Zandvoort recibirá por 32ª vez a la Fórmula 1 para la disputa del GP de Países Bajos, 14ª fecha del ejercicio 2023, que significará el retorno del Mundial tras las vacaciones y que se vivirá por Star+ (no incluye México). La pista neerlandesa tuvo su bautismo en 1948, dos años antes del nacimiento de la Fórmula 1, pero el arranque de su construcción fue en tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
Zandvoort es un pequeño municipio costero, de 44,34 km², de la provincia de Holanda Septentrional que en la década del 30 del siglo pasado era el lugar elegido en el verano por la alta alcurnia y el jet set para vacacionar. En plena época de apogeo de los Grand Prix, la prehistoria de la Fórmula 1, el alcande Henri van Alphen entendió que tener un trazado para organizar competencias de automovilismo otorgaría un gran envió para recibir más turismo. Van Alphen insistía en tener un autódromo, es decir, un recinto destinado a las carreras, pero los altos costos fueron una bofetada a sus planes y debió conformarse con una pista urbana, de 2.284 metros de extensión, ubicado en el norte de la ciudad y en la que se celebró una carrera el 3 de junio de 1939, que quedó en la historia como la primera carrera de deporte motor en Países Bajos. Manfred von Brauchitsch, con un Mercedes-Benz W154, sería el vencedor. Pero Van Alphen seguía con la idea de un autódromo.
Apenas tres meses después, el 1 de septiembre, los planes del alcalde y de la humanidad en general se pusieron en pausa: Alemania invadía Polonia y comenzaba la Segunda Guerra Mundial. En 1940, Hitler invadió Países Bajos y los germanos se apoderaron del país. Rápidamente, la decisión de los altos mandos nazis fue arrasar con toda la zona costera, llena de hoteles y lugares turísticos, para dejar todo sumido en escombros y evitar ataques enemigos desde ahí. Van Alphen, destituido de su mando de alcalde, les planteó a los jerarcas que ocupaban Zandvoort la idea de construir vías de comunicación asfaltadas entre los diferentes puestos de defensa y, que, además, serviría al final de la guerra para los desfiles que harían como celebración. Una forma de alimentar el orgullo de los nazis para que aprobaran el proyecto, y así evitar que muchos sus coterráneos fueran enviados a Alemania a trabajar en campos de concentración y se quedaran en Zandvoort para la construcción del camino. Todo partiría de una recta principal que iría pegada al mar, que llegaría directamente al pueblo.
Para el trabajo, fueron utilizados los escombros de los edificios destruidos por los nazis. Esa vía principal sería, poco tiempo después, la recta principal del autódromo de Zandvoort. Las necesidades alemanas, en pleno retroceso, frenaron las obras en 1942. Finalizada la Segunda Guerra, en 1945, Van Alphen, tozudo, siguió con su idea del finalizar el circuito permanente. Pero el exalcalde no escatimó esfuerzo y recibió el apoyo del Real Automóvil Club holandés y la Real Asociación Motociclista Neerlandes. Pidieron consejo a los británicos, se realizaron los enlaces finales de las curvas y los tramos que desembocaban en los puestos de defensa de las fuerzas armadas alemanas, con esa recta principal y el autódromo estaba listo. Faltaban detalles, pero, claro, conseguir financiamiento en plena época de reconstrucción de Europa, era difícil. Con el apoyo del príncipe Bernardo, un fanático del automovilismo, Van Alphen consiguió 300.000 florines para terminar la obra, que se inauguró oficialmente en 1948 con una carrera de Fórmula Libre, ganada por el príncipe Bira.
En 1950 nació la Fórmula 1 y en 1952 fue la primera visita de la joven categoría a Zandvoort, con victoria de Alberto Ascari con Ferrari. El italiano repetiría al año siguiente y Juan Manuel Fangio, en 1955, puso arriba a Mercedes (en 1954 no se disputó el GP). Desde 1958 hasta 1985 incluido, el Mundial corrió casi ininterrumpidamente en el trazado costero, salvo en la temporada 1972.
Luego llegaría un largo período de sequía. La Fórmula 1 se alejó de Países Bajos hasta que surgió la enorme y convocante figura de Max Verstappen. Las autoridades neerlandesas veían los autódromos con tribunas teñidas de color anaranjado y comenzó al proyecto de volver a figurar en la agenda mundialista. Pero, claro, era necesario remozar completamente el autódromo de Zandvoort, pero manteniendo su halo de trazado de la vieja escuela.
La tarea no era fácil, porque la pista está enclavada sobre dunas y su base es arena. Así, era fundamental encontrar la firmeza necesaria para que soportara la presión. Varias curvas se modificaron. Se subió ligeramente la 2. la tres se desplazó 16 metros, se la subió y se le agregó peralte. a la que se le agregó peralte. La 4 también se elevó. De hecho, apenas dos variantes de las 14 que tiene la pista son planas, todas las demás poseen peralte y hasta incluso doble peralte.
La clave está en la 14ª y última curva, que tiene un peralte de 18°, para hacerla a fondo antes de entrar en la corta recta principal de 648 metros. Los último 340 metros de la variante 14 prácticamente se unen a la recta, todo con utilización de DRS. También debieron mejorarse los accesos aledaños al autódromo y debió agrandarse la zona de paddock y boxes. Inalterables quedaron los nombres de las curvas, como la 1, que se llama Tarzán. Y sí, indirectamente el nombre llega desde el personaje que tuvo series de TV y películas. El terreno donde se emplazó el autódromo estaba lleno de huertos urbanos. Y allí, donde hoy es la primera curva de Zandvoort, estaba la plantación de un señor de gran envergadura física al que le decían Tarzán, muy en auge en los finales de la década del 40 del siglo XX. El hombre no quería saber nada con dejar su tierra por la pista, pero los encargados de la construcción le prometieron que la variante llevaría su seudónimo. Pasaron 75 años y allí sigue Tarzán.
La remodelación de la pista para la llegada de la Fórmula 1 tuvo su premio para los neerlandeses: Verstappen ganó en las dos ediciones del GP de Países Bajos que se disputaron desde el retorno al calendario. Y, claro, ya se entusiasman con que sean tres.