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Llega el invitado no deseado a Atlanta, pero la fiesta continúa en Serie Mundial

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La última vez del pitcher bateando en Serie Mundial (6:10)

Béisbol con Café analiza las claves de cara al tercer partido entre Astros y Braves. (6:10)

ATLANTA -- El invitado menos deseado llegó a la Serie Mundial para el Juego 3, la lluvia.

Desde muy temprano, la llovizna, que por momentos fue casi aguacero, se sintió en el área del Truist Park de los Atlanta Braves, donde se jugarán los siguientes tres partidos del Clásico de Otoño.

A diferencia del Minute Maid Park de los Houston Astros, el estadio de los Braves carece de techo, así que la lluvia frenó por completo la práctica de bateo y calentamiento de los peloteros de ambos equipos que están empatados en la lucha por título de las Grandes Ligas 1-1, antes el Juego 3.

Para buena fortuna del Rey de los Deportes, a lluvia cesó prácticamente minutos antes de la presentación de los equipos, en la que sorprendió la ovación de pie para el manager rival, Dusty Baker, quien fue ovacionado de pie por más de un minutos, en honor a que su carrera como pelotero comenzó en esta ciudad.

Pero a los que fue incapaz de detener y ni modificar en sus planes fue a la ferviente afición de los Braves, que desde muy temprano hicieron presencia en la zona y en particular en el centro de entrenamiento situado en la plaza principal del Truist Park.

“Aquí hemos estado desde muy temprano, sin importar el pronóstico del agua porque esto no sucede todos los días”, dijo Ricardo García, un aficionado puertorriqueño que vive en Atlanta hace más de 10 años. “El ambiente va a estar bueno y aquí estamos para apoyar”.

Música de diversas bandas musicales que tocaron en los dos escenarios instalados, bares y restaurantes abiertos desde temprano, gente buscando boletos y algunos tratando de revenderlos, y sobre todo, mucha alegría entre una inmensa mayoría de aficionados de los Braves fue el común denominador.

La entrada a las tiendas de mercancía del estadio era lento y limitado, con respecto a la cantidad de personas que querían ingresar. Las filas afuera daban vuelta a las esquinas, Los gobiernos de la ciudad y estatal advirtieron que habría cero tolerancia para aficionados problemáticos, empujados por la “alegría líquida” que “proporciona” la venta de cerveza que empezó al menos desde seis horas antes del primer pitcheo.

Varios cientos de policías y agentes de seguridad suspendieron de manera obligatoria vacaciones y días libres para cuidar que este fin de semana las celebraciones de la Serie Mundial que regresa a esta ciudad por vez primera desde 1999 se lleven a cabo sin sobresaltos en todos aspectos.

La organización de los Braves hizo un llamado desde el jueves para que la comunidad en general y en particular sus aficionados con ingreso al estadio vistieran de rojo para que los Astros y la gente que los apoya sintieran presión desde el principio.

El Himno Nacional estadounidense fue entonado por la multipremiada Zack Brown Band, liderado por el oriundo de Atlanta Zac Brown.

Este fue el primer partido de Serie Mundial en el Truist Park, que se inauguró en el 2017, y en Atlanta desde 1999.

“Todavía no me cae el golpe de que estamos jugando una Serie Mundial y menos en casa”, dijo el primera base de los Braves, Freddie Freeman, quien está en su temporada 11 de Grandes Ligas, todas con el mismo equipo.

Sólo algunos en realidad bravos aficionados de los Astros hicieron el viaje desde Texas hasta Atlanta.

“Yo primero fui de McAllen a Houston, donde estuve en los dos partidos”, comentó Juan Reyes. “Aquí viene a hospedarme en casa de un tío y quería ver si entraba. Pero los boletos están tan caros que voy a tener que quedarme afuera sólo a disfrutar del ambiente”.