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El primer partido de béisbol en México, una historia que supera la ficción

La historia tiene capítulos increíbles, que muchas veces debemos revisar un par de veces para entenderlos, tal es el caso del primer partido de béisbol en México, un deporte que llegó en medio de la guerra contra Estados Unidos a mediados del siglo XIX.

Esto ocurrió durante la intervención estadounidense en México, una guerra que duró de 1846 a 1848, luego de la caída del Puerto de Veracruz, las fuerzas norteamericanas avanzaron hacia las montañas en camino a la Ciudad de México, siguiendo la ruta que recorrió Hernán Cortés durante La Conquista.

El trayecto del ejército encabezado por Winfield Scott lo llevó hasta Cerro Gordo, Veracruz, paso obligado para llegar a Xalapa. En ese lugar, Antonio López de Santa Anna esperaba listo para la batalla.

Antes de continuar, hay que dar un poco de contexto sobre la figura de Santa Anna, quien perdió la pierna izquierda durante la Guerra de los Pasteles contra el ejército de Francia en 1838, luego de recibir un cañonazo.

Así que, desde entonces, Santa Anna tuvo que utilizar una prótesis para poder caminar. Este hecho es muy importante para esta historia.

Retomando, la estrategia de Santa Anna en la batalla era hacer creer a los norteamericanos que iban a emprender la retirada en Cerro Gordo para obligarlos a perseguirlos y así enfrentar un ataque sorpresa de la caballería mexicana, que era una unidad de élite en la época.

Sin embargo, Santa Anna fue traicionado por miembros de su ejército que mostraron un camino oculto a las fuerzas de Scott para atacar a los mexicanos por la retaguardia.

Con esto, la estrategia de Santa Anna fue obsoleta y tuvo que retirarse realmente al ser sorprendido por los contrarios, dejando en el campo de batalla una carreta con sus pertenencias... incluyendo una pierna protésica, marcando la derrota para los mexicanos el 18 de abril de 1847.

La pierna, junto al resto de las pertenencias, fue capturada por el ejército de Scott, que avanzó sin resistencia hasta Xalapa.

Al siguiente día de su victoria, los norteamericanos llegaron a la capital veracruzana, donde se establecieron en la zona que hoy en día ocupa el Parque de los Berros, una de las áreas verdes más características de Xalapa.

Allí, festejaron con la pierna de Santa Anna como un trofeo de guerra y sin más comenzaron a arrojar objetos y batearlos con ella, jugando el primer partido de béisbol en la historia de México hace 173 años, a pocos metros del lugar donde tiempo después se jugó el primer partido de fútbol americano en el país.

Thomas Phillip Terry recopiló el testimonio en su "Terry's Guide to Mexico: Handbook for Travellers" en 1909, describiéndolo como uno de los tres puntos de interés en Xalapa.

"Cuando el guía local esté perplejo por encontrar algo que le interese al visitante, señalará la casa en la que nació el presidente mexicano Sebastián Lerdo de Tejada; la casa ocupada por el mariscal [François Achille] Bazaine cuando con sus tropas francesas se retiró de la capital y dejó a Maximiliano a su suerte; y el lugar donde los soldados americanos, bajo las órdenes de Scott y [William J.] Worth, jugaron béisbol [en 1847] con la pierna de madera capturada [por el cuarto regimiento de Illinois] del general Santa Anna", señala el libro en su página 506.

La guerra siguió su curso y terminó con la toma de la Ciudad de México, después de la batalla en el Castillo de Chapultepec, en la que cayeron los Niños Héroes.

La pierna de Santa Anna se fue con el ejército y actualmente es exhibida en el Museo Militar del Estado de Illinois en Springfield e incluso ha sido objeto de disputas, tanto con México como con museos de Texas.

Recientemente, el teniente coronel Brad Leighton, director de asuntos públicos del departamento de asuntos militares de Illinois, dejó en claro que la pierna no se moverá del museo a pesar de la intención del gobierno de México por recuperarla.

"Para nosotros no es negociable", declaró de acuerdo al Journal Star. "Dicen que quieren iniciar una conversación. Esa conversación se ha tenido antes. No estamos interesados en una conversación. La respuesta es no. La pierna está donde pertenece y se queda aquí".

Tal vez la pierna se quede en el museo de Springfield y nunca salga de allí, pero su herencia en México se mantendrá vigente cada ocasión que vuele una pelota hacia el plato.