Ferrari viene de años sombríos, atraviesa un presente oscuro y apunta a un futuro tenebroso. Desde Maranello apostaron por cambios profundos, tanto que removieron a Mattia Binotto de su cargo de director general para reemplazarlo por Frédéric Vasseur. Descabezaron el departamento de diseño, de estrategia de carrera, pero las cosas no mejoran. Y el GP de España, que se vive por Star+ (no incluye México) fue un golpe durísimo para las esperanzas de los tifosi de volver a tener a los autos rojos peleando bien arriba: Charles Leclerc se quedó afuera en la Q1 y 19º.
“¿Estamos afuera, verdad? Es increíble”, fue el agrio mensaje que lanzó por radio el monegasco después de que la Q1 ya se había convertido en una barrera infranqueable. Durante la tanda se quejó de problemas en el tren trasero de su SF-23, que los mecánicos no pudieron solucionar. Sobre el cierre de la Q1, ocupando los puestos de eliminación, fue a boxes con el tiempo justo para salir a buscar otro registro, pero debió parar en el control de pesaje de los comisarios técnicos de la FIA. Rogaba porque se apuraran. Nervios, tensión. Finalmente logró salir, cerró su vuelta y se metía entre los 15. Pero su marca no era buena y poco a poco fue cayendo hasta quedar 19º.
La decepción de Leclerc fue notoria al bajarse de su auto. Se enfrentó a la prensa con ojos llorosos. Tan abatido se lo veía que preocupó al paddock cuando se dirigió al centro médico del trazado de Montmeló. Finalmente, se trataba de un rutinario control de dopaje. Si la prueba buscara enojo y tristeza daría positivo, sin dudas.
Carlos Sainz sacó la cara por la Rossa con su segundo lugar, para alegrar al público español que fue a ver la victoria 33 de Alonso y deberá cambiar la ropa verde por la roja para la carrera, porque el asturiano quedó noveno. Pero Ferrari no se acomoda. Acumula 17 Grandes Premios sin ganar (desde Austria 2022) y ni siquiera los cambios ayudan. Para la competencia catalana, los ingenieros de Ferrari pusieron un flamante paquete aerodinámico para tratar de acercarse a Red Bull, con nuevos pontones que siguen la línea usada por los autos de la empresa de bebidas energizantes. El resultado de Leclerc fue un puñetazo de realidad. Otra temporada oscura para único equipo con presencia perfecta en todos los Mundiales de Fórmula 1. El monegasco cerrará en este ejercicio su quinta temporada vestido de rojo. Su futuro comienza a ser un dilema, principalmente por su frustración. ¿Tendrán fuerzas para seguir?