“Si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera”, escribió José Hernández en el Martín Fierro, allá por 1872. No estaría mal que los popes del equipo Mercedes recibieran una edición del libro que cuenta las andanzas del gaucho después del desastre que generaron Lewis Hamilton y Geroge Russell en la largada del GP de Qatar, 18ª fecha de Fórmula 1, temporada que se vive por Star+ (no incluye México).
La imagen de la primera curva del trazado de Losail fueron un flashback de aquel recordado GP de España de 2016, cuando Nico Rosberg y Hamilton terminaron de quebrar la amistad que tanto habían forjado desde la época del karting. El alemán y el inglés pugnaban por el campeonato y en el aire se sentía la tirantez entre los pilotos. El británico venía de lograr las coronas 2014 y 2015 y el alemán quería sí o sí emular a su papá Keke y ganar un título. La largada en Montmeló fue caótica para las Flechas de Plata. Lewis picó desde la pole, con Nico en el segundo cajón. Llegaron a la primera variante, se tocaron y allá partieron los dos, quienes debieron abandonar. Un dato de aquella competencia, que en ese momento quedó en un segundo plano: Max Verstappen se quedó con su primera victoria en la Fórmula 1.
Siete años después, Rosberg, finalmente monarca de 2016, llegó a Qatar como comentarista. Y el alemán habrá vivido un déjà vu al tener que analizar el toque entre la pareja de Mercedes-Benz. No hay que soslayar el contexto. El team alemán está en plena batalla por reverdecer laureles. Aquellos viejos tiempos de éxitos continuos son imágenes en sepia, mientras Red Bull y Verstappen se florean en cada fin de semana. Losail aparecía como una gran chance para las Flechas de luchar por el éxito, con Russell partiendo segundo y Hamilton, tercero. El heptacampeón llegó en Losail a 40 Grandes Premios sin ganar, su peor racha negativa en la categoría. La escudería con base en Brackley apostó por estrategias diferentes: Hamilton con neumáticos blandos y Russell, medios.
Vale explicar que las cubiertas fueron la vedette del fin de semana. Pirelli descubrió que todos los compuestos puestos a disposición de los equipos se rompían. El fallo estructural del neumático pasó a ser un tema de seguridad y, ante esto, la empresa italiana y la FIA dispusieron que nadie podía usar más de 18 giros el mismo juego de cubiertas. Carrera digitada, igual, carrera aburrida. De todas formas, Mercedes apostó por algo distinto con sus pilotos. Era una moneda al aire con el objetivo de volver a ganar (Russell, en Brasil 2022, fue el último vencedor de las Flechas).
Pero todo se terminó en la primera curva, como en España 2016. Hamilton largó mejor, emparejó a su compañero, quien le tiró su auto encima. Lewis aguantó, llegó por afuera a la primera variante y parecía que saltaría a la punta, porque estaba para superar también a Verstappen. Pero el siete veces campeón se cerró fuerte y el toque fue inevitable. Resultado: el W14 de Hamilton terminó clavado en la leca, con el neumático trasero derecho arrancado de cuajo. Y Russell, en trompo, con daños y la necesidad de pasar por boxes.
De entrada, Russell mostró su enfado por la situación. Un rato después, dio un discurso de disculpa. “Perdón, no estaba mirando para atrás. Estaba enfocado para adelante y Lewis apareció de la nada”. Una vuelta después, siguió: “Lo vi por las pantallas. Fui el sándwich”. Su ingeniero de pista le pidió que bajara la cabeza y pensara en la carrera. Y repentinamente apareció la voz de Toto Wolff, el director de Mercedes: “Ya está, George. Tratemos de hacer lo mejor posible”. La intervención del pope marcó claramente la gravedad de la situación por un detalle para nada menor: el austríaco no estaba en Qatar. Convaleciente por la operación de rodilla, seguía las acciones desde su casa de Suiza, mientras Jérome D’Ambrosio asumió la responsabilidad de dirigir al equipo en Losail. El llamado de Toto bajó la espuma rápidamente. Era necesario.
Minutos después, Hamilton dio su versión de la situación y contemporizó todo: “En el calor del momento no entendí realmente qué pasó, obviamente sentí un golpe detrás, pero no creo que George tuviera dónde ir. Estoy feliz de asumir la responsabilidad. Espero que George pueda anotar hoy”, dijo el heptacampeón.
Para Mercedes quedó el sinsabor de desaprovechar una enorme chance de ganar, pero Russell salvó la ropa con el cuarto lugar y los puntos importantes para la Copa de Constructores. Para Hamilton, al menos, la chance de seguir peleando por el subcampeonato de pilotos, porque Checo Pérez apenas fue noveno y no logró estirar tanto la ventaja. Puertas adentro, seguramente habrá una charla larga antes de la carrera de Estados Unidos. Algo que ya ocurrió allá en 2016.