el Norte de Estados Unidos y su comunidad pudiente de Stamford.

“No entendía que el racismo sutil seguía siendo racismo”, expresó. Ella y su hermano experimentaron intolerancia, aunque nunca hablaban al respecto. “No marchábamos. Nadie nos impedía ir a la escuela. No comprendíamos cómo esto repercutía en quienes éramos y nuestras autoestimas”.

La Cruzada de los Niños en Birmingham ayudó a acercar una realidad irritante: Sin importar si se es negro y pobre o negro y pudiente, probablemente terminarás afectado por el racismo.

La vida de su padre fue testimonio de cómo enfrentarse a este fenómeno y asumir la lucha contra él.

“Cuando hablo con los niños, siempre me concentro en cómo encontrar la voz propia; nunca había sido tan crítico como hoy en día”, expresó. “Lo que me emociona con respecto al periodo actual es ver cómo las mujeres están expresándose, cómo los niños se expresan en contra de la violencia de la cual son testigos y experimentan de primera mano”.

No existe otro sitio en el cual esta inconformidad ha sido más evidente que en el mundo deportivo, en el cual muchos jóvenes atletas de origen afroamericano han alzado sus voces en señal de protesta.

Robinson afirma creer que su padre se sentiría identificado con un atleta como Colin Kaepernick, cuya protesta durante el himno nacional de los Estados Unidos que comenzó en 2016 resultó en su destierro por parte de la NFL que le ha impedido volver a jugar fútbol americano profesional.

En 1968, Robinson se expresó en defensa de los corredores norteamericanos Tommie Smith y John Carlos en medio de las consecuencias de su manifestación en el podio de vencedores durante los Juegos Olímpicos de México cuando alzaron sus puños en plena interpretación del himno nacional.

“Pienso que él sería muy solidario con el activismo mostrado por los atletas porque eso era lo que estaba buscando cuando viajaba con el movimiento de los Derechos Civiles”, afirmó. “Intentaba que otros atletas se le unieran. Sólo lo acompañarían los boxeadores”. Floyd Patterson se unió a Robinson en Birmingham y Joe Louis también lo apoyó.

“Siempre se sentía decepcionado del hecho que más atletas no le apoyasen”, indicó Sharon.

Esta celebración que abarcará todo el año no debería distraer la atención del público con respecto al significado poderoso y predominante del legado de Jackie Robinson. La diversidad importa. La búsqueda de la diversidad fue la esencia del dolor, sufrimiento y sacrificios hechos por Robinson cuando éste inició la destrucción del muro racial en el Béisbol de las Grandes Ligas.

La diversidad, tal y como Major League Baseball reafirmará, ha sido esencial para el crecimiento y prosperidad de este deporte. El béisbol ha constituido una presencia global precisamente gracias al proceso puesto en movimiento por Robinson hace más de siete décadas.

“Es sumamente crítico que, como norteamericanos, adoptemos la belleza de nuestra diversidad”, expresó Sharon Robinson.

“Quiero que meditemos con respecto al hecho de que la lucha por la igualdad continúa en este país”, indicó. “En la era de mi padre, el mundo se dividía en blanco y negro. Hoy en día, se trata de un mundo global”.

“Durante un tiempo, celebrábamos la diversidad; pero ahora, las fuerzas nos conducen en la dirección opuesta; en la cual, la diversidad no es algo para celebrar sino una excusa para construir muros que nos impidan hacernos más diversos”.

En los siete años posteriores al deceso de su padre, Sharon Robinson experimentó un periodo de dificultad a la hora de asumir que su padre ya no estaba presente. Ella ha escrito libros sobre su padre en años posteriores y trabaja con Major League Baseball como parte de su iniciativa Breaking Barriers (“Rompiendo barreras”), hablando sobre los valores y principios impartidos por su padre con respecto a la superación de obstáculos.

“He superado ese duelo inicial”, afirmó. “Lo he aceptado, estudié su vida y la he compartido con otras personas, por ello, ahora es algo totalmente distinto”.

El año por venir representa una satisfactoria convergencia de todos los elementos que su padre representaba. Se inició la construcción del museo y se efectúan constantes reuniones para definir los contenidos a exhibir en su interior.

“Es algo emocionante”, expresó. “Comprendes que se trataba de un personaje público y ahora tendremos un monumento físico en su honor que estará vivo y activo y ayudará a los niños a comprender temas importantes, como las relaciones entre razas”.

Su padre se mantiene como un poderoso recordatorio de la diversidad que ha hecho grande a Estados Unidos. “Su legado radica en que la lucha continúa”, indicó Sharon. “Ese mensaje necesita seguir siendo escuchado y asimilado, hoy más que nunca”.